Iolanda Fresnillo es socióloga y activista. Ha trabajado como consultora de investigación para Médicos Sin Fronteras y el Instituto Transnacional, actualmente es directora de políticas e incidencia en Eurodad, la red europea de deuda y desarrollo. En su tiempo libre, apuesta por el voluntariado social como herramienta para transformar la sociedad. Durante el 2022, formó parte de los programas de mentoría social de Punt de Referència. En esta entrevista, comparte su experiencia como mentora de Abdu, de 17 años.
Aunque conocía un poco la situación de los jóvenes tutelados y ex tutelados, era una realidad que me resultaba bastante distante. Pensé que la mentoría era una manera ideal de acercarme al contexto de estos jóvenes, vecinos nuestros que ven vulnerados sus derechos diariamente, mientras acompañaba y ayudaba a un joven concreto. La posibilidad de conocer más de cerca la realidad de los jóvenes me impulsó a elegir la mentoría social.
Fue muy fácil, no me sentí sola en ningún momento. Las sesiones informativas y el curso fueron muy interesantes y útiles para acompañar al joven. Durante la mentoría, el apoyo por parte de las compañeras de Punt de Referència fue total y los encuentros con el resto de mentores y mentoras sirvieron para compartir experiencias similares. Aunque al principio no veía claras algunas cosas del programa, a medida que iba pasando por las diferentes fases, todo encajaba.
El inicio de la relación fue complejo porque ni yo ni el joven teníamos demasiado tiempo disponible. No obstante, enseguida conectamos, aunque la relación no fuera tan frecuente. Al principio, tuvimos unas dos primeras reuniones para situarnos y romper expectativas sobre la relación. Al final, la mentoría consistió en encontrarnos y hablar.
Sí, tuve dudas durante todo el proceso, surgen cuestiones que no sabes muy bien cómo abordar. Dudé si mi falta de disponibilidad sería un aspecto negativo durante la mentoría, pero siempre tuve el apoyo de Marina, la técnica de Punt de Referència que me acompañaba.
Marina me aseguró que, por poco que hiciera, estaba bien. Me ayudó a tener confianza para continuar y ser constante, y gracias a eso pude crear un vínculo con el joven.
Quizás esta pregunta la debería responder el propio joven, pero creo que les da confianza y seguridad para salir adelante. Tienen la sensación de que no están solos, saben que si tienen un problema, hay alguien a quien acudir. No creo que sea una cuestión de herramientas concretas, más bien es la confianza y seguridad lo que ayuda a los jóvenes a emanciparse.
Para mí, la mentoría ha sido un viaje y un proceso de crecimiento brutal, creo que ha tenido más impacto en mí que en el joven. Me ha servido para ser más consciente de mis privilegios, y sobre todo de los obstáculos y dificultades del joven. En nuestro sistema, un sueño tan sencillo como jugar al fútbol puede ser una gran dificultad para los jovenes.
Durante la mentoría pude desarrollar herramientas y estrategias para que el joven tomara confianza en mí pero respetando los límites. En algunos momentos, fue un sufrimiento por las dificultades del joven, pero siempre estuve presente.
A las personas que están dudando, las animo a hacer mentoría. Yo tenía dudas porque no sabía si tendría suficiente tiempo para apoyar al joven, pero el poco tiempo disponible fue útil, interesante y muy reconfortante. Creo que hemos crecido los dos mucho, y ahora tengo una relación de amistad muy bonita con el joven.
La realidad del joven está a nuestro alrededor, y el voluntariado es una oportunidad de oro para poder conocerla de primera mano y, a la vez, ser útil. La mentoría social es útil tanto para ti como para el joven a quien acompañas.