“Vivir con una familia me permite tener una casa y sentirme bien, no como cuando vivía en pisos de alquiler”
HISTORIAS DE ACOGIMIENTOS
Vivir en familia es protección y cuidado. También, una cuestión de derechos. Vamos hasta Sant Cugat del Vallès a conocer Kike y Susi que, desde hace 3 meses, han acogido a Karim (nombre ficticio), un joven de Punto de Referència nacido en Marruecos y que llegó a Barcelona hace cerca de 2 años. Los tres forman parte del Proyecto Acoge que permite continuar acompañando a chicos y chicas de Punto de Referencia, de entre 18 y 21 años, pero con la especificidad de hacerlo con juventud migrada sin referentes adultos en el territorio.
“Karim es muy buen chico –explica Susi– Es risueño y alegre. Realmente es muy fácil convivir con él. Nos hemos adaptado todos muy bien a la nueva situación, él a nuestra familia (que se complementa con nuestro hijo Sergi y nuestra hija Judit, que ya no vive en casa) y nosotros en su rutina”.
– Karim, ¿cómo es Susi?, pregunto
– Pues Susi es un poco madre, dice riendo.
– Cuando le digo que vacíe el lavavajillas. Mi hijo tarda tres horas en hacerlo y Karim es más rápido, confirma también riendo ella.
Son conversaciones del día a día que puede tener cualquiera de familia. Y las costumbres y hábitos domésticos propios de la convivencia. “Susi es un poco madre –nos confirma Karim-. Me pregunta: ¿Has comido? ¿Cómo estás? Y esto es muy guay. Lo que puedo decir es que son una de las mejores personas que he conocido aquí. Y no son bastantes…”, se sincera. Mientras, hace una lista mental de las ventajas que para él supone no estar solo. “Vivir con ellos me permite tener una casa y sentirme bien. Me siento mucho mejor, no como cuando vivía en pisos de alquiler. Literalmente, son dos cosas muy distintas. Con ellos estoy acompañado y me siento más cómodo. Me tratan superbien. Y sus hijos, Judit y Sergi, también”.
Ser resiliente, una de las claves
Ahora bien, según Kike, si hay algo que define a Karim es que es resiliente. “La clave es ser flexible ante las cosas que le van pasando. Sino es difícil avanzar en situaciones que no sólo son complicadas sino inciertas”.
Kike hace poco más de dos años que conoció Punt de Referència haciendo de mentor y esto le abrió los ojos a una nueva realidad. Un tiempo después, ha querido participar en el proyecto Acull. “El hecho de conocer Punt de Referència te hace perder las dudas y miedos y te ayuda a tomar la decisión con más confianza porque ves que hay jóvenes que necesitan ayuda. Por encima de todo, valoro mucho que existe un acompañamiento. Esto da seguridad. Si hubiera improvisación y esta monitorización no existiera creo que no lo habríamos hecho”.
Susi confirma que hacer una acogida «te llena mucho». “Yo soy la misma de siempre –asiente, pero ahora veo y convivo con otras realidades. Tener a Karim en casa te enriquece en muchos aspectos y te aporta conocer una cultura diferente. El otro día fuimos a degustar comida de su país. Realmente, convivir siempre te aporta cosas”.
Un día a día como el de cualquier joven
Karim es contundente respondiendo que cuando estaba en Marruecos, nunca imaginó que migrar a otro país sería así: “Pensaba que al llegar encontraría un trabajo rápidamente. No pensaba en estudiar. Sólo al trabajar. Y ahora creo que debo estudiar porque debo tener herramientas”. Desde hace tres meses, ocupa la habitación de Judit, que ya se ha independizado. En un momento de encuentro, les ha explicado que tiene un anciano de 105 años. “A mi familia de Marruecos les hablo de ellos para que estén tranquilos. Yo soy el pequeño de cuatro hermanos y soy un poco el mimado”, ríe.
Su día a día es intenso. “Cada mañana voy al gimnasio. Luego almuerzo en casa. Yo como mucho –Susi me entiende y siempre dice si quiero más, puntualiza-, después voy hasta Montcada i Reixach a estudiar el Grado Medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia. Y también estudio, paseo, salgo con mis amigos en Barcelona los fines de semana…”.
Vivir con una familia es un factor más que ayuda a Karim al arraigo en el territorio. «Sant Cugat me gusta mucho», asiente. “Al principio me costó porque más me gustaba Barcelona, pero con el tiempo prefiero vivir aquí porque es más tranquilo y hay montaña. Si puedo, me quedaré a vivir. Ya veremos”.
Kike y Susi son unos auténticos embajadores del trabajo de Punto de Referencia. “Yo me implico en temas sociales –dice Kike– para poder devolver la suerte que hemos tenido. Antes hacía cosas más locales pero menos potentes. Colaboraciones con un riesgo bajo: todo el mundo puede dar clases, todo el mundo puede ayudar a jóvenes y adultos a realizar un currículum… Pero tener a Karim es una implicación muy fuerte. Mucha gente se queja y dice que deben cambiarse las cosas, pero nadie hace nada”.
Salvar barreras y prejuicios
Una de las formas de difundir el proyecto Acull es cuestionarse temas. “Yo a los amigos les hago preguntas: ¿Te gusta todo como está? ¿Cambiaras algo? Y la última y más contundente: y tú, ¿qué estás haciendo?”.
La Susi i el Kike coincideixen en el fet que encara hi ha molts prejudicis socials. “Ens ha passat que parlem del tema amb gent del nostre entorn i et diuen ‘sembla un nano normal’, una frase realment molt bèstia. I es queden tan amples. Aquestes són les barreres que fa que una persona que té 150 metres quadrats de casa digui que no té espai. El que realment passa és que té unes altres barreres mentals”. Al final, afirmen els dos: “És un tema de confiança i de convivència. Tant de bo convencem a més gent que faci un acolliment d’un/a jove migrant. Els discursos polítics que van i venen no ens ajuden… Al final, han de prevaldre les conviccions de la gent”.
Veient-los queda clar que la convivència és més que oferir una habitació. “Les cuines donen molt de joc… riuen. Potser el dia que estàs estenent junts la roba tens una conversa realment molt important…”.
Doncs això, rutines domèstiques, converses i riures, com una família qualsevol.
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