Historias de mentoría: conoce a Ahmed y a Teresa

Ahmed y Teresa hace poco más de tres meses que se conocen, pero nadie lo diría. Son una de las parejas mentoras del proyecto Atenea. En este tiempo ya han visitado la Pedrera, la Fundación Miró, han ido a bibliotecas, museos y centros culturales y han paseado por los barrios barceloneses del Eixample y Gracia. “En tan poco tiempo que nos conocemos lo que más ha crecido es la confianza. En los inicios, todo eran preguntas, pero ahora es como sí nos conociéramos de hace años”, explica Teresa.

Ella quiso ser mentora porque “acompañar las personas es un tema que me motiva y, sobre todo, a jóvenes en su crecimiento hacia la vida adulta. Pienso que a las personas recién llegadas, como Ahmed, les falta un entorno social. Nosotros tenemos una familia y una compañía desde jóvenes de personas que nos hemos ido encontrando y, en su caso, ellos están bastante solos. Cuando llegan están solos y, después, de piso en piso, y con contactos efímeros que van perdiendo. Y también les faltan referentes culturales del país, sociales, culturales, religiosos, etc. Todos los elementos que para nosotros son comunes para ellos son otros. Acompañarlos hace que conozcan todo de forma natural y, a la vez, nos permite disfrutar del tiempo de ocio y pasarlo bien juntos”.

Un tiempo compartido con Ahmed, que llegó aquí desde su país de origen, Guinea Conakry, hace dos años, cuando tenía 17, y ahora estudia un Ciclo Formativo de Grado Medio de Climatización e Instalaciones frigoríficas. Hace un año “no estaba centrado” y un amigo le habló de Punt de Referència. “Me dijo que a él lo ayudaban con los estudios y le enseñaban cosas que no sabía”, recuerda. Y viendo como el proyecto había mejorado la vida de su amigo, no dudó y pidió un mentor. Y así fue cómo conoció a Teresa. “Es una persona muy importante para mí. Me ayuda a tener ideas buenas, me da consejos con los estudios y de la vida en general. No es que me ayude a hacer los deberes, pero sí que me da ideas para aprobar las asignaturas”, afirma Ahmed. Él quiere explicar su caso por si algún joven que lo necesita se anima a formar parte de un proyecto de mentoría social. A él, asegura, le ha cambiado la vida: “Ahora tengo las ideas más claras sobre lo que tengo que hacer y lo que no”.

Un triángulo bien dibujado

Si una idea también tiene clara Punt de Referència es que “la mentoría para que pueda funcionar tiene que ser un triángulo entre la persona mentora, los jóvenes y el equipo educativo”, explica Laura Terradas, Coordinadora de mentoría en Punt de Referència. “El equipo técnico, a medida que pasan los meses, nos vamos retirando para que la relación sea autónoma, pero siempre se requiere de un acompañamiento para que sea de crecimiento y de enriquecimiento mutuo, una cuestión que, a veces, no es habitual. Y, además, porque parte de un marco estructural muy diferente y si, no ponemos esos límites, la relación se podría teñir y no llegaría a ser emancipadora, sino al contrario”.

Lo que es indudable es que Punt de Referència nació con la mentoría. Desde hace 25 años con el proyecto Referents. “Le decimos mentoría desde el 2010 – explica Laura Terradas – cuando vimos que otras iniciativas europeas le decían así; nosotros que, somos la entidad pionera en Cataluña en mentoría social, hasta entonces le decíamos acompañamiento voluntario o vínculo afectivo”. Más adelante, junto con otras 3 entidades, nació la Coordinadora de Mentoría Social. “Ahora parece que la mentoría es una novedad, pero se ha ido construyendo despacio, paso a paso”, asegura Laura, mientras reivindica la importancia para las personas de disponer de una red social: “es tan vital como el trabajo, la vivienda, la formación… Pero como es invisible, no es un título o dinero a final de mes, a veces no le damos tanta atención. Pero es igual de vital, tanto para promover oportunidades, como para promover el efecto Pigmalión”. Porque, detalla “cuando alguien te mira, te reconoce, se interesa por ti, te habla… eso te permite afrontar los retos del día a día y aumentar la autoconfianza. A Punt de Referència siempre decimos que contar con alguien es contar para alguien”.

Ahmed tiene a Teresa. Y ella explica que hay sentimientos que los unen: “nuestro padre murió cuando teníamos 16 años. Son cosas profundas y vivencias compartidas”.

La mentoría social, una metodología transformadora

¿Tiene sentido que la mentoría social continúe expandiéndose? Según Laura Terradas, “en un mundo utópico ojalá los proyectos de mentoría se agotaran. Querría decir que todo el mundo dispone de una red y la soledad no existe. Esto está muy lejos de la realidad. Lo que es cierto es que la mentoría es una metodología muy potente y tiene razón de ser que vaya creciendo”. Por su parte, Teresa pone de relieve que “cuando colaboras como voluntaria valoras mucho la gran profesionalidad de Punt de Referència. No hay improvisación. Te sorprende positivamente, tanto en el momento de la selección, de la formación y el apoyo de todo el equipo. Todo está pensado y establecido”.

Y es que Laura Terradas, Coordinadora de Mentoría, deja claro que “para nosotras cada relación es única. Es muy importante. Le dedicamos tiempo, se cuece a fuego lento. Existe un marco metodológico, pero la aplicación de este marco es única. Y esto genera la magia que cada persona tenga la posibilidad de hacer su recorrido según su punto de partida y sabiendo donde quiere llegar”.

El proyecto Atenea donde participan Ahmed y Teresa tiene una duración de 9 meses. “Si después de este tiempo, nos queremos continuar viendo será una decisión nuestra”, explica Ahmed y asegura que “yo querría porque me gustan las personas buenas como Teresa. Necesito que en mi vida haya buenas personas que no me compren ni me den nada, que solo estén a mi lado acompañándome. Pasar tiempos juntos hablando y aconsejándome. Necesito personas como ella”.

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