Lo que siempre has querido saber de los pisos asistidos

Hace tiempo que nos apetece abriros las puertas de los pisos asistidos. Hoy nos hemos sumado a una de las reuniones periódicas del equipo de la vivienda, para mostraros a fondo cómo funciona la tarea de educadora en los proyectos de la vivienda, cuáles son sus retos y sus preocupaciones en el día a día acompañando la emancipación de los jóvenes.

De izquierda a derecha: Sara (estudiante en prácticas en los pisos asistidos, Marta, Tere y Coral (técnicas de los pisos asistidos)

 

La reunión ha empezado por una ronda en la que la educadora de cada piso comparte la situación de los jóvenes que requieren más atención. Analizan la situación de jóvenes que en su día, antes de entrar a vivir al piso, tuvieron un encuentro con las mismas educadoras con las que acordaron su plan de trabajo individualizado. Este plan, que también es revisado y firmado por el Área de Apoyo al Joven Tutelado y Extutelado, prevé unos objetivos para cumplir a 6 meses vista mientras el/la joven convive ya en el piso, y se revisa y renueva por períodos similares hasta los 21 años, en que finaliza el acuerdo de estancia en los pisos. ¿Y después qué? Éste será el tema de otro artículo.

 

¿Qué necesitas? Apuesto por tí

De la reunión, rápidamente se destaca el hecho de que los jóvenes se encuentran en momentos diferentes y piden, cada uno, un acompañamiento con mucha intensidad y en ámbitos distintos. Por ejemplo, mientras hay un/a joven con dificultades para esforzarse con los estudio, otro necesita ayuda para supervisar su economía, o no sabe qué hacer cuando está enfermo. Para cada caso, la educadora valora el nivel de seguimiento que la persona necesita para progresar hacia una emancipación plena, en la que los/las jóvenes acaben siendo los únicos responsables de su camino.

 

 

¿Qué se pide a cambio? Respeto, confianza, compromiso y sinceridad

La relación entre jóvenes y educadoras de los pisos asistidos es de una gran intensidad. Cada día los/las jóvenes reciben la visita de su educadora, quien supervisa que cumplan todas las tareas que suponen mantener un hogar digno y se pone al día con todo lo que les preocupa. Este contacto permanente (sumado a las conversaciones constantes vía whatsapp, llamadas o tutorías en la oficina de Punt) hace que las relaciones se cuiden especialmente, ofreciendo también el apoyo emocional que a menudo es el más necesario.

La felicidad ha llegado a media reunión cuando Marta ha explicado que un joven, después de meses batallando, ha conseguido tramitar el NIE. Y es que cuando una educadora ha podido contar con la confianza, el compromiso y la implicación de la persona joven, al llegar los buenos resultados, la alegría compartida se multiplica.

 

La importancia del grupo

Más allá de establecer su proceso de emancipación individual, no olvidemos que los/las jóvenes comparten el hogar en grupos de 4. El funcionamiento del grupo influye inevitablemente en los roles que se establecen dentro del piso y en el estado emocional de cada joven, por este motivo otra tarea muy importante de la educadora es procurar que se establezcan vínculos sanos y referentes positivos entre los mismos jóvenes y que puedan compartir un espacio donde convivir sin conflictos.

El grupo también es importante en el equipo de profesionales del proyecto de la vivienda, por este motivo Tere, Coral, Marta y Sara comparten, en una reunión como la de hoy, herramientas y consejos para seguir acompañando a los jóvenes de los pisos de la mejor manera posible.

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