¡Los jóvenes y las personas mentoras ganan confianza!

Hace cuatro meses, 39  parejas iniciaron su relación de mentoría. Las parejas ya han consensuado los objetivos de la relación. Los jóvenes y el voluntariado tienen la oportunidad de aprender y crecer en este vínculo bidireccional.

Las relaciones de mentoría son únicas, al igual que las personas que las conforman. Por ello, los primeros contactos a través de paseos y conversaciones cotidianas permiten generar un ambiente cómodo desde donde construir un vínculo sólido, a través del cual las personas mentoras se convierten en figuras de referencia para los jóvenes.

Además, en esta etapa es esencial acercarse a la juventud desde su realidad, respetando sus intereses y necesidades. En este sentido, las parejas de mentoría ya han elaborado sus planes de trabajo, definiendo objetivos tanto para la juventud como para las personas mentoras, quienes también tienen la oportunidad de aprender y crecer en esta relación bidireccional.

El voluntariado ha compartido sus primeras impresiones, miedos y descubrimientos en los espacios de seguimiento grupal. Un lugar de apoyo y escucha colectiva que va más allá del seguimiento individual por parte del equipo técnico. Este intercambio enriquece la experiencia y refuerza la red de apoyo tanto para las personas mentoras como para la juventud.

El equilibrio entre llevar el liderazgo de los encuentros y dar espacio a las propuestas de los jóvenes es fundamental para el éxito de la mentoría. A medida que se han ido desarrollando las relaciones, también se han identificado aquellas parejas que, por diferentes motivos, no han podido continuar con el proceso. En este marco, las parejas de mentoría siguen avanzando con una base más sólida, preparadas para seguir compartiendo experiencias, aprendizajes y camino juntas.