Fechas especiales y el deseo de volver a casa

En las calles de ciudades y pueblos ya cuelgan las luces de Navidad. Hay quien ya a salido a la montaña a buscar el tió y las tiendas y los centros comerciales han sido invadidas por un color que ilusiona y acapara a partes iguales. Los calendarios familiares se han activado y decenas de miles de personas hacen planes para los últimos días de diciembre y los primeros de enero. Aún y así, decenas de miles de personas tienen otras fechas señaladas para celebrar, para encontrarse, per hacer y recibir regalos. Entre ellas encontramos el Eid, una festividad que se celebra dos veces al año en diferentes fechas según cuando toque el Ramadán, separadas entre ellas por dos meses y diez días.

La primera fecha del Eid es una tradición musulmana que se celebra cuando acaba el Ramadan y que consiste a encontrarse con la familia durante tres días festivos y se hacen diferentes actividades a pueblos y vilas con la canalla. La segunda fecha, pasados dos meses y diez días, consiste en grandes celebraciones con la familia en las cuales se come carne, lo que nosotros conocemos como la fiesta del cordero. Socialmente, las dos fechas suponen un importante reencuentro familiar, hecho que implica muchos retornos al país de origen de personas que han migrado. Las nuevas tecnologías, pero, han facilitado que en caso de no poder viajar, por la situación burocrática, económica o de pandemia, se puedan dar largas videollamadas para celebrar estas fechas desde la distancia.

 

 

Este mes de diciembre hemos querido hablar de volver a casa, sea por el Eid o por Navidad, volver a casa es siempre un momento importante, tierno y difícil a la vez. Este año, pero, ha sido el primero que muchos de los jóvenes que migraron solos hacia el 2018, han podido reunir las condiciones necesarias para visitar la familia después de tantos años. Como han sido estos viajes?

 

Said nació en Larache, Marruecos, es el pequeño de cuatro hermanos y llegó en el estado Español el 2018 cuando tenía 16 años. Un mes después, habiendo pasado por un centro de menores en Arcos de la Frontera, se traslada en Cataluña y entra a vivir en un centro de Martorell. El año 2019 acabó los estudios de limpieza y ahora, con 20 años, vive en un piso de Santa Coloma.

 

 

Tres años después de llegar a Cataluña, el pasado mes de junio, pudo visitar a su familia al país de origen. “Ha ido muy bien”, dice Said, “pero la vuelta aquí otra vez es muy difícil, me habría quedado más días, pero sólo tenía un mes de vacaciones”. Said explica que fue allí de sorpresa, y que cuando su madre lo vio, no entendía  nada y empezó a llorar. Han sido tres años sin ver la familia, pero han seguido en contacto de forma constante, Said explica que todos ellos estuvieron muy contentos cuando consiguió los papeles. «Les explico que la vida aquí no es fácil, yo no he podido ir antes porque tenía los papeles caducados, después no tenía dinero y ahora me toca esperar tener vacaciones”.

 

 

“Yo siempre les dije que quería irme de Marruecos”, dice Zineb, “a mi me gusta explicarlo todo a mi familia, pero si no les hubiese parecido bien, lo habría hecho igual”. Zineb acaba de cumplir los 18 años y vive con una señora en el Guinardó, estudia para ser camarera y también hacía clases de catalán y batucada. El año 2019 se fue a Melilla desde Nador, la ciudad donde vivía, y entró en un centro de menores. Después de conseguir la residencia voló hacia Madrid y de allí a Barcelona.

Zineb prepara su viaje a Marruecos, donde volará el día 16 de diciembre. Viajará con Anna, “este viaje es un regalo de Anna, una amiga y una hermana que tengo desde que nos conocimos en Melilla”, explica. Viajaran hasta Fez, donde su madre vendrá a verla y de allí irán hacia a Nador a ver a su padre, sus cuatro hermanas y su hermano, todos mayores que ella, también quiere visitar sus sobrinos. “Estoy un poco nerviosa, pero tengo muchas ganas de ver a mi madre”, dice Zineb, que no había podido visitar la familia antes porque no tenía papeles y era menor de edad.

 

Adama llegó a Tarifa después de un largo trayecto desde Sokono, Senegal, de donde salió a principios de 2017. Doce meses después, durante los cuales no pudo tener contacto con sus padres, hizo una llamada que sorprendió a toda la familia. Al llegar a Cataluña vivió en un centro en el Paral·lelo de Barcelona hasta que va obtuvo una plaza en un piso para jóvenes en Santa Coloma. En acabar sus estudios de electricidad y fontanería encontró trabajo de mantenimiento en una residencia de gente mayor en Horta.

El pasado mes de agosto pudo viajar a Sokono, su pueblo de origen, en el sur de Dakar y al norte de Casamance. En el pueblo viven sus padres con sus tres hermanos pequeños. “El viaje ha pasado muy deprisa, pero ha sido muy divertido y me ha hecho muy feliz”. Cuando su familia le pregunta por Europa, Adama tiene claro que no quiere que sus hermanos pasen por lo que él ha tenido que pasar. Aún y así, él es el hermano mayor y asegura que eso es una gran responsabilidad «tengo que ayudar”, diu.

 

foto: Adama en el lago Barakudas, este verano.

 

 

Los tres coinciden en la intención de visitar la familia una vez al año, a Said y Adama les gustaría que fuese en Eid, aunque saben que no es fácil. “Hay que mirar los billetes con tiempo para que sean baratos», dice Adama,  “cuando no tienes trabajo, no tienes dinero para ir, y cuando tienes no tienes los días, es difícil encontrar el momento”, añade Said.

 

La pandemia, factor de distanciamiento de las familias

Tanto para Adama como Said y Zineb, la pandemia ha hecho que tardasen aún más tiempo en reencontrarse con sus familias. Generalmente, la crisis sanitaria ha frenado los procesos de regularización y también ha supuesto dificultades en la búsqueda de trabajo, necesaria para poder costear el viaje en cuestión. En el caso de Zineb, pero, la Covid-19 supuso el cierre de fronteras entre el Estado Español y Marruecos por vía terrestre, que provocó el cierre de Beni Enzar, el paso entre Nador y Melilla. A pesar de la dificultad de entrar en el Estado Español, los ciudadanos y ciudadanas residentes en Nador pueden acceder a la ciudad de Melilla durante el día, sin permiso de pernoctar. Es por eso que, de vez en cuando, Zineb recibía visitas de su madre mientras ella estaba en Melilla, el cierre, pero, las separó desde marzo de 2020.

Adama preveía visitar la familia el any 2019, pero justo consiguió un trabajo y tuvo que posponerlo. Meses después, la pandemia acabó con la posibilidad de viajar al Senegal. A finales de julio de 2021, justamente por el Eid, lo volvió a intentar, pero días antes se contagió de Covid-19 y tuvo que dejar el viaje hasta acabar la cuarentena. 

 

Referentes, primer proyecto en obtener el sello de calidad MC+

Desde su fundación el 2012, la misión de la Coordinadora de Mentoría Social ha sido trabajar para la promoción de la mentoría de calidad en el ámbito de la acción social. Una de las herramientas que hemos creado para hacerlo, y en el diseño de la cual el equipo de Punt de Referència hemos participado, ha sido la creación del Sello de la Mentoría de calidad.

Hace unos días que este proceso ha culminado con la concesión de los primeros Sellos de calidad, fruto de un proceso de evaluación muy completo que podéis consultar en este enlace.

El proyecto Referentes de Punt de Referència ha obtenido el sello MC+, la valoración más alta en la calidad de la mentoría.  En el caso del proyecto Referentes realizamos la auditoría de calidad el curso 2018-2019, pero el proceso de certificación, que se presentó públicamente en diciembre 2019, quedó interrumpido por la pandemia. Este mes de noviembre el Comité ha aprobado los primeros sellos, y finalmente podemos celebrar este momento tan relevante. Los últimos meses, proyectos de mentoría de otras entidades han sido evaluados, estos son los resultados.

Queremos compartir este reconocimiento con el equipo técnico del proyecto que participó tanto en el piloto de la evaluación com en la auditoría final: Núria Martínez, Cristina Ruano y Bàrbara Bort, con el acompañamiento y coordinación pedagógica de Laura Terradas,  han hecho un trabajo intenso y riguroso para garantizar la calidad de todo el proceso de la mentoría.

 

El valor del sello de calidad

Incorporar los sellos de calidad en la mentoría permite conseguir tres objetivos:

  • establecer unos mínimos de calidad exigibles en los proyectos de mentoría.
  • conocer en qué punto de la escala de calidad se encuentra cada proyecto y concretar en qué aspectos se pueden mejorar.
  • otorgar un reconocimiento al rigor de los proyectos que trabajan de la mejor manera posible para acompañar a colectivos vulnerables.

Los sellos MC y MC+ certifican la calidad en dos niveles: el sello MC acredita los estándares mínimos de calidad, y MC+ un nivel de calidad superior.

Los sellos surgen de un trabajo de sistematización de los estándares de calidad internacionales, validados científicamente y el método para evaluar cada proyecto ha sido una auditoría que tenía en cuenta 10 requisitos por cada fase de los proyectos de mentoría (selección de participantes, formación, asignaciones de parejas de mentoría, seguimiento y evaluación). Además, se han realizado una revisión documental y entrevistas a personal técnico y personas mentoras y mentoradas que participaban en el proyecto.