“Desde los pisos asistidos promovemos que la juventud tenga formación, una red comunitaria y las habilidades personales para tirar adelante”
Hablamos con Tere Rodríguez, educadora del piso asistido Fent Camí
Por Marta Bach
¿Con qué palabra definirías el proyecto de pisos asistidos?
Siempre digo que lo importante es “estar allí”.
¿Explica qué es un piso asistido?
Los pisos asistidos son proyectos socioeducativos situados en bloques de edificios de la ciudad que acogen a jóvenes cuando salen del sistema de protección cuando cumplen los 18 años y hasta los 21 años. Es un proyecto donde hay una figura educativa que acompaña los procesos individuales de los jóvenes y, a la vez, genera espacios relacionales de grupo para trabajar la convivencia y también, a escala individual, promover la autonomía de cada persona en su camino hacia la emancipación.
¿En Punt de Referència cuántos pisos asistidos disponéis y cuántos jóvenes acogéis?
Disponemos de tres pisos asistidos mixtos: Fent Camí y Trampolín, en la ciudad de Barcelona, y Horitzó en Hospitalet del Llobregat. En ellos conviven 12 jóvenes, cada uno con su realidad y su “mochila personal” que trabajamos intensamente.
¿Y cuál es su realidad? ¿Cómo viven esta oportunidad?
La realidad es que son chicos y chicas que no tienen referentes adultos en el territorio y, por lo tanto, tienen que emanciparse sin una red de apoyo emocional que los ayude en temas del día a día. No tienen apoyo a ningún nivel con todo el que ello comporta.
Es importante diferenciar que los jóvenes migrantes acostumbran a mantener el vínculo con sus familias en el país de origen. Muchos de ellos han emprendido el viaje motivados por un deseo de ayudar su familia y, incluso, algunos de ellos han sido empujados a hacerlo. En cambio, la realidad de las personas nacidas aquí puede ser diversa: acostumbran a tener unos referentes poco estables y, seguramente, han tenido vivencias negativas que los condicionan su presente y su futuro. Quiero destacar que un piso asistido no es solo disponer de una vivienda, sino también contar con el apoyo educativo y del grupo. Si bien es cierto que hay jóvenes que solo priorizan la necesidad de tener un techo para no tener que vivir en la calle.
¿Qué factor diferencial hay en los pisos asistidos de Punt de Referència que no tiene otra entidad?
Para nosostras es importante que se sientan como en casa. Yo nunca digo: ¿estás en el piso?, sino: ¿estás en casa? La atención a los detalles es importante. Cuando llegan al proyecto estamos muy atentas para qué encuentren su espacio y se sientan acogidas. Generar “caliu”, una palabra que me gusta y me representa mucho. Porque el “caliu” que ser real, tangible. Que ellos y ellas lo sientan. El piso asistido no tiene que ser un lugar de paso. Por eso, digo que hay que estar allí.
¿En qué consiste el trabajo de una educadora de pisos asistidos?
Muchas de las jóvenes vienen de centros de acogida o CRAES donde conviven muchas personas. El hecho de entrar en un piso como el nuestro, primero, las hace sentir solas porque es un cambio muy grande. Pasan de estar 24 horas acompañadas con educadoras y gente, a estar en un piso ya como una persona adulta, con tus horarios, rutinas y responsabilidades. Por eso, la primera etapa, cuando llegan, es muy importante que la educadora esté atenta, que escuche lo que la joven quiere decir y pueda acompañarla, ordenar lo que ella quiere y, sobre todo, hacia donde quiere dirigir su vida. Quién decide es la joven y la educadora está a su lado. A lo largo de la estancia de las jóvenes en el piso (de los 18 a los 21 años, es decir 3 años) planteamos los objetivos de trabajo para que se formen y puedan acceder al mundo laboral con las máximas garantías. Este camino no es nada fácil y las personas tienen altibajos que tenemos que sostener para que puedan salir adelante con sus proyectos vitales de manera autónoma.
¿Qué competencias y habilidades trabajáis con los jóvenes?
Nuestro objetivo principal es que tengan una estabilidad emocional porque sin esto es inviable poder afrontar los retos del día a día. La salud emocional es uno de los pilares que trabajamos más intensamente. Queremos que las jóvenes que salgan de los pisos sean ciudadanas de pleno derecho. Por eso, promovemos que tengan una formación, una red comunitaria y las habilidades personales para poder emanciparse.
¿Llevas 16 años trabajando con el colectivo de jóvenes extutelados, qué diferencias ves respeto el pasado? ¿En qué ha cambiado su realidad? ¿Para bien o para mal?
En el pasado, el punto de partida de las jóvenes era muy similar. Llegaban movidas por un afán de mejora personal y de sus familias. Pero, el camino administrativamente era mucho más difícil. Antes no se apostaba tanto por la formación reglada, que es la que los permitirá tener más oportunidades, y se optaba directamente por la inserción en el mercado laboral. Por lo tanto, los itinerarios dentro de los pisos asistidos eran mucho más cortos. Ahora, por el contrario, los perfiles de la juventud que entra en los pisos es mucho más amplio y variado, y esto exige un esfuerzo más intenso para atender las realidades diferenciadas de cada uno. Desde Punt apostamos por unas formaciones de larga duración para generar más oportunidades y trabajar la parte emocional para que así tengan el máximo de recursos personales. El acompañamiento intenso y alargado con el tiempo permite generar una relación con un vínculo que facilita decididamente el proceso hacia la emancipación.
¿Las dificultades de acceso al mercado de la vivienda del colectivo migrante y juventud extutelada condiciona su futuro?
Totalmente. No es que haya dificultados, sino casi se puede decir que es un territorio vedado, una misión imposible. Para una persona joven, alquilar un piso implica destinar el 85,4% de su salario. Para un joven extutelado, aparte de la barrera económica, se añaden dificultades como el racismo. ¡Como sociedad hay que abordar este tema de manera urgente! No solo para el colectivo de juventud extutelada, sino para toda una generación. ¡Es indecente que por una habitación realquilada en Barcelona o el área metropolitana se paguen 400 € o más!
¿Qué te ha aportado personalmente este trabajo?
Para mí es un lujo poder estar junto a personas que te abren el corazón y comparten contigo sus inquietudes, miedos, sueños y deseos de futuro… ¡Y que te dejan entrar, estar! Estar atenta en todos los momentos, saber qué les pasa… ¡Para mí tener atender las relaciones es lo más importante!
Si tuvieras que quedarte con un recuerdo o explicar una anécdota de estos años…
Hay gente que han pasado por Punt de Referència que forman parte de mi familia. Ver que consiguen salir adelante es gratificante. Tienen hijos, pareja, un techo y unos sueños cumplidos. Recuerdo especialmente, que me invitaron a una boda en el Marruecos y fue un regalo. Me sentí acogida como una más de su familia.