“Trajecte ofrece acompañamientos más largos e integrales”

Hablamos con Clara Jorge Blanco, educadora del proyecto ‘Trajecte’

Por Marta Bach

¿Con qué palabra definirías el proyecto ‘Trajecte’?

Acompañar

 ¿Cómo explicarías el proyecto a alguien que no lo conoce?

‘Trajecte’ nació inicialmente para dar respuesta a necesidades de los y las jóvenes que habían formado parte de algún proyecto de la entidad y que, un tiempo después, habían vuelto a contactar para pedir apoyo en alguna necesidad concreta, como puede ser buscar una vivienda, trabajo, trámites administrativos, etc.

En su inicio estaba pensado para dar continuidad a los procesos iniciados por los chicos y chicas, pero ahora se ha consolidado como proyecto que ofrece acompañamientos más largos e integrales, más allá del paso que los y las jóvenes hacen por Punt de Referència y que finaliza a los 21 años. ¡Entendemos que estamos acompañándolos en el proceso hacia l emancipación y ésta no se da de un día por otro!

 ¿Cuántos jóvenes forman parte de ‘Trajecte’ en la actualidad?

Cada año, atendemos de media a unos 30 jóvenes. De manera simultánea apoyamos a 15 chicos y chicas. Los procesos son diversos: hay acompañamientos más puntuales (de 2-3 meses) y, otros, con un acompañamiento de largo plazo.

 ¿Ellos y ellas tiene la particularidad de tener que hacer una emancipación precoz y urgente, y a la vez, tienen un bagaje vital complejo, qué les ofrece ‘Trajecte’ para poder salir adelante?

Por un lado, damos respuesta a temas más prácticos: apoyo para encontrar vivienda, procesos de orientación formativa, documental. Pero, por otro lado, y quizás la parte más importante, está vinculada al proceso emocional: es muy importante que sientan que tienen al equipo de Punt de Referència con quien siempre pueden contar. Unas personas con las qué poder hablar cuando lo necesitan, cuando tienen dudas… Como en cualquier proceso de cambio, siempre hay incertidumbres, miedos… y sentirse acompañados y acompañadas les permite afrontarlo con más seguridad y menos angustia.

 ¿Todas las entidades que trabajamos con juventud tutelada y extutelada tendríamos que ofrecer un acompañamiento de larga duración?

Hay recursos de vivienda para jóvenes extutelados, pero no todos pueden acceder a ellos y, los que sí, tienen una duración determinada. En Punt de Referència, desde el proyecto ‘Trajecte’ queremos dar respuesta a la juventud que todavía está en proceso de emancipación y no cuenta con ningún referente educativo. Se trata de que puedan llegar a una vida autónoma con igualdad de oportunidades que los jóvenes que han podido tener el apoyo de referentes adultos y con los recursos materiales garantizados. Por eso, haría falta que el máximo de entidades que ofrecen recursos y acompañamiento sean de largo plazo porque así la juventud extutelada o en situación de vulnerabilidad tendrá más oportunidades.

‘Trajecte’ participa en el proyecto IMEX que está creando la figura del Referente de Emancipación. ¿Qué aportará al proyecto esta colaboración?

El tipo de acompañamiento y apoyo que ofrecemos a la juventud desde Punt de Referencia ha servido de modelo para la creación de la figura del Referente de Emancipación que se está promoviendo desde FEPA, integrado dentro del proyecto IMEX y que cuenta con el apoyo de los Fondos Next Generation. Hemos decidido sumarnos porque esta participación ha permitido que se pueda invertir tiempo, recursos y dedicación a validar y promover la nueva figura del Referente de Emancipación, un perfil muy necesario para la juventud en situación de vulnerabilidad o extutelado que está realizando un proceso de emancipación. El trabajo de construcción de este nuevo modelo se hace en el ámbito estatal y, cuando finalice, se habrá definido un proceso de acompañamiento de larga duración que trabaja en pro de la desinstitucionalización de la juventud.

¿Qué obstáculos te tienes que afrontar en tu día a día laboral?

La barrera que destacaría es compartida y tiene que ver con el sistema, es más estructural: la situación de vulnerabilidad de los y las jóvenes no es una condición propia de la persona, sino el resultado de unas políticas y de una parte de la sociedad que, en realidad, las vulnerabiliza. Y todo ello, hace que tengan más dificultades para poder acceder a una vivienda, tener un trabajo u obtener el permiso de residencia. Y, en definitiva, vivir en igualdad de condiciones y oportunidades que una persona que no ha hecho un proceso migratorio o que no sea racializada. También es cierto que no todos los jóvenes de Punt de Referència son migrantes, pero sí que han pasado por el sistema de protección, pero en el caso específico de ‘Trajecte’, actualmente, todos han vivido un proceso migratorio.

 ¿El compromiso es una de las herramientas educativas que utilizáis?

Sí. Siempre hace falta un compromiso y que el/la joven forme parte de la construcción del plan de trabajo y de los objetivos que quiere lograr sin perder nunca de vista sus demandas, deseos e intereses.

 ¿Así, se podría decir que ‘Trajecte’ ha nacido de la observación y de poner a los jóvenes en el centro?

Siempre es mejor que todos los procesos de cambio de etapa se puedan hacer en compañía. Cuando la red de apoyo y la comunidad no puede dar respuesta a esto, las administraciones públicas tienen que ser las responsables para que este proceso se dé con seguridad. Ahora está muy presente el uso del término “salud mental”, que es un concepto más clínico, pero, sea como fuere, se tiene que poner el foco en los procesos emocionales, y contribuir a que estos cambios no se hagan en soledad. Nosotras trabajamos desde el vínculo, desde sentirse acompañada. Es una parte muy importante, no sólo es el apoyo en busca de trabajo o a hacer un trámite educativo, sino un “estoy contigo haciendo este proceso”.

¿Hace 4 años que trabajas con el colectivo de jóvenes extutelados, qué diferencias ves respecto al pasado? ¿En qué ha cambiado su realidad? ¿Para bien o para mal?

Ha habido una mejora documental a raíz de la modificación del Reglamento de Extranjería que les ha facilitado la obtención del permiso de residencia. Esto ha allanado el camino, pero queda mucho por hacer, porque la Ley también tiene carencias. De hecho, que haya una Ley específica que diferencia el acceso a derechos entre las personas que han nacido en un territorio y tienen la nacionalidad y las personas migrantes, genera una desigualdad estructural.

A raíz de una gran llegada de jóvenes migrantes en el territorio (entre los años 2017 y 2018) se generaron situaciones de racismo y rechazo que han generado discursos de odio y ha sido necesario crear un “contradiscurso” y generar un debate en el espacio público. Pero, también hay que tener presente que se han dado ciertas resistencias y han aumentado las políticas de extrema derecha a las cuales tenemos que estar muy atentas para dar una respuesta contundente.

¿Qué te ha aportado personalmente este trabajo?

Sobre todo, aprendizaje. Tanto profesionalmente como personalmente, aprender a acompañar en situaciones muy complejas y saber identificar cuáles son las cosas importantes cuando se trabaja con personas. Y también me ha ofrecido aprendizaje de cómo funciona el sistema, que hay que continuar reivindicando cambios sociales y políticos, además de saber los puntos donde hacer más incidencia para que haya una auténtica transformación que promueva más justicia social.

Si tuvieras que quedarte con un recuerdo o explicar una anécdota de estos años…

Podría explicar muchas, algunas más difíciles, por lo expuesto antes, y otras muy bonitas. Ahora, recuerdo un día que organizamos una excursión con la juventud del proyecto en el Poble Espanyol y, antes de acceder, hicimos una comida todas sentadas en el suelo, con comida compartida. Fue un momento muy y muy bonito, y me quedo con este.

Historias de mentoría: conoce a Isiaga y Leticia

Issiaga y Leticia explican riendo que nunca jamás se hubieran conocido. Que era imposible que sus caminos se cruzaran. Esta es la magia del proyecto Referents. Dos personas que nunca coincidirían de manera natural acaban estableciendo un vínculo de confianza, una relación única, que se cuece a fuego lento, con tiempo y dedicación. Son una de las parejas del proyecto Referents.

En solo 5 meses que hace que se conocen, Issiaga ha visitado más museos que cualquier joven de su edad y, probablemente, que muchos de nosotros. “Hemos ido al Museo de la Música, al Museo Picasso, al del Diseño y al Etnológico y de Culturas del Mundo (MUEC). Ah… y también al Museo Torre Balldovina en Santa Coloma de Gramenet. Leticia es una gran buscadora de museos”, explica riendo. “Ella me lo propone y decidimos juntos”.

También han andado. Mucho. Kilómetros y kilómetros por Barcelona y por el Parque fluvial de Santa Coloma de Gramenet. Momentos para compartir. “Andando se conoce mucho la gente y aprovechamos para hablar”, dice Leticia. “Al principio yo pensé: ya veremos qué tal funciona… Pero ahora todo es fácil. Nos hemos explicado muchas vivencias, de buenas y de malas. Y hemos conectado”.

La energía transformadora de la mentoría social

Leticia comenta que, después del estallido de la Guerra de Ucrania, se planteó hacer voluntariado. Todo apuntaba que acabaría acompañando personas refugiadas de este país. Pero buscando encontró el web de Punt de Referència y le pareció una propuesta interesante. “Tengo que reconocer –argumenta– que no había oído hablar nunca de mentoría social. Pero, como tengo hijos jóvenes, he vivido y les he acompañado en el paso de la adolescencia a la juventud y te das cuenta del papel que puedes hacer”. Preguntó a personas del sector si Punt de Referència era una entidad seria: “Y todo el mundo me dio muy buenas referencias –explica–. Y realmente es así porque sois grandes profesionales. Hacéis un gran trabajo, pero, además de manera muy profesional”.

La fuerza de la sonrisa

Juntos reviven el primer día que se conocieron. “Vine al local de Punt de Referència, porque  Marina, la educadora del proyecto Referents, me llamó para que conociera a mi mentora”, recuerda Issiaga. “Nos dejaron solos en una sala. Para mí es importante la manera cómo me comunico con la gente y creo que con la sonrisa me va muy bien. La conocí y pensé que era buena persona y podía seguir con ella. También es verdad que me venían muchas cosas a la cabeza: ¿qué haré con ella?”. Por su parte, Leticia, lo vivió “ilusionada, pero también con una incertidumbre de cómo irá todo. Yo no sé qué puedo aportar, pensé. Si sabré qué hacer… Llamé a Marina para explicarle”.

La figura de Marina Montoya es la tercera pieza de este rompecabezas afectivo, el tercer vértice del triángulo que permite que la mentoría social pueda funcionar. Un triángulo dibujado entre la persona mentora, la juventud y la persona del equipo educativo. Marina hace de bisagra entre las inquietudes y necesidades de Issiaga y también las de Leticia. “La relación establecida entre ellos dos es la muestra que el vínculo, la confianza y el hecho de reconocer al otro tiene un gran poder para transformar realidades. La afectividad, el reconocimiento y la confianza son herramientas contundentes de empoderamiento en el camino hacia la emancipación de todos los chicos y chicas”, explica Marina.

Después de más 150 días apoyando a Issiaga, Leticia recomendaría al 100% vivir la experiencia: “Vale mucho la pena. Es gratificante y, a la vez, te enriquece como persona. Aprendes a mirar con otros ojos y a entender los procesos migratorios, acercándote a otras realidades. Y también tengo que reconocer que es muy intenso emocionalmente. Mucho más del que pensaba”.

Una vida de superación

Según datos de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia, en Cataluña hay más de 7.700 niños y jóvenes tutelados. El sueño que supone hacer los 18 años y ser mayor de edad, para ellos y ellas, supone tener que dejar de contar con este apoyo y afrontar la emancipación de manera repentina y, muchas veces, sin poder tener la familia cerca, sobre todo, para jóvenes migrados como Issiaga.

Él tenía una red social débil y nada de conocimiento del entorno cuando llegó aquí hace dos años, cuando tenía 17, desde su país de origen, Guinea Francesa. Las trayectorias y orígenes de los jóvenes que migran solos son diversas y complejas. La de Issiaga es una historia de superación que se desencadena a raíz de la muerte de su madre. “Antes estudiaba, pero ahora estoy trabajando. Cuando pueda, mi objetivo es sacarme un Ciclo de Grado Superior. Leticia me anima a continuar trabajando y a estudiar”, dice sin perder su eterna sonrisa.

“La vida de Issiaga ha sido muy complicada si la comparo con la de mis hijos –reflexiona Leticia– que tienen comodidades y todo es más fácil para ellos. Esto me ha hecho pensar que, a veces, no valoramos nada de lo que tenemos. La suerte es que veo que, ante una situación difícil, Issiaga sabe salir adelante. Es valiente, si no lo fuera, no estaría aquí. Es una persona fuerte, con ganas de aprender y con las prioridades claras, porque él me pregunta, pero tiene siempre las prioridades claras”.

Issiaga escucha atento y habla sin perder su sonrisa infinita. “He empezado a cambiar y continuaré haciéndotelo. Quiero vivir aquí porque es aquí donde estudiaré”. Y lo tiene clarísimo: “Saldré solo del país para hacer turismo y conocer lugares nuevos como el día que paseé por el Parc de les Aigües con Leticia y vi los límites de Barcelona, el mar y el color verde del bosque. ¡Me encantó!”.