“Hacemos un acompañamiento a las familias y personas que acogen con mucha presencia educativa y con una alta implicación”
Hablamos con Bàrbara Bort, Coordinadora del proyecto Acull
Por Marta Bach
¿Con qué palabra definirías el proyecto Acull?
Acull es “caliu”
Para la juventud extutelada cumplir 18 años puede llegar a ser una auténtica pesadilla. Somos conscientes, como sociedad, ¿que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades?
La juventud que participa en el proyecto Acull tiene unos retos diferentes a los de una persona que cuando cumple los 18 años tiene una situación de seguridad gracias al apoyo de su familia. En su caso, no tienen referentes familiares en el territorio que se les puedan apoyar en la etapa de la emancipación, a pesar de que, en la mayoría de los casos, mantienen unos vínculos muy estrechos con su familia. Los retos que afrontan no sólo tienen que ver al ser jóvenes y no tener la familia cerca, sino también en su condición de migrantes y con todo el que esto implica: aprendizaje de una nueva lengua, una nueva cultura, tejer nuevos vínculos de amistad, necesidad de red de apoyo… Y también en el ámbito documental, formativo, jurídico, administrativo, laboral…
¿Explícanos cuál ha sido tu trayectoria dentro del proyecto Acull?
Hace 4 años que soy la responsable del proyecto. Entré en Punt de Referència con el proyecto GR 16-18 de mentoría grupal y, al poco tiempo, me propusieron asumir un nuevo grupo de Referents y, más tarde, el proyecto Acull. Me hizo mucha ilusión porque es un programa que tiene mucho sentido y porque creo que existencia una carencia de iniciativas como esta y, a la vez, muchas jóvenes y personas voluntarias en el territorio se pueden enriquecer de experiencias como esta. Además, me atraía poder continuar con un trabajo que aglutinara el trabajo con los y las jóvenes y voluntariado.
¿Qué lo hace diferente otras iniciativas similares?
Por un lado, el hecho que Punt de Referència sea una asociación y no dependa de un encargo de una administración ni de ninguna empresa privada. Y por otro, que no existe un proyecto igual, quizás similar, pero no con las mismas dimensiones. Hacemos un acompañamiento con mucha presencia educativa, con una alta implicación, entre la técnica del proyecto y la familia o persona acogedora donde el/la joven es el foco de la relación. Sin lugar a dudas, se genera una vinculación triangular entre la familia, el/la joven y la técnica que hace acompañamiento y seguimiento de ambas relaciones.
¿Cuántos jóvenes han pasado por hogares que ofrecen acogida?
El proyecto Acull se creó en 2022, cinco años después de la constitución de la asociación Punt de Referència. La intención original, y que se mantiene intacta, es hacer una discriminación positiva hacia el colectivo de jóvenes migradas que, habiendo cumplido los 18 años, tienen que emanciparse sin tener la familia cerca. En este veintiuno años han pasado por el proyecto unos sesenta jóvenes y esperamos poder continuar dando esta oportunidad a muchas personas más.
¿Pero ahora, el proyecto Acull está en crisis, que está pasando?
En los últimos meses y, sobre todo a raíz de la pandemia, hemos notado una disminución del número de familias o personas interesadas en acoger en su hogar durante 9 meses a un/a joven. Lo atribuimos a un cansancio después de toda la situación vivida, a la incertidumbre del contexto actual, con el inicio de la guerra en Ucrania, y a la posterior crisis económica. Nos resistimos a creer que detrás hay una crisis de valores. Estamos convencidas de que si muchas personas conocieran a fondo el desarrollo del proyecto, probablemente, superarían los obstáculos que impiden que nos lleguen tantas familias como querríamos para dar respuesta a los jóvenes que están esperando. Ahora tenemos 5 chicos y chicas que les gustaría ser acogidos por una familia para establecer nuevos vínculos y tener apoyo emocional a través del “caliu” que una familia puede aportar.
¿Se tiene que ser de una pasta muy especial para querer acoger a tu hogar a un joven durante 9 meses?
No, seguro que no. Es cierto que lo más importante es tener motivación para incluir a una persona de otro origen y con una distancia generacional a tu dinámica familiar y de convivencia. Y, sobre todo, hay que tener disponibilidad emocional para establecer nuevos vínculos. Cómo resumió, recientemente, una familia acogedora hay que tener “espacio a casa y en el corazón”. A la práctica, solo se necesita una habitación libre, vivir en el área metropolitana de Barcelona y disponer de tiempo para compartir, al menos, una comida al día con la persona acogida.
¿Has acompañado a muchos chicos y chicas que han pasado por el proyecto Acull, que dirías que se llevan de esta experiencia en su historia de vida?
¡Por supuesto el que valoran más son los vínculos establecidos! Durante estos años, hemos hecho una estimación que indica que, aproximadamente, el 70% de los vínculos creados se mantienen durante el tiempo, hasta día de hoy. También valoran mucho que, a través de la inmersión lingüística, pueden mejorar su competencia idiomática que se traduce en más oportunidades de acceso al mercado laboral, a formaciones y de contacto con la comunidad. ¡Y decididamente ponen en valor el apoyo emocional y funcional con que cuentan, tanto de la familia como de Punt de Referència!
Bàrbara, ¿si tuvieras que convencer a una persona o familia para que formara parte del proyecto qué se los dirías?
Le hablaría de las personas que han participado y del hecho de qué lo valoran como una experiencia muy enriquecedora, que todo ha sido más sencillo de lo que esperaban y que poder contar con el apoyo de Punt de Referència les ha dado la tranquilidad y seguridad de saber que no estaban solas.
Si tuvieras que elegir un momento, un recuerdo…
Tengo muy buenos recuerdos de las acogidas que he ido acompañando a lo largo de estos cuatro años y me cuesta escoger uno solo. De todos he aprendido algo y me han ayudado como persona. Lo más significativo ha sido ver crecer los vínculos, con la diversidad de formas que cogen e indiferentemente del tiempo que perduren. Todos ellos son significativos y me han hecho recordar nuevamente que las personas cuando caminamos juntas somos más fuertes.