“El proyecto Som Llavor permite a los jóvenes expresar sus inquietudes y que se vean como personas con plenos derechos”

Hablamos con Aixa Dulcey, educadora del proyecto Som Llavor

Por Marta Bach

 

  • ¿Con qué palabra definirías el proyecto Som Llavor?

‘Som Llavor’ és empoderamiento.

 

  • ¿Por qué necesidad se creó Som Llavor, un proyecto de participación e incidencia?

Som Llavor se creó en el año 2021, después de la pandemia y ante la necesidad de ofrecer a los jóvenes un espacio donde puedan expresar sus ideas e inquietudes y, al mismo tiempo, se puedan ver como personas con plenos derechos y capacidad influir en aquellas cosas que les afectan directamente.

Toda esta reflexión parte del hecho de que la juventud que está bajo el amparo de la administración tiene menos posibilidades de participación en el mundo del ocio y del ocio ya que su prioridad es sostenerse a sí mismos y salir adelante con su emancipación. Y con ello, pierden la oportunidad de explorar sus propios intereses e inquietudes, algo que no ocurre con los jóvenes de su generación. Som Llavor también da respuesta a esta necesidad tan vital de participar de un espacio por el simple hecho de disfrutarlo y también de experimentar con las habilidades que se generan: comunicativas, relacionales, de identificación con referentes culturales o los monitores y educadores que les acompañan.

 

  • ¿Un chico o chica que quiere formar parte de Som Llavor ¿cómo debe hacerlo?

Este año, participan un total de 13 chicos y chicas. Desde Punt de Referència hacemos un llamamiento inicial para que los jóvenes interesantes contacten con nosotros, a través de la web, de WhatsApp, redes sociales o boletines específicos. Los requisitos para formar parte son: jóvenes de entre 16 y 23 años, que tengan deseo de participar en un espacio grupal, que quieran conocer equipamientos culturales y de ocio de la ciudad y que puedan dedicar 2h a la semana a asistir -ahí. Además, deben tener inquietudes por el mundo audiovisual.

 

  • La cultura tiene un poder transfomador?

La cultura, al final, te permite generar una mirada constructiva y crítica sobre la realidad social y tu propia realidad. Con Som Llavor proporcionamos un espacio de conversación y de reflexión que estimula a los jóvenes a cuestionarse cosas, proponer nuevas y a verse a sí mismos como posibilitadores del cambio. Saber que pueden hacer cosas y transformar su realidad por muy dura que ésta sea.

Además, la cultura es también generadora de cohesión social. Un ejemplo de ello ha sido poder compartir un intercambio con jóvenes del instituto La Mallola de Esplugues de Llobregat y donde pudimos hablar sobre temas que afectan a los adolescentes y también sobre el hecho migratorio dando respuesta a una inquietud vital que tenía alumnado de La Mallola. Y por último, no podemos obviar que la cultura también nos permite ofrecer respuestas creativas a los retos actuales.

 

  • ¿Cómo llegar a escogerse el tema del proyecto sobre el que se quiere hacer incidencia? ¿Por qué se ha escogido el entorno audiovisual frente a otras posibles disciplinas artísticas? 

Antes de elegir el tema del proyecto, hacemos todo un trabajo de cohesión y conocimiento del grupo. Hacemos dinámicas generadoras de pensamiento crítico en torno a diferentes temáticas, como la igualdad de género, de derechos humanos, el concepto de identidad, la vivienda, el ocio saludable, etc.

Nosotros proponemos el modelo audiovisual porque es muy atractivo para el colectivo de jóvenes y ellos y ellas eligen el tipo de formato: vídeo, podcast, fotografía… Este año, ha sido de nuevo un vídeo, que se inspira en entrevistas hechas en la calle y grabación de audios sobre la problemática de la vivienda.

 

  • Som Llavor parte de una visión mutidisciplinar del arte, ¿verdad? ¿Qué actividades culturales lleva a cabo con la juventud?

Sí, al 100%. Uno de los ejes del proyecto es realizar actividades culturales de descubrimiento del territorio. Hemos visitado la exposición Ghorba en la Casa Golferichs, hemos visto la World Press Foto en el CCCB y la exposición ‘Identidades’ en el Pati Llimona. Las reflexiones de los jóvenes son interesantes. Por ejemplo, Lahcen dijo que nunca había visto una exposición así y que le impresionó mucho ver el peligro que pasan los periodistas por hacer algunas de las fotografías expuestas en el World Press Foto. Mientras, Leslie reflexionó que algunas fotos le recordaban mucho a Venezuela y los sucesos que allí pasan.

 

  • Participas cada semana en Som Llavor, ¿qué progresos ves en los chicos y chicas a lo largo que pasan los días?

Básicamente existe una mejora a nivel de competencias importantísimas y claves para la emancipación como son el autoconocimiento, la conciencia emocional y también la mejora en las habilidades relacionadas con la participación: es decir saber comunicarse, tomar la iniciativa y hacer crecer las capacidades de vinculación y también la sensibilidad artística.

 

  • ¿El año pasado se creó un vídeo reivindicativo donde la juventud explica actitudes racistas que han vivido? ¿Este año cuál el hilo argumental?

Este año incidimos con un tema muy cercano a los jóvenes de Punto de Referencia y que afecta directamente al todo a su colectivo como es el acceso a la vivienda, poder disponer de oportunidades reales y emancipadoras de empleo y también como n ‘es importante tener una buena red de apoyo para la vida y el bienestar propio.

 

  • ¿En qué ha consistido el acto de presentación y el tema del audiovisual de este año?

La presentación tuvo lugar el pasado 1 de junio a las 18h en el Casal Transformadors. Fue un acto emotivo y, a la vez, reivindicativo porque el tema del derecho a la vivienda y al empleo es algo que es necesario poner reivindicar con firmeza y vehemencia porque es un derecho del que se ha despojado a una franja importante de la sociedad . Además, tuvimos la oportunidad de escuchar de primera mano la experiencia y ver el trabajo que han hecho los chicos y chicas con la creación del vídeo “Som joves, som llavor” y en una sala con un centenar de personas que nos acompañaron y participaron activamente del coloquio posterior. Fue cómo cumplir un sueño.

 

  • ¿Qué te ha aportado profesional y personalmente este trabajo?

Muchos aprendizajes. Es la primera vez que dinamizo a un grupo que está aprendiendo el idioma, esto me ha hecho ser más creativa con las dinámicas propuestas. También ha supuesto para mí un cambio de mirada. Sabes que los jóvenes son muy potentes pero cuando escuchas argumentar, dar sus puntos de vista, conocer sus propias vivencias, hacer propuestas, cuando van ganando confianza y dicen la suya, y cuestionan y son críticos, eso te enriquece. Estoy muy contenta de formar parte del proyecto.

 

  • ¿Si tuvieras que quedarte con un recuerdo?

Como este grupo me ha dado tanto, es difícil limitarme a un recuerdo, así que voy a compartir dos: el primero, es cuando estábamos haciendo el trabajo de cohesión de grupo. Utilizamos una metodología que se llama «la prevención» se trata de una escaleta, que uno de sus últimos escalones es la cooperación, así que realizamos una dinámica llamada «las sillas cooperativas». El típico juego de las sillas, donde pones música y la gente va bailando y cuando la música se detiene deben sentarse en una silla. En esta dinámica se cambia la lógica del juego, en lugar de descartar a personas, se descartan sillas y ellos deben cooperar para que nadie se quede sin lugar donde sentarse. Yo llevaba una canción preparada para la dinámica, movidita pero una canción cualquiera… Muchos no bailaban, entonces Mohammed detuvo la dinámica, saca el móvil y me pide poner una de sus canciones y empezaron a bailar, se respiraba alegría y aplausos… Me emocionó y también me hizo pensar en la importancia de la interculturalidad y el reconocimiento.

El segundo recuerdo es ya durante el proceso de creación del vídeo. El día que se estaban entrevistando entre ellos, la seguridad que había en el grupo, la complicidad, las risas y el hecho de que, al final, pidieran tomar una foto grupal donde estuviéramos todos es un bonito recuerdo.

“Vivir con una familia me permite tener una casa y sentirme bien, no como cuando vivía en pisos de alquiler”

HISTORIAS DE ACOGIMIENTOS

Vivir en familia es protección y cuidado. También, una cuestión de derechos. Vamos hasta Sant Cugat del Vallès a conocer Kike y Susi que, desde hace 3 meses, han acogido a Karim (nombre ficticio), un joven de Punto de Referència nacido en Marruecos y que llegó a Barcelona hace cerca de 2 años. Los tres forman parte del Proyecto Acoge que permite continuar acompañando a chicos y chicas de Punto de Referencia, de entre 18 y 21 años, pero con la especificidad de hacerlo con juventud migrada sin referentes adultos en el territorio.

“Karim es muy buen chico –explica Susi– Es risueño y alegre. Realmente es muy fácil convivir con él. Nos hemos adaptado todos muy bien a la nueva situación, él a nuestra familia (que se complementa con nuestro hijo Sergi y nuestra hija Judit, que ya no vive en casa) y nosotros en su rutina”.

– Karim, ¿cómo es Susi?, pregunto

– Pues Susi es un poco madre, dice riendo.

– Cuando le digo que vacíe el lavavajillas. Mi hijo tarda tres horas en hacerlo y Karim es más rápido, confirma también riendo ella.

Son conversaciones del día a día que puede tener cualquiera de familia. Y las costumbres y hábitos domésticos propios de la convivencia. “Susi es un poco madre –nos confirma Karim-. Me pregunta: ¿Has comido? ¿Cómo estás? Y esto es muy guay. Lo que puedo decir es que son una de las mejores personas que he conocido aquí. Y no son bastantes…”, se sincera. Mientras, hace una lista mental de las ventajas que para él supone no estar solo. “Vivir con ellos me permite tener una casa y sentirme bien. Me siento mucho mejor, no como cuando vivía en pisos de alquiler. Literalmente, son dos cosas muy distintas. Con ellos estoy acompañado y me siento más cómodo. Me tratan superbien. Y sus hijos, Judit y Sergi, también”.


Ser resiliente, una de las claves

Ahora bien, según Kike, si hay algo que define a Karim es que es resiliente. “La clave es ser flexible ante las cosas que le van pasando. Sino es difícil avanzar en situaciones que no sólo son complicadas sino inciertas”.

Kike hace poco más de dos años que conoció Punt de Referència haciendo de mentor y esto le abrió los ojos a una nueva realidad. Un tiempo después, ha querido participar en el proyecto Acull. “El hecho de conocer Punt de Referència te hace perder las dudas y miedos y te ayuda a tomar la decisión con más confianza porque ves que hay jóvenes que necesitan ayuda. Por encima de todo, valoro mucho que existe un acompañamiento. Esto da seguridad. Si hubiera improvisación y esta monitorización no existiera creo que no lo habríamos hecho”.

Susi confirma que hacer una acogida «te llena mucho». “Yo soy la misma de siempre –asiente, pero ahora veo y convivo con otras realidades. Tener a Karim en casa te enriquece en muchos aspectos y te aporta conocer una cultura diferente. El otro día fuimos a degustar comida de su país. Realmente, convivir siempre te aporta cosas”.

 

Un día a día como el de cualquier joven

Karim es contundente respondiendo que cuando estaba en Marruecos, nunca imaginó que migrar a otro país sería así: “Pensaba que al llegar encontraría un trabajo rápidamente. No pensaba en estudiar. Sólo al trabajar. Y ahora creo que debo estudiar porque debo tener herramientas”. Desde hace tres meses, ocupa la habitación de Judit, que ya se ha independizado. En un momento de encuentro, les ha explicado que tiene un anciano de 105 años. “A mi familia de Marruecos les hablo de ellos para que estén tranquilos. Yo soy el pequeño de cuatro hermanos y soy un poco el mimado”, ríe.

Su día a día es intenso. “Cada mañana voy al gimnasio. Luego almuerzo en casa. Yo como mucho –Susi me entiende y siempre dice si quiero más, puntualiza-, después voy hasta Montcada i Reixach a estudiar el Grado Medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia. Y también estudio, paseo, salgo con mis amigos en Barcelona los fines de semana…”.

Vivir con una familia es un factor más que ayuda a Karim al arraigo en el territorio. «Sant Cugat me gusta mucho», asiente. “Al principio me costó porque más me gustaba Barcelona, ​​pero con el tiempo prefiero vivir aquí porque es más tranquilo y hay montaña. Si puedo, me quedaré a vivir. Ya veremos”.

Kike y Susi son unos auténticos embajadores del trabajo de Punto de Referencia. “Yo me implico en temas sociales –dice Kike– para poder devolver la suerte que hemos tenido. Antes hacía cosas más locales pero menos potentes. Colaboraciones con un riesgo bajo: todo el mundo puede dar clases, todo el mundo puede ayudar a jóvenes y adultos a realizar un currículum… Pero tener a Karim es una implicación muy fuerte. Mucha gente se queja y dice que deben cambiarse las cosas, pero nadie hace nada”. 

 

Salvar barreras y prejuicios

Una de las formas de difundir el proyecto Acull es cuestionarse temas. “Yo a los amigos les hago preguntas: ¿Te gusta todo como está? ¿Cambiaras algo? Y la última y más contundente: y tú, ¿qué estás haciendo?”.

La Susi i el Kike coincideixen en el fet que encara hi ha molts prejudicis socials. “Ens ha passat que parlem del tema amb gent del nostre entorn i et diuen ‘sembla un nano normal’, una frase realment molt bèstia. I es queden tan amples. Aquestes són les barreres que fa que una persona que té 150 metres quadrats de casa digui que no té espai. El que realment passa és que té unes altres barreres mentals”.  Al final, afirmen els dos: “És un tema de confiança i de convivència. Tant de bo convencem a més gent que faci un acolliment d’un/a jove migrant. Els discursos polítics que van i venen no ens ajuden…  Al final,  han de prevaldre les conviccions de la gent”.

Veient-los queda clar que la convivència és més que oferir una habitació. “Les cuines donen molt de joc… riuen. Potser el dia que estàs estenent junts la roba tens una conversa realment molt important…”.

Doncs això, rutines domèstiques, converses i riures, com una família qualsevol.