ENTREVISTA: «Es fundamental construir una idea de «nosotros» en la que todo el mundo se sienta parte de la sociedad»

 

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, afirmaba el escritor Eduardo Galeano. Sin embargo, ¿cómo podemos saber si el voluntariado es efectivo para las personas que acompañamos? ¿Realmente estamos cambiando el mundo? ¿Tiene sentido hacer mentoría social?

En ámbitos como los cuidados, los espacios comunitarios o el voluntariado, a veces es difícil recopilar datos para conocer los resultados de este trabajo. Por este motivo, los estudios son cruciales. Un ejemplo es el proyecto impulsado por la Universitat de Girona y la Coordinadora de Mentoria Social, “Safespaces: Mentoría, Bienestar y Salud Mental con personas migrantes y refugiadas racializadas”, que tiene por objetivo analizar las relaciones de mentoría social de las personas migrantes y refugiadas racializadas.

Hablamos con Óscar Prieto-Flores, investigador del proyecto SafeSpaces de la Universidad de Girona.

  • Según SOS Racismo, en 2023, 332 personas recurrieron a la entidad para denunciar situaciones de racismo. Aunque, desde hace años, Cataluña es un estado plural con personas recién llegadas de todo el mundo, ¿cómo ve la sociedad catalana a las personas migrantes?

La sociedad catalana en general se presenta como una sociedad de acogida con manifestaciones públicas a favor de la inclusión, pero también presenta contradicciones. Por un lado, hay un discurso abierto de acogida. Por otro, existe la discriminación que sufren las personas migrantes, especialmente las racializadas, en ámbitos como el laboral, la educación, la vivienda, entre otros. Además, el auge de la extrema derecha ha introducido narrativas más excluyentes, utilizando la inmigración como chivo expiatorio para problemas sociales más amplios.

Desgraciadamente, no estamos construyendo una alternativa al sistema capitalista. Por lo tanto, muchas personas de clase trabajadora o aquellas que viven más la vulnerabilidad en primera persona se sienten traicionadas y perciben un menosprecio sutil hacia ellas. En resumen, esta confusión está siendo utilizada por parte de la extrema derecha para ganar votos y hacer electoralismo con la inmigración.

  • ¿Por qué la Universidad de Girona decidió implicarse en el tema, y concretamente apostó por incluir la perspectiva de la juventud extutelada?

Hemos visto la necesidad de pasar del enfoque de la interculturalidad a poner sobre la mesa el tema del racismo estructural y el antirracismo, particularmente en programas como la mentoría social.

La mentoría social, tradicionalmente, se ha asociado al diálogo intercultural: el hecho de dar a conocer a dos personas de culturas diferentes y, a partir de ahí, generar un acompañamiento y aprendizajes entre estas dos personas. En cambio, la perspectiva de la desigualdad estructural o del racismo no está tan presente muchas veces, y pensábamos que era importante incluirla.

En este contexto, la Universidad de Girona ha inaugurado recientemente la Cátedra de Acción y Análisis Antirracista.

  • ¿En qué consiste el estudio “Safe Spaces”? ¿Qué metodología tiene?

El estudio «Safe Spaces«, financiado por el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, tiene como objetivo evaluar el rol de la mentoría en el bienestar y la salud mental de las personas migrantes y refugiadas racializadas.

Nos proponemos enfatizar el concepto racializado porque sabemos que la sociedad de acogida no trata igual a las personas migrantes blancas frente a aquellas que provienen de contextos africanos.

En primer lugar, la metodología incluye herramientas cuantitativas, como test pre y postintervención. En segundo lugar, incluye grupos de discusión tanto con mentores como con mentoreados para obtener una visión cualitativa. Finalmente, hay un grupo asesor formado por 6 jóvenes migrantes racializados que han participado en programas de mentoría para garantizar una perspectiva auténtica y antirracista.

  • ¿Qué consecuencias puede tener una mentoría insatisfactoria para las personas migrantes, refugiadas o racializadas?

Una mentoría mal gestionada puede causar daño emocional. En el caso de las personas que ya han sufrido mucha fragilidad y desconfianza en las relaciones sociales debido al racismo estructural, el daño es aún mayor, ya que genera un sentimiento de frustración y desconfianza hacia los programas de ayuda.

  • ¿Qué podemos hacer como sociedad para acoger mejor a las personas migrantes y cuidar su bienestar emocional?

Es necesario pensar de manera sistémica y realizar cambios estructurales a diferentes niveles (escuelas, universidades, lugares de trabajo, leyes) para garantizar una inclusión real. Además, es fundamental construir una idea de “nosotros” donde todos se sientan parte de la sociedad, mediante prácticas cotidianas como la mentoría.

  • La salud mental es un tema en la agenda actual, pero ¿hay suficientes estudios que aborden a los colectivos más vulnerables?

Aún faltan estudios e intervenciones específicas que aborden la salud mental de las personas migrantes y refugiadas, así como una mayor voluntad política para financiar programas de apoyo.

Las entidades del sector social tienen poco financiamiento. Por un lado, muchos programas no avanzan por falta de recursos. Por otro lado, la administración pública no entiende que estos programas forman parte del bienestar social de todos y son parte de la salud pública. En resumen, creo que el auge de la extrema derecha está frenando este cambio de paradigma.

  • ¿Por qué es importante trasladar la investigación al día a día de entidades como Punt de Referencia?

En el caso de SafeSpaces, el estudio cuenta con la colaboración de la Coordinadora de Mentoría Social y tenemos la voluntad de trasladar los resultados a las entidades participantes. Muchas de las propuestas no dependen del presupuesto de las entidades, sino del compromiso con la investigación.

“Cuando estás en un momento vulnerable, necesitas a alguien que este a tu lado y te apoye”

 

¿Te imaginas cumplir 18 años y no tener a nadie a quien recurrir? Cada año, 1.300 jóvenes pierden el apoyo de la Generalitat de Cataluña al alcanzar la mayoría de edad. En este contexto, Punt de Referència impulsa varios programas de acompañamiento para potenciar la emancipación de la juventud, entre los cuales destaca el proyecto Acull, que desde hace más de 20 años consiste en acoger a jóvenes migrantes de entre 18 y 23 años durante 9 meses.

«Los jóvenes que migran solos a menudo viven situaciones de vulnerabilidad que dificultan su emancipación, además de no contar con referentes familiares que puedan apoyarles en esta etapa de transición hacia la vida adulta», destaca la técnica del Proyecto Acull de Punt de Referència, Bàrbara Bort.

El objetivo principal del proyecto es el acompañamiento de los jóvenes en la emancipación y el intercambio cultural. Estos jóvenes no buscan una vivienda desde la emergencia habitacional, sino un núcleo acogedor con quien poder aprender y compartir.

 

 

Durante todo el proceso, la familia recibe el acompañamiento, formación y apoyo de Punt de Referència en la construcción de la relación y las necesidades que puedan surgir para garantizar la comodidad de ambas partes.

“Cada caso es especial, ya que las relaciones que se dan entre la juventud y las familias acogedoras son únicas. Aunque haya familias que repitan la experiencia, ningún acogimiento es igual”, destaca la técnica del proyecto Acull, Bàrbara Bort. Durante la trayectoria de la entidad, se han realizado más de una sesentena de acogimientos, y la mayoría de los jóvenes ha continuado su relación con la familia acogedora una vez finalizada la estancia.

Hablamos con Mohamed, uno de los jóvenes que ha sido acogido en el marco del programa Acull de Punt de Referència. Mohamed, de 23 años, fue acogido por una voluntaria de Barcelona durante el 2021.

  • ¿En qué situación te encontrabas cuando te incorporaste en el proyecto Acull de Punt de Referència?

Antes de entrar en el proyecto Acull estaba en un centro de protección de menores. Como ya participaba en otro proyecto de Punt de Referència, haciendo mentoría social, me explicaron el proyecto y comenzamos el proceso de preparación mientras aún estaba en el centro.

  • ¿Cómo ha sido vivir 9 meses con la familia acogedora?

¡Ha sido una experiencia buena! He tenido un espacio donde estar tranquilo, cuidar mi salud y convivir con alguien de aquí, con quien compartir y aprender de su cultura, y también enseñarle sobre la mía.

  • ¿Por qué crees que es importante que los jóvenes tutelados y extutelados puedan acceder a estas oportunidades?

Porque cuando estás en un momento vulnerable: sin trabajo, sin ingresos… Necesitas a alguien este a tu lado y te apoye. Es básico tener un espacio donde estar tranquilo y poder hacer tus actividades diarias para seguir adelante.

  • ¿Destacarías algún momento vivido?

Conocer a la “yaya” fue un momento muy bonito, me gustaba mucho jugar al dominó con ella, ¡reíamos mucho!

  • ¿Sigues en contacto con la familia que te acogió?

Sí, aunque entre el trabajo y las tareas diarias, no nos vemos tanto como quisiéramos. Sin embargo, hablamos por teléfono o por WhatsApp de vez en cuando. Sé que siempre puedo contar con la familia que me acogió si necesito algo.

  • ¿Querrías decir algo a aquellas personas que puedan estar dudando en acoger?

Que no tengan miedo y que ayuden en lo que puedan, por poco que sea, porque hay gente que quiere salir adelante y no puede hacerlo sola.

 

¿Estás pensando en acoger a jóvenes en casa?

Actualmente, 10 jóvenes de Punt de Referència están buscando hogar, escríbenos a voluntariat@puntdereferencia.org e impulsa su emancipación.

Durante el 2022, el 100% de los voluntarios valoraron su participación en el Proyecto Acull con un 8, el 100% de las familias acogedoras recomiendan la experiencia a su entorno y el 100% de los jóvenes participantes están muy satisfechos con el vínculo de confianza establecido con la familia acogedora.

“Hay muy pocos proyectos, dentro de los proyectos de mentoría internacionales, que apuesten por la mentoría social.”

El pasado mes de abril se celebró el Congreso Europeo de Mentoría en París. El evento fue un encuentro para todas las entidades relacionadas con la mentoría social de más de 24 países y este año estaba dedicado a buscar fórmulas para expandir la mentoría sin perder su estándar de calidad.

Dos de las técnicas de Punt de Referència, la técnica del proyecto Acull, Bàrbara Bort, y la jefa de área de mentoría, Marina Montoya, asistieron al congreso y pudieron intercambiar opiniones y sensaciones con diferentes entidades del sector. Hoy hablamos con ellas dos para conocer su experiencia.

 

  • ¿Cuál fue vuestra participación en el Congreso de Mentoría Europeo de este año?

Bàrbara: En esta edición participamos como ponentes en una mesa plenaria titulada “Encaminando las necesidades de los migrantes a través de la mentoría”. Era una mesa centrada en las estrategias de acompañamiento para jóvenes migrantes en los proyectos de mentoría.

En nuestro caso, transmitimos la visión y la forma de acompañamiento que tenemos desde Punt de Referència hacia las personas jóvenes migrantes. Nuestro proyecto se diferencia de la mayoría de proyectos de mentoría por los componentes emocional y la creación de vínculos, a partir de los cuales se refuerzan las necesidades y los apoyos que cada joven requiera. A través de esta creación de vínculos se consigue fortalecer la red de apoyo y la suma de todo conlleva la ampliación del capital social de los jóvenes.

  • No es la primera vez que participáis en el Congreso. ¿Desde cuándo forma parte Punt de Referència?

Marina: Hemos colaborado desde 2016, es decir, desde sus inicios, y este año es la quinta edición.

Bàrbara: Primeramente, no estábamos muy seguras de si participar o no, pero desde la organización nos animaron mucho y nos remarcaron que nuestra perspectiva era muy importante. Al final, más que lo que íbamos a aprender, era que querían contar con nuestra experiencia y trayectoria acompañando a jóvenes migrantes a través de la mentoría social.

  • El Congreso es un lugar de intercambio entre entidades de todo el mundo. ¿Es importante estar en contacto con otras entidades internacionales? ¿Por qué?

Bàrbara: Siempre es interesante conocer las diferentes formas de acompañamiento del territorio. Muchos de los jóvenes a quienes apoyamos tienen una trayectoria migratoria sin tener como destino definitivo España o Barcelona. Puede ser que estén de paso o que surja una oportunidad y que, por nivel idiomático o lo que sea, sea mejor ir a otro país o porque tengan la red familiar distribuida por diferentes países de Europa. Por eso creo que es interesante siempre estar en contacto con otras entidades del territorio europeo. Esto también lo aplicamos dentro del territorio español, tenemos contacto con alguna entidad que está situada en Ceuta, Melilla o las Canarias, lugares de foco de entrada de jóvenes.

Marina: En el ámbito profesional, estar conectada con diferentes proyectos te permite también conocer y repensar la tarea que haces y poder coger ideas o replantearte cómo estamos haciendo las cosas. Al final, estar en contacto con otros profesionales con proyectos de estos territorios te da posibilidades de ir pensando y evolucionando y reflexionando.

  • ¿Ha habido algún proyecto o metodología que os haya llamado la atención?

Marina: Ha sido interesante poder escuchar alguna charla sobre temas que nosotros, desde Punt de Referència, aún nos estamos planteando cómo trabajarlos. Por ejemplo, estuvimos en un taller que hablaba sobre cómo acompañar a la juventud con la perspectiva LGTBIQA+.

También fue interesante una charla sobre interseccionalidades. Hay muchos momentos de reflexión sobre cómo trabajar la interseccionalidad dentro del equipo y con las personas voluntarias para garantizar el mejor acompañamiento de los jóvenes.

 

  • ¿En qué se diferencia el proyecto de Punt de Referència del resto de iniciativas que habéis podido ver durante el congreso?

Marina: Desde Punt de Referència se le da mucha importancia a todo el proceso de formación y acompañamiento a las personas voluntarias. Yo creo que es un rasgo bastante diferencial y singular de nuestro programa de mentoría. También destacaría la coordinación del trabajo en red, entendiendo la relación de mentoría como un triángulo que pone siempre a la juventud en el centro.

Bàrbara: El tipo de mentoría que nosotros implementamos en nuestros proyectos es la mentoría social. Y en el Congreso nos encontramos con que hay muy pocos proyectos, dentro de los proyectos de mentoría internacionales, que hacen este tipo de mentoría. Por lo tanto, creo que esta diferencia debe ponerse sobre la mesa. El resto de proyectos se centran más en la mentoría enfocada a la inserción laboral, sin hacer especial énfasis en las diferentes áreas vitales de las personas mentoradas.

Además, en España trabajamos con una ley de extranjería diferente. Por ejemplo, la ley de extranjería de Alemania no exige los requisitos para poder conseguir un permiso de trabajo que sí exige la ley de extranjería española. Por lo tanto, aquí hay una diferencia muy importante. Antes de hablar de inserción laboral hemos tenido que dar muchos pasos previos que tienen que ver con necesidades básicas: hablo de lengua, de formación, de conocimiento de la cultura y de los códigos culturales, de la situación administrativa, la vivienda… Reforzamos todas estas áreas desde los proyectos de mentoría, mediante el equipo técnico y con el apoyo del voluntariado.

Además, nosotros también damos apoyo a un perfil muy concreto de jóvenes. No acompañamos a personas migrantes en general, acompañamos a jóvenes que no tienen las familias en el territorio y de unas edades muy concretas. Creo que había pocos proyectos que trabajen con perfiles tan concretos.

Por todos estos motivos, nosotros estamos en un punto que con la juventud vamos a hacer red, vamos a crear vínculos, ampliamos su capital social para que puedan ir poco a poco garantizando acceso a oportunidades, una red de apoyo y que puedan tener una salud con un bienestar emocional.

 

 

Bàrbara Bort,  

técnica del proyecto Acull de Punt de Referència

 

 

 

Marina Montoya,

responsable del ámbito de mentoría de Punt de Referència.

Entrevista: “Los jóvenes tutelados cuando salen de los pisos asistidos, no están preparados para emanciparse”

Desde el 2021, Punto de Referencia ha participado en el Proyecto IMEX, liderado por la Federación de Entidades con Proyectos y Pisos Asistidos (FEPA). El objetivo era crear un modelo de referencia estatal, así como europeo, para la desinstitucionalización en la atención al joven tutelado.

En Punto de Referencia, se ha trabajado la desinstitucionalización a través del proyecto de vivienda «Llars el Pas», una iniciativa que busca acercar la vivienda cooperativa a los jóvenes.

Hablamos con el educador social y miembro del equipo profesional de Punto de Referencia, David Marmolejo, que actualmente es técnico del proyecto «Llars el Pas» de Punto de Referencia.

 

  • ¿Cuál es la situación de los jóvenes tutelados y extutelados en relación con la vivienda?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que encontrar una vivienda en condiciones es un problema global en la ciudad de Barcelona. Si a este contexto le sumamos que el joven tutelado y extutelado es inexperto y carece de estabilidad económica y personal, la situación se vuelve aún más complicada. Y si a todo esto se añade un proceso migratorio, el racismo, la falta de referentes adultos o familiares que puedan apoyarlos en este proceso, se complica aún más.

A veces, los jóvenes tutelados y extutelados no están preparados para salir de los pisos asistidos o los proyectos de vivienda impulsados por las instituciones, pero no tienen más opciones debido al tiempo de estancia que establecen estos proyectos.

 

  • ¿En qué consiste el proyecto «Llars el Pas»?

«Llars el Pas» es un proyecto de emancipación y autonomía para los jóvenes tutelados y extutelados que ya han pasado por recursos de acogida anteriormente, es decir, sería el último paso antes de emanciparse sin ninguna institución o entidad que los acompañe.

El proyecto consta de 4 fases:

  1. Una primera fase, para jóvenes que tienen menos autonomía, su estancia en servicios residenciales ha sido mínima, sin ingresos y que tienen necesidades educativas más altas.
  2. La segunda fase es para jóvenes que comienzan a tener ingresos y tienen un itinerario formativo y laboral. Los jóvenes aportan como máximo el 30% del alquiler, y de esta forma hay una personalización del alquiler según sus necesidades y situación económica.
  3. La tercera fase es para jóvenes que ya han finalizado el itinerario educativo y quieren centrarse en el ámbito laboral. Consensuamos la estancia con el objetivo de conseguir un trabajo relacionado con lo que han estudiado y unos ingresos concretos.
  4. Por último, la cuarta fase se basa en la vivienda cooperativa. Realizamos una adaptación y acompañamiento en la integración de la vivienda.

Actualmente, contamos con 5 viviendas, ubicadas entre Barcelona, l’Hospitalet del Llobregat y Mataró. En total, estamos acompañando a 14 jóvenes.

 

  • ¿Por qué nació el proyecto «Llars el Pas»?

La iniciativa surgió porque los procesos de transición a la vida adulta debían ser más prolongados y no había suficiente apoyo administrativo. Nos dimos cuenta de que los jóvenes, al salir de los pisos asistidos a la edad de 21 años, no estaban preparados para emanciparse.

 

  • La última fase del proyecto tiene como modelo la vivienda cooperativa. ¿Consideras que este modelo de vivienda puede ser una opción para los jóvenes? ¿Cuáles son sus beneficios?

Considero que es una alternativa muy potente por los valores comunitarios y participativos, puede ampliar la red de apoyo de los jóvenes y ofrecerles otros referentes adultos en contextos diferentes. También potencia la desinstitucionalización de los jóvenes, es decir, permite que otros referentes adultos les brinden apoyo fuera de las instituciones.

 

  • Actualmente, sabemos que hay 2 jóvenes viviendo en la vivienda cooperativa de la Balma. ¿Cómo ha sido su experiencia?

La experiencia de los jóvenes es muy positiva. En primer lugar, nos alegra ver cómo una entidad confía en los jóvenes y les brinda la oportunidad de ser socios de una cooperativa. Gracias a la Balma, tienen un hogar y un proyecto.

También hay aspectos negativos. Vivir en una cooperativa implica realizar una serie de tareas y obligaciones para sacar adelante el proyecto. Esto supone un volumen de trabajo considerable, pero también es un aprendizaje valioso.

 

  • ¿Cuáles son las expectativas de futuro en el proyecto?

Queremos seguir impulsando el proyecto de «Llars el Pas». Por el momento, el año pasado llegamos a un acuerdo con la cooperativa Abril, que aún tiene las viviendas en construcción, pero ya estamos llevando a cabo un proceso de selección de dos jóvenes para que vayan a vivir allí.

 

El proyecto «Llars el Pas» cuenta con el apoyo de «La Caixa»:

Home - Fundación "la Caixa"

 

 

David Marmolejo

Técnico del proyecto «Llars el Pas» de Punto de Referencia.

“La mentoría ha sido un viaje y un proceso de crecimiento brutal”

  • Punt de Referència busca incorporar 100 nuevas personas mentoras antes de finalizar el verano para acompañar a jóvenes tutelados y ex tutelados.

 

Iolanda Fresnillo es socióloga y activista. Ha trabajado como consultora de investigación para Médicos Sin Fronteras y el Instituto Transnacional, actualmente es directora de políticas e incidencia en Eurodad, la red europea de deuda y desarrollo. En su tiempo libre, apuesta por el voluntariado social como herramienta para transformar la sociedad. Durante el 2022, formó parte de los programas de mentoría social de Punt de Referència. En esta entrevista, comparte su experiencia como mentora de Abdu, de 17 años.

 

  • En Cataluña, cada año 900 jóvenes pierden la red de apoyo al dejar de ser tutelados, una situación que complica su transición a la edad adulta. ¿Por qué elegiste la mentoría social como herramienta para acompañar a jóvenes tutelados y ex tutelados?

Aunque conocía un poco la situación de los jóvenes tutelados y ex tutelados, era una realidad que me resultaba bastante distante. Pensé que la mentoría era una manera ideal de acercarme al contexto de estos jóvenes, vecinos nuestros que ven vulnerados sus derechos diariamente, mientras acompañaba y ayudaba a un joven concreto. La posibilidad de conocer más de cerca la realidad de los jóvenes me impulsó a elegir la mentoría social.

 

  • ¿Cómo fue el proceso para participar en los programas de Punt de Referència?

Fue muy fácil, no me sentí sola en ningún momento. Las sesiones informativas y el curso fueron muy interesantes y útiles para acompañar al joven. Durante la mentoría, el apoyo por parte de las compañeras de Punt de Referència fue total y los encuentros con el resto de mentores y mentoras sirvieron para compartir experiencias similares. Aunque al principio no veía claras algunas cosas del programa, a medida que iba pasando por las diferentes fases, todo encajaba.

 

  • Toda relación requiere esfuerzo cuando se está construyendo. ¿Cómo fue el inicio de tu relación con el joven? ¿Fue fácil conocerse?

El inicio de la relación fue complejo porque ni yo ni el joven teníamos demasiado tiempo disponible. No obstante, enseguida conectamos, aunque la relación no fuera tan frecuente. Al principio, tuvimos unas dos primeras reuniones para situarnos y romper expectativas sobre la relación. Al final, la mentoría consistió en encontrarnos y hablar.

  • Durante el proceso, ¿tuviste dudas? ¿Qué te ayudó a tener confianza para continuar?

Sí, tuve dudas durante todo el proceso, surgen cuestiones que no sabes muy bien cómo abordar. Dudé si mi falta de disponibilidad sería un aspecto negativo durante la mentoría, pero siempre tuve el apoyo de Marina, la técnica de Punt de Referència que me acompañaba.

Marina me aseguró que, por poco que hiciera, estaba bien. Me ayudó a tener confianza para continuar y ser constante, y gracias a eso pude crear un vínculo con el joven.

 

  • Un 65% de los jóvenes valora los programas de mentoría como un impulso para emanciparse. ¿Qué impacto crees que tiene la mentoría en los jóvenes?

Quizás esta pregunta la debería responder el propio joven, pero creo que les da confianza y seguridad para salir adelante. Tienen la sensación de que no están solos, saben que si tienen un problema, hay alguien a quien acudir. No creo que sea una cuestión de herramientas concretas, más bien es la confianza y seguridad lo que ayuda a los jóvenes a emanciparse.

 

  • Cuando hablamos de impacto, siempre hablamos del joven, pero ¿qué papel juega la mentoría para las personas mentoras?

Para mí, la mentoría ha sido un viaje y un proceso de crecimiento brutal, creo que ha tenido más impacto en mí que en el joven. Me ha servido para ser más consciente de mis privilegios, y sobre todo de los obstáculos y dificultades del joven. En nuestro sistema, un sueño tan sencillo como jugar al fútbol puede ser una gran dificultad para los jovenes.

Durante la mentoría pude desarrollar herramientas y estrategias para que el joven tomara confianza en mí pero respetando los límites. En algunos momentos, fue un sufrimiento por las dificultades del joven, pero siempre estuve presente.

 

  • Punt de Referència está buscando incorporar 100 personas mentoras antes del verano. ¿Quisieras enviar algún mensaje a las personas que están dudando si hacer mentoría?

A las personas que están dudando, las animo a hacer mentoría. Yo tenía dudas porque no sabía si tendría suficiente tiempo para apoyar al joven, pero el poco tiempo disponible fue útil, interesante y muy reconfortante. Creo que hemos crecido los dos mucho, y ahora tengo una relación de amistad muy bonita con el joven.

La realidad del joven está a nuestro alrededor, y el voluntariado es una oportunidad de oro para poder conocerla de primera mano y, a la vez, ser útil. La mentoría social es útil tanto para ti como para el joven a quien acompañas.

“El proyecto Som Llavor permite a los jóvenes expresar sus inquietudes y que se vean como personas con plenos derechos”

Hablamos con Aixa Dulcey, educadora del proyecto Som Llavor

Por Marta Bach

 

  • ¿Con qué palabra definirías el proyecto Som Llavor?

‘Som Llavor’ és empoderamiento.

 

  • ¿Por qué necesidad se creó Som Llavor, un proyecto de participación e incidencia?

Som Llavor se creó en el año 2021, después de la pandemia y ante la necesidad de ofrecer a los jóvenes un espacio donde puedan expresar sus ideas e inquietudes y, al mismo tiempo, se puedan ver como personas con plenos derechos y capacidad influir en aquellas cosas que les afectan directamente.

Toda esta reflexión parte del hecho de que la juventud que está bajo el amparo de la administración tiene menos posibilidades de participación en el mundo del ocio y del ocio ya que su prioridad es sostenerse a sí mismos y salir adelante con su emancipación. Y con ello, pierden la oportunidad de explorar sus propios intereses e inquietudes, algo que no ocurre con los jóvenes de su generación. Som Llavor también da respuesta a esta necesidad tan vital de participar de un espacio por el simple hecho de disfrutarlo y también de experimentar con las habilidades que se generan: comunicativas, relacionales, de identificación con referentes culturales o los monitores y educadores que les acompañan.

 

  • ¿Un chico o chica que quiere formar parte de Som Llavor ¿cómo debe hacerlo?

Este año, participan un total de 13 chicos y chicas. Desde Punt de Referència hacemos un llamamiento inicial para que los jóvenes interesantes contacten con nosotros, a través de la web, de WhatsApp, redes sociales o boletines específicos. Los requisitos para formar parte son: jóvenes de entre 16 y 23 años, que tengan deseo de participar en un espacio grupal, que quieran conocer equipamientos culturales y de ocio de la ciudad y que puedan dedicar 2h a la semana a asistir -ahí. Además, deben tener inquietudes por el mundo audiovisual.

 

  • La cultura tiene un poder transfomador?

La cultura, al final, te permite generar una mirada constructiva y crítica sobre la realidad social y tu propia realidad. Con Som Llavor proporcionamos un espacio de conversación y de reflexión que estimula a los jóvenes a cuestionarse cosas, proponer nuevas y a verse a sí mismos como posibilitadores del cambio. Saber que pueden hacer cosas y transformar su realidad por muy dura que ésta sea.

Además, la cultura es también generadora de cohesión social. Un ejemplo de ello ha sido poder compartir un intercambio con jóvenes del instituto La Mallola de Esplugues de Llobregat y donde pudimos hablar sobre temas que afectan a los adolescentes y también sobre el hecho migratorio dando respuesta a una inquietud vital que tenía alumnado de La Mallola. Y por último, no podemos obviar que la cultura también nos permite ofrecer respuestas creativas a los retos actuales.

 

  • ¿Cómo llegar a escogerse el tema del proyecto sobre el que se quiere hacer incidencia? ¿Por qué se ha escogido el entorno audiovisual frente a otras posibles disciplinas artísticas? 

Antes de elegir el tema del proyecto, hacemos todo un trabajo de cohesión y conocimiento del grupo. Hacemos dinámicas generadoras de pensamiento crítico en torno a diferentes temáticas, como la igualdad de género, de derechos humanos, el concepto de identidad, la vivienda, el ocio saludable, etc.

Nosotros proponemos el modelo audiovisual porque es muy atractivo para el colectivo de jóvenes y ellos y ellas eligen el tipo de formato: vídeo, podcast, fotografía… Este año, ha sido de nuevo un vídeo, que se inspira en entrevistas hechas en la calle y grabación de audios sobre la problemática de la vivienda.

 

  • Som Llavor parte de una visión mutidisciplinar del arte, ¿verdad? ¿Qué actividades culturales lleva a cabo con la juventud?

Sí, al 100%. Uno de los ejes del proyecto es realizar actividades culturales de descubrimiento del territorio. Hemos visitado la exposición Ghorba en la Casa Golferichs, hemos visto la World Press Foto en el CCCB y la exposición ‘Identidades’ en el Pati Llimona. Las reflexiones de los jóvenes son interesantes. Por ejemplo, Lahcen dijo que nunca había visto una exposición así y que le impresionó mucho ver el peligro que pasan los periodistas por hacer algunas de las fotografías expuestas en el World Press Foto. Mientras, Leslie reflexionó que algunas fotos le recordaban mucho a Venezuela y los sucesos que allí pasan.

 

  • Participas cada semana en Som Llavor, ¿qué progresos ves en los chicos y chicas a lo largo que pasan los días?

Básicamente existe una mejora a nivel de competencias importantísimas y claves para la emancipación como son el autoconocimiento, la conciencia emocional y también la mejora en las habilidades relacionadas con la participación: es decir saber comunicarse, tomar la iniciativa y hacer crecer las capacidades de vinculación y también la sensibilidad artística.

 

  • ¿El año pasado se creó un vídeo reivindicativo donde la juventud explica actitudes racistas que han vivido? ¿Este año cuál el hilo argumental?

Este año incidimos con un tema muy cercano a los jóvenes de Punto de Referencia y que afecta directamente al todo a su colectivo como es el acceso a la vivienda, poder disponer de oportunidades reales y emancipadoras de empleo y también como n ‘es importante tener una buena red de apoyo para la vida y el bienestar propio.

 

  • ¿En qué ha consistido el acto de presentación y el tema del audiovisual de este año?

La presentación tuvo lugar el pasado 1 de junio a las 18h en el Casal Transformadors. Fue un acto emotivo y, a la vez, reivindicativo porque el tema del derecho a la vivienda y al empleo es algo que es necesario poner reivindicar con firmeza y vehemencia porque es un derecho del que se ha despojado a una franja importante de la sociedad . Además, tuvimos la oportunidad de escuchar de primera mano la experiencia y ver el trabajo que han hecho los chicos y chicas con la creación del vídeo “Som joves, som llavor” y en una sala con un centenar de personas que nos acompañaron y participaron activamente del coloquio posterior. Fue cómo cumplir un sueño.

 

  • ¿Qué te ha aportado profesional y personalmente este trabajo?

Muchos aprendizajes. Es la primera vez que dinamizo a un grupo que está aprendiendo el idioma, esto me ha hecho ser más creativa con las dinámicas propuestas. También ha supuesto para mí un cambio de mirada. Sabes que los jóvenes son muy potentes pero cuando escuchas argumentar, dar sus puntos de vista, conocer sus propias vivencias, hacer propuestas, cuando van ganando confianza y dicen la suya, y cuestionan y son críticos, eso te enriquece. Estoy muy contenta de formar parte del proyecto.

 

  • ¿Si tuvieras que quedarte con un recuerdo?

Como este grupo me ha dado tanto, es difícil limitarme a un recuerdo, así que voy a compartir dos: el primero, es cuando estábamos haciendo el trabajo de cohesión de grupo. Utilizamos una metodología que se llama «la prevención» se trata de una escaleta, que uno de sus últimos escalones es la cooperación, así que realizamos una dinámica llamada «las sillas cooperativas». El típico juego de las sillas, donde pones música y la gente va bailando y cuando la música se detiene deben sentarse en una silla. En esta dinámica se cambia la lógica del juego, en lugar de descartar a personas, se descartan sillas y ellos deben cooperar para que nadie se quede sin lugar donde sentarse. Yo llevaba una canción preparada para la dinámica, movidita pero una canción cualquiera… Muchos no bailaban, entonces Mohammed detuvo la dinámica, saca el móvil y me pide poner una de sus canciones y empezaron a bailar, se respiraba alegría y aplausos… Me emocionó y también me hizo pensar en la importancia de la interculturalidad y el reconocimiento.

El segundo recuerdo es ya durante el proceso de creación del vídeo. El día que se estaban entrevistando entre ellos, la seguridad que había en el grupo, la complicidad, las risas y el hecho de que, al final, pidieran tomar una foto grupal donde estuviéramos todos es un bonito recuerdo.

“Trajecte ofrece acompañamientos más largos e integrales”

Hablamos con Clara Jorge Blanco, educadora del proyecto ‘Trajecte’

Por Marta Bach

¿Con qué palabra definirías el proyecto ‘Trajecte’?

Acompañar

 ¿Cómo explicarías el proyecto a alguien que no lo conoce?

‘Trajecte’ nació inicialmente para dar respuesta a necesidades de los y las jóvenes que habían formado parte de algún proyecto de la entidad y que, un tiempo después, habían vuelto a contactar para pedir apoyo en alguna necesidad concreta, como puede ser buscar una vivienda, trabajo, trámites administrativos, etc.

En su inicio estaba pensado para dar continuidad a los procesos iniciados por los chicos y chicas, pero ahora se ha consolidado como proyecto que ofrece acompañamientos más largos e integrales, más allá del paso que los y las jóvenes hacen por Punt de Referència y que finaliza a los 21 años. ¡Entendemos que estamos acompañándolos en el proceso hacia l emancipación y ésta no se da de un día por otro!

 ¿Cuántos jóvenes forman parte de ‘Trajecte’ en la actualidad?

Cada año, atendemos de media a unos 30 jóvenes. De manera simultánea apoyamos a 15 chicos y chicas. Los procesos son diversos: hay acompañamientos más puntuales (de 2-3 meses) y, otros, con un acompañamiento de largo plazo.

 ¿Ellos y ellas tiene la particularidad de tener que hacer una emancipación precoz y urgente, y a la vez, tienen un bagaje vital complejo, qué les ofrece ‘Trajecte’ para poder salir adelante?

Por un lado, damos respuesta a temas más prácticos: apoyo para encontrar vivienda, procesos de orientación formativa, documental. Pero, por otro lado, y quizás la parte más importante, está vinculada al proceso emocional: es muy importante que sientan que tienen al equipo de Punt de Referència con quien siempre pueden contar. Unas personas con las qué poder hablar cuando lo necesitan, cuando tienen dudas… Como en cualquier proceso de cambio, siempre hay incertidumbres, miedos… y sentirse acompañados y acompañadas les permite afrontarlo con más seguridad y menos angustia.

 ¿Todas las entidades que trabajamos con juventud tutelada y extutelada tendríamos que ofrecer un acompañamiento de larga duración?

Hay recursos de vivienda para jóvenes extutelados, pero no todos pueden acceder a ellos y, los que sí, tienen una duración determinada. En Punt de Referència, desde el proyecto ‘Trajecte’ queremos dar respuesta a la juventud que todavía está en proceso de emancipación y no cuenta con ningún referente educativo. Se trata de que puedan llegar a una vida autónoma con igualdad de oportunidades que los jóvenes que han podido tener el apoyo de referentes adultos y con los recursos materiales garantizados. Por eso, haría falta que el máximo de entidades que ofrecen recursos y acompañamiento sean de largo plazo porque así la juventud extutelada o en situación de vulnerabilidad tendrá más oportunidades.

‘Trajecte’ participa en el proyecto IMEX que está creando la figura del Referente de Emancipación. ¿Qué aportará al proyecto esta colaboración?

El tipo de acompañamiento y apoyo que ofrecemos a la juventud desde Punt de Referencia ha servido de modelo para la creación de la figura del Referente de Emancipación que se está promoviendo desde FEPA, integrado dentro del proyecto IMEX y que cuenta con el apoyo de los Fondos Next Generation. Hemos decidido sumarnos porque esta participación ha permitido que se pueda invertir tiempo, recursos y dedicación a validar y promover la nueva figura del Referente de Emancipación, un perfil muy necesario para la juventud en situación de vulnerabilidad o extutelado que está realizando un proceso de emancipación. El trabajo de construcción de este nuevo modelo se hace en el ámbito estatal y, cuando finalice, se habrá definido un proceso de acompañamiento de larga duración que trabaja en pro de la desinstitucionalización de la juventud.

¿Qué obstáculos te tienes que afrontar en tu día a día laboral?

La barrera que destacaría es compartida y tiene que ver con el sistema, es más estructural: la situación de vulnerabilidad de los y las jóvenes no es una condición propia de la persona, sino el resultado de unas políticas y de una parte de la sociedad que, en realidad, las vulnerabiliza. Y todo ello, hace que tengan más dificultades para poder acceder a una vivienda, tener un trabajo u obtener el permiso de residencia. Y, en definitiva, vivir en igualdad de condiciones y oportunidades que una persona que no ha hecho un proceso migratorio o que no sea racializada. También es cierto que no todos los jóvenes de Punt de Referència son migrantes, pero sí que han pasado por el sistema de protección, pero en el caso específico de ‘Trajecte’, actualmente, todos han vivido un proceso migratorio.

 ¿El compromiso es una de las herramientas educativas que utilizáis?

Sí. Siempre hace falta un compromiso y que el/la joven forme parte de la construcción del plan de trabajo y de los objetivos que quiere lograr sin perder nunca de vista sus demandas, deseos e intereses.

 ¿Así, se podría decir que ‘Trajecte’ ha nacido de la observación y de poner a los jóvenes en el centro?

Siempre es mejor que todos los procesos de cambio de etapa se puedan hacer en compañía. Cuando la red de apoyo y la comunidad no puede dar respuesta a esto, las administraciones públicas tienen que ser las responsables para que este proceso se dé con seguridad. Ahora está muy presente el uso del término “salud mental”, que es un concepto más clínico, pero, sea como fuere, se tiene que poner el foco en los procesos emocionales, y contribuir a que estos cambios no se hagan en soledad. Nosotras trabajamos desde el vínculo, desde sentirse acompañada. Es una parte muy importante, no sólo es el apoyo en busca de trabajo o a hacer un trámite educativo, sino un “estoy contigo haciendo este proceso”.

¿Hace 4 años que trabajas con el colectivo de jóvenes extutelados, qué diferencias ves respecto al pasado? ¿En qué ha cambiado su realidad? ¿Para bien o para mal?

Ha habido una mejora documental a raíz de la modificación del Reglamento de Extranjería que les ha facilitado la obtención del permiso de residencia. Esto ha allanado el camino, pero queda mucho por hacer, porque la Ley también tiene carencias. De hecho, que haya una Ley específica que diferencia el acceso a derechos entre las personas que han nacido en un territorio y tienen la nacionalidad y las personas migrantes, genera una desigualdad estructural.

A raíz de una gran llegada de jóvenes migrantes en el territorio (entre los años 2017 y 2018) se generaron situaciones de racismo y rechazo que han generado discursos de odio y ha sido necesario crear un “contradiscurso” y generar un debate en el espacio público. Pero, también hay que tener presente que se han dado ciertas resistencias y han aumentado las políticas de extrema derecha a las cuales tenemos que estar muy atentas para dar una respuesta contundente.

¿Qué te ha aportado personalmente este trabajo?

Sobre todo, aprendizaje. Tanto profesionalmente como personalmente, aprender a acompañar en situaciones muy complejas y saber identificar cuáles son las cosas importantes cuando se trabaja con personas. Y también me ha ofrecido aprendizaje de cómo funciona el sistema, que hay que continuar reivindicando cambios sociales y políticos, además de saber los puntos donde hacer más incidencia para que haya una auténtica transformación que promueva más justicia social.

Si tuvieras que quedarte con un recuerdo o explicar una anécdota de estos años…

Podría explicar muchas, algunas más difíciles, por lo expuesto antes, y otras muy bonitas. Ahora, recuerdo un día que organizamos una excursión con la juventud del proyecto en el Poble Espanyol y, antes de acceder, hicimos una comida todas sentadas en el suelo, con comida compartida. Fue un momento muy y muy bonito, y me quedo con este.

“Desde los pisos asistidos promovemos que la juventud tenga formación, una red comunitaria y las habilidades personales para tirar adelante”

Hablamos con Tere Rodríguez, educadora del piso asistido Fent Camí

Por Marta Bach

 

¿Con qué palabra definirías el proyecto de pisos asistidos?

Siempre digo que lo importante es “estar allí”.

¿Explica qué es un piso asistido?

Los pisos asistidos son proyectos socioeducativos situados en bloques de edificios de la ciudad que acogen a jóvenes cuando salen del sistema de protección cuando cumplen los 18 años y hasta los 21 años. Es un proyecto donde hay una figura educativa que acompaña los procesos individuales de los jóvenes y, a la vez, genera espacios relacionales de grupo para trabajar la convivencia y también, a escala individual, promover la autonomía de cada persona en su camino hacia la emancipación.

¿En Punt de Referència cuántos pisos asistidos disponéis y cuántos jóvenes acogéis?

Disponemos de tres pisos asistidos mixtos: Fent Camí y Trampolín, en la ciudad de Barcelona, y Horitzó en Hospitalet del Llobregat. En ellos conviven 12 jóvenes, cada uno con su realidad y su “mochila personal” que trabajamos intensamente.

 ¿Y cuál es su realidad? ¿Cómo viven esta oportunidad?

La realidad es que son chicos y chicas que no tienen referentes adultos en el territorio y, por lo tanto, tienen que emanciparse sin una red de apoyo emocional que los ayude en temas del día a día. No tienen apoyo a ningún nivel con todo el que ello comporta.

Es importante diferenciar que los jóvenes migrantes acostumbran a mantener el vínculo con sus familias en el país de origen. Muchos de ellos han emprendido el viaje motivados por un deseo de ayudar su familia y, incluso, algunos de ellos han sido empujados a hacerlo. En cambio, la realidad de las personas nacidas aquí puede ser diversa: acostumbran a tener unos referentes poco estables y, seguramente, han tenido vivencias negativas que los condicionan su presente y su futuro. Quiero destacar que un piso asistido no es solo disponer de una vivienda, sino también contar con el apoyo educativo y del grupo. Si bien es cierto que hay jóvenes que solo priorizan la necesidad de tener un techo para no tener que vivir en la calle.

 ¿Qué factor diferencial hay en los pisos asistidos de Punt de Referència que no tiene otra entidad?

Para nosostras es importante que se sientan como en casa. Yo nunca digo: ¿estás en el piso?, sino: ¿estás en casa? La atención a los detalles es importante. Cuando llegan al proyecto estamos muy atentas para qué encuentren su espacio y se sientan acogidas. Generar “caliu”, una palabra que me gusta y me representa mucho. Porque el “caliu” que ser real, tangible. Que ellos y ellas lo sientan. El piso asistido no tiene que ser un lugar de paso. Por eso, digo que hay que estar allí.

¿En qué consiste el trabajo de una educadora de pisos asistidos?

Muchas de las jóvenes vienen de centros de acogida o CRAES donde conviven muchas personas. El hecho de entrar en un piso como el nuestro, primero, las hace sentir solas porque es un cambio muy grande. Pasan de estar 24 horas acompañadas con educadoras y gente, a estar en un piso ya como una persona adulta, con tus horarios, rutinas y responsabilidades. Por eso, la primera etapa, cuando llegan, es muy importante que la educadora esté atenta, que escuche lo que la joven quiere decir y pueda acompañarla, ordenar lo que ella quiere y, sobre todo, hacia donde quiere dirigir su vida. Quién decide es la joven y la educadora está a su lado. A lo largo de la estancia de las jóvenes en el piso (de los 18 a los 21 años, es decir 3 años) planteamos los objetivos de trabajo para que se formen y puedan acceder al mundo laboral con las máximas garantías. Este camino no es nada fácil y las personas tienen altibajos que tenemos que sostener para que puedan salir adelante con sus proyectos vitales de manera autónoma.

¿Qué competencias y habilidades trabajáis con los jóvenes?

Nuestro objetivo principal es que tengan una estabilidad emocional porque sin esto es inviable poder afrontar los retos del día a día. La salud emocional es uno de los pilares que trabajamos más intensamente. Queremos que las jóvenes que salgan de los pisos sean ciudadanas de pleno derecho. Por eso, promovemos que tengan una formación, una red comunitaria y las habilidades personales para poder emanciparse.

¿Llevas 16 años trabajando con el colectivo de jóvenes extutelados, qué diferencias ves respeto el pasado? ¿En qué ha cambiado su realidad? ¿Para bien o para mal?

En el pasado, el punto de partida de las jóvenes era muy similar. Llegaban movidas por un afán de mejora personal y de sus familias. Pero, el camino administrativamente era mucho más difícil. Antes no se apostaba tanto por la formación reglada, que es la que los permitirá tener más oportunidades, y se optaba directamente por la inserción en el mercado laboral. Por lo tanto, los itinerarios dentro de los pisos asistidos eran mucho más cortos. Ahora, por el contrario, los perfiles de la juventud que entra en los pisos es mucho más amplio y variado, y esto exige un esfuerzo más intenso para atender las realidades diferenciadas de cada uno. Desde Punt apostamos por unas formaciones de larga duración para generar más oportunidades y trabajar la parte emocional para que así tengan el máximo de recursos personales. El acompañamiento intenso y alargado con el tiempo permite generar una relación con un vínculo que facilita decididamente el proceso hacia la emancipación.

¿Las dificultades de acceso al mercado de la vivienda del colectivo migrante y juventud extutelada condiciona su futuro?

Totalmente. No es que haya dificultados, sino casi se puede decir que es un territorio vedado, una misión imposible. Para una persona joven, alquilar un piso implica destinar el 85,4% de su salario. Para un joven extutelado, aparte de la barrera económica, se añaden dificultades como el racismo. ¡Como sociedad hay que abordar este tema de manera urgente! No solo para el colectivo de juventud extutelada, sino para toda una generación. ¡Es indecente que por una habitación realquilada en Barcelona o el área metropolitana se paguen 400 € o más!

 ¿Qué te ha aportado personalmente este trabajo?

Para mí es un lujo poder estar junto a personas que te abren el corazón y comparten contigo sus inquietudes, miedos, sueños y deseos de futuro… ¡Y que te dejan entrar, estar! Estar atenta en todos los momentos, saber qué les pasa… ¡Para mí tener atender las relaciones es lo más importante!

Si tuvieras que quedarte con un recuerdo o explicar una anécdota de estos años…

Hay gente que han pasado por Punt de Referència que forman parte de mi familia. Ver que consiguen salir adelante es gratificante. Tienen hijos, pareja, un techo y unos sueños cumplidos. Recuerdo especialmente, que me invitaron a una boda en el Marruecos y fue un regalo. Me sentí acogida como una más de su familia.

Nuevo piso cooperativo para jóvenes extutelados en el barrio de Poblenou

Nos hace especial ilusión explicar que nos hemos sumado a la cooperativa Abril que promueve un nuevo edificio de viviendas cooperativas en el barrio de Poblenou de la ciudad de Barcelona. La buena noticia es que uno de los 18 pisos que se construirán será una vivienda de carácter social e inclusivo y se destinará a dos jóvenes de Punt de Referència, siguiendo el modelo que ya hemos implementado en el edificio de La Balma donde en la actualidad ya viven otros dos jóvenes de Punt de Referència.

Justamente a mediados de marzo, organizamos el primer encuentro de jóvenes que forman parte del proyecto ‘Llars. El Pas’ que se reunieron para visitar La Balma y escuchar en qué consiste la experiencia de uno de los jóvenes que ya es uno de los vecinos de una vivienda cooperativa. Saber cuáles son las principales diferencias con una vivienda normal; como se comparten los espacios físicos y relacionales; cuáles son las ventajas económicas frente al mercado de vivienda ordinaria; de qué manera se establece y se consolida la relación con la vecindad; cuál es la carga de trabajo que hay que asumir en este modelo cooperativo (participación en asambleas, comisiones y tareas y responsabilidades individuales) y cuáles son los gastos económicos que hay que asumir (aportaciones, alquileres, suministros, etc.) fueron algunas de las temáticas tratadas.

El espacio luminoso y la comodidad del entorno ayudaron a qué la charla fuera amena y participativa. El encuentro acabó con la visita del piso de los dos jóvenes y también del edificio entero conociendo in situ los espacios compartidos (sala y cocina común, la sala polivalente, la biblioteca, las habitaciones de invitados, la zona de cuidados, la lavandería, la azotea con el huerto comunitario y el aparcamiento para bicicletas).

Una de las principales razones de qué Punt de Referència apueste por la vivienda cooperativa es que este modelo permite a los chicos y chicas formar parte de una comunidad. “Muchos de los jóvenes extutelados tienen una red social pequeña y débil debido, en gran parte, a su proceso migratorio y a los años de tutela, y este modelo les permite una nueva red relacional con el vecindario y el barrio”, explica Rita Grané. Y añade que “la vivienda cooperativa es un modelo transformador y no especulativo, una herramienta interesante que contribuye a la transformación de la sociedad”.

La apuesta por este modelo viene de lejos. En el año 2019 se iniciaron las primeras conversaciones sobre vivienda cooperativa en Punt de Referència. Poco después, en el 2020, se hace pública la convocatoria del Projecte Lliures, una iniciativa impulsada por Coop57, Òmnium Cultural y ECAS que trabaja para revertir las desigualdades, la pobreza y la exclusión social ofreciendo apoyo a proyectos de este tipo en todo el territorio. Gracias a este apoyo, Punt de Referència consiguió las aportaciones iniciales de capital para asegurar un piso solidario en La Balma.

La historia continúa y es más necesaria que nunca, puesto que la tasa de emancipación juvenil continua con cifras poco esperanzadoras: se situó en el 16,75% en el segundo trimestre de 2021, según el Observatorio de Emancipación Juvenil promovido por el Consejo de la Juventud de España.

“Hacemos un acompañamiento a las familias y personas que acogen con mucha presencia educativa y con una alta implicación”

Hablamos con Bàrbara Bort, Coordinadora del proyecto Acull

Por Marta Bach

¿Con qué palabra definirías el proyecto Acull?

Acull es “caliu”

Para la juventud extutelada cumplir 18 años puede llegar a ser una auténtica pesadilla. Somos conscientes, como sociedad, ¿que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades?

La juventud que participa en el proyecto Acull tiene unos retos diferentes a los de una persona que  cuando cumple los 18 años tiene una situación de seguridad gracias al apoyo de su familia. En su caso, no tienen referentes familiares en el territorio que se les puedan apoyar en la etapa de la emancipación, a pesar de que, en la mayoría de los casos, mantienen unos vínculos muy estrechos con su familia. Los retos que afrontan no sólo tienen que ver al ser jóvenes y no tener la familia cerca, sino también en su condición de migrantes y con todo el que esto implica: aprendizaje de una nueva lengua, una nueva cultura, tejer nuevos vínculos de amistad, necesidad de red de apoyo… Y también en el ámbito documental, formativo, jurídico, administrativo, laboral…

¿Explícanos cuál ha sido tu trayectoria dentro del proyecto Acull?

Hace 4 años que soy la responsable del proyecto. Entré en Punt de Referència con el proyecto GR 16-18 de mentoría grupal y, al poco tiempo, me propusieron asumir un nuevo grupo de Referents y, más tarde, el proyecto Acull. Me hizo mucha ilusión porque es un programa que tiene mucho sentido y porque creo que existencia una carencia de iniciativas como esta y, a la vez, muchas jóvenes y personas voluntarias en el territorio se pueden enriquecer de experiencias como esta. Además, me atraía poder continuar con un trabajo que aglutinara el trabajo con los y las jóvenes y voluntariado.

 ¿Qué lo hace diferente otras iniciativas similares?

Por un lado, el hecho que Punt de Referència sea una asociación y no dependa de un encargo de una administración ni de ninguna empresa privada. Y por otro, que no existe un proyecto igual, quizás similar, pero no con las mismas dimensiones. Hacemos un acompañamiento con mucha presencia educativa, con una alta implicación, entre la técnica del proyecto y la familia o persona acogedora donde el/la joven es el foco de la relación. Sin lugar a dudas, se genera una vinculación triangular entre la familia, el/la joven y la técnica que hace acompañamiento y seguimiento de ambas relaciones.

¿Cuántos jóvenes han pasado por hogares que ofrecen acogida?

El proyecto Acull se creó en 2022, cinco años después de la constitución de la asociación Punt de Referència. La intención original, y que se mantiene intacta, es hacer una discriminación positiva hacia el colectivo de jóvenes migradas que, habiendo cumplido los 18 años, tienen que emanciparse sin tener la familia cerca. En este veintiuno años han pasado por el proyecto unos sesenta jóvenes y esperamos poder continuar dando esta oportunidad a muchas personas más.

¿Pero ahora, el proyecto Acull está en crisis, que está pasando?

En los últimos meses y, sobre todo a raíz de la pandemia, hemos notado una disminución del número de familias o personas interesadas en acoger en su hogar durante 9 meses a un/a joven. Lo atribuimos a un cansancio después de toda la situación vivida, a la incertidumbre del contexto actual, con el inicio de la guerra en Ucrania, y a la posterior crisis económica. Nos resistimos a creer que detrás hay una crisis de valores. Estamos convencidas de que si muchas personas conocieran a fondo el desarrollo del proyecto, probablemente, superarían los obstáculos que impiden que nos lleguen tantas familias como querríamos para dar respuesta a los jóvenes que están esperando. Ahora tenemos 5 chicos y chicas que les gustaría ser acogidos por una familia para establecer nuevos vínculos y tener apoyo emocional a través del “caliu” que una familia puede aportar.

¿Se tiene que ser de una pasta muy especial para querer acoger a tu hogar a un joven durante 9 meses?

No, seguro que no. Es cierto que lo más importante es tener motivación para incluir a una persona de otro origen y con una distancia generacional a tu dinámica familiar y de convivencia. Y, sobre todo, hay que tener disponibilidad emocional para establecer nuevos vínculos. Cómo resumió, recientemente, una familia acogedora hay que tener “espacio a casa y en el corazón”. A la práctica, solo se necesita una habitación libre, vivir en el área metropolitana de Barcelona y disponer de tiempo para compartir, al menos, una comida al día con la persona acogida.

¿Has acompañado a muchos chicos y chicas que han pasado por el proyecto Acull, que dirías que se llevan de esta experiencia en su historia de vida?

¡Por supuesto el que valoran más son los vínculos establecidos! Durante estos años, hemos hecho una estimación que indica que, aproximadamente, el 70% de los vínculos creados se mantienen durante el tiempo, hasta día de hoy. También valoran mucho que, a través de la inmersión lingüística, pueden mejorar su competencia idiomática que se traduce en más oportunidades de acceso al mercado laboral, a formaciones y de contacto con la comunidad. ¡Y decididamente ponen en valor el apoyo emocional y funcional con que cuentan, tanto de la familia como de Punt de Referència!

Bàrbara, ¿si tuvieras que convencer a una persona o familia para que formara parte del proyecto qué se los dirías?

Le hablaría de las personas que han participado y del hecho de qué lo valoran como una experiencia muy enriquecedora, que todo ha sido más sencillo de lo que esperaban y que poder contar con el apoyo de Punt de Referència  les ha dado la tranquilidad y seguridad de saber que no estaban solas.

Si tuvieras que elegir un momento, un recuerdo…

Tengo muy buenos recuerdos de las acogidas que he ido acompañando a lo largo de estos cuatro años y me cuesta escoger uno solo. De todos he aprendido algo y me han ayudado como persona. Lo más significativo ha sido ver crecer los vínculos, con la diversidad de formas que cogen e indiferentemente del tiempo que perduren. Todos ellos son significativos y me han hecho recordar nuevamente que las personas cuando caminamos juntas somos más fuertes.

 

Cultura que transforma

Nadie pone en entredicho que la cultura es una de las mejores herramientas para que brote una conexión emocional. ¿Quién no recuerda un libro, una exposición u obra de teatro que le hicieron cambiar la mirada?

El arte por si constituye un espacio de expresión, de encuentro, de participación social… Y a la vez también es el entorno ideal para que transciendan barreras de todo tipo (relacionales, físicas, comunicativas…). Por todas estas razones, no escatimamos esfuerzos para que los chicos y chicas de Punt de Referència vean y vivan la cultura en primera persona.

Os presentamos un pequeño balance de actividades en las cuales participan jóvenes y voluntariado, gracias a la colaboración de la Compañía Los Piratas del teatro Maldà y al equipo de Mediación Comunitaria del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB):

DOMINGOS DE TEATRO

El Teatro Maldà es una de nuestras entidades cómplices para hacer llegar a los chicos y chicas la emoción de la interpretación. Ofrece de manera totalmente gratuita entradas de diferentes espectáculos para todas las parejas mentoras del proyecto Referents que quieren ir. Los musicales Hi ha d’haver una vida fora d’aquí y Broadway en el Maldà y la comedia El bon Policia (que ahora se volverá a programar), han sido algunas de las últimas piezas teatrales que han disfrutado junto a sus mentores/se. Las mentoras nos explican cómo lo han vivido:

 

       

           

Broadway en el Maldà

El espectáculo fue una delicia. Muy recomendable. El hilo conductor era la relación de los letristas y compositores de Broadway, y con esta excusa el cantante repasaba, mientras tocaba el piano, canciones emblemáticas de la historia del musical. Me encantó y pienso que a él también, a pesar de que le costaba estarse quieto a la silla, parecía que tuviera el mal de Santo Vito(Olga)

La obra es dinámica y amena con una serie de canciones. Las actrices saben transmitir el trasfondo del hilo conductor de las canciones. A pesar de ser en catalán, el joven comentó que entendió el mensaje sobre el papel de las mujeres. ¡Muy recomendable!(Anna)

Hi ha d’haver una vida fora d’aquí

El teatro nos gustó mucho, fueron muy puntuales, y también nos gustó el enfoque de la obra sobre la evolución de la mujer de los años 50 hasta ahora, casi todo con canciones acompañadas de pequeños diálogos, fue muy amena y fácil de entender. Disfrutamos mucho tanto Aissatou como yo. El teatro es pequeño, pero fascinante y te sitúa en otra época.(Rosa)

 

EXPOSICIONES PARA VER Y VIVIR

El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) es otra de las entidades que apuestan por acercar la cultura a todo el mundo y, por supuesto, a los chicos y chicas que acompañamos. Desde el World Press Photo hasta otras exposiciones han abierto las mentes y, a la vez, permitiendo disfrutar de la creatividad y del sentimiento.

La relación de Punt de Referència con el CCCB es intensa y fructifica. El pasado 9 de febrero, el teatro del CCCB, acogió el acto final del 25º cumpleaños de Punt de Referència, pero, en el 2022 jóvenes de nuestra entidad participaron en la presentación del libro Viatge a Mart. Relat coral per a un altre món possible que recoge experiencias, también de jóvenes tutelados y extutelados, sobre el desplazamiento y el viaje emprendido hacia nuestro país.

Por otro lado, el proyecto ‘Som Llavor’ que promueve encuentros grupales y formación práctica sobre creación de audiovisuales para jóvenes migrantes, realiza de manera regular salidas culturales a diferentes salas como la Casa Golferichs y el espacio de fotografía Català Roca de Barcelona.

Continuaremos con intensidad nuestra apuesta para diseminar la cultura porque sabemos que la cultura cambia la mirada y nos transforma. Porque sabemos que la participación cultural es un derecho que deben disfrutar todas las personas. Porque la dimensión vivencial y lúdica de las actividades relacionadas con las artes son útiles para crear sentimiento de comunidad. ¿Además, hay alguien que ponga en entredicho que muchas de las creaciones artísticas que hemos visto y vivido nos han ayudado a ser las personas que hoy somos?

¡Gracias a todas las entidades colaboradoras para hacerlo posible!

Contar con un hogar permite a los chicos y chicas trabajar y continuar su formación y tener más oportunidades de futuro

Hablamos con David Marmolejo, coordinador del proyecto ‘Llars El Pas’

¿Cuál fue el punto de inicio y el porqué de la creación del proyecto ‘Llars El Pas’ de Punt de Referència?

Desde Punt de Referència vimos que los chicos y chicas que salían de los pisos asistidos cuando cumplían los 21 años tenían muchas dificultades para acceder a una habitación de alquiler, principalmente, por motivos económicos y también por actitudes racistas. Igualmente, habíamos diagnosticado que una parte de estos jóvenes no estaban bastante preparados para poder afrontar la emancipación sin un mínimo de seguimiento por parte de un/a educador/a. ¡Tres años no son suficientes para consolidar un proyecto de emancipación! Por eso, decidimos innovar y crear un itinerario que permitiera ligar el proceso de acompañamiento educativo con una visión de largo plazo.

¿‘Llars El Pas’ contempla diferentes fases de acompañamiento en función de cada situación personal?

Sí. Consta de 4 fases según el proceso en que se encuentre cada chico o chica. En la primera, el/la joven se sitúa en el momento inicial de creación de su itinerario formativo y laboral y no tiene ingresos, pero necesita un espacio donde vivir, como todo el mundo, y se los hace falta un acompañamiento educativo continuado. Está pensada para la juventud que ha participado del proyecto Acull. En la segunda fase, la juventud ya tiene claro su itinerario laboral o formativo. Ha empezado su inserción laboral y cuenta con unos ingresos fijos, aunque sean bajos y precarios. El objetivo es que se pueda consolidar y finalizar su itinerario laboral o formativo. Gracias a este proyecto, hay jóvenes que pueden compaginar su trabajo (con ingresos bajos o a media jornada) y continuar su formación, una cuestión que los permitirá en el futuro poder tener más oportunidades. Este es el sentido final de ‘Llars El Pas’: mejorar las condiciones de los jóvenes para que puedan continuar los estudios, como cualquier joven de su generación que normalmente tienen una seguridad familiar mientras acaban su formación académica.

La tercera fase va dirigida a juventud que ya han consolidado sus objetivos formativos y laborales. Sería el caso de un chico o chica que ha conseguido el grado mediano o superior y esto le ha permitido tener trabajo con condiciones buenas y conseguir un contrato indefinido. La seguridad laboral y económica facilita poder preparar su salida del proyecto gracias a una buena gestión de los ahorros, por ejemplo, y seguir su camino de emancipación de manera autónoma. Entre las opciones que trabajamos hay las habitaciones de alquiler en pisos compartidos, alquiler social o vivienda cooperativa. Esta última ya sería la 4 y última fase del proyecto.

¿Disponer de un hogar, sin duda, es una oportunidad y una tranquilidad para estos jóvenes, pero ‘Llars El Pas’ es mucho más que esto?

Y tanto, trabajamos todos los aspectos con una visión holística, incluso los que no son tan prioritarios, pero sí importantes, para su proceso madurativo. Partimos de todo lo que es necesario e imprescindible: tener un trabajo, estudios, una red de acompañamiento, saber sacar adelante una casa… Pero, también nos centramos en los ámbitos más emocionales como son la comunicación, la convivencia entre iguales y con la vecindad (el grupo micro y el macro), formar parte de un barrio, saber dónde están los servicios (de salud, deportivos…).

¿Por tu experiencia compartiendo muchos momentos con juventud extutelada, cuál es la principal dificultad de su día a día?

La sociedad exige a estos jóvenes la emancipación total sin que tengan unas garantías reales de éxito. Una emancipación que, los jóvenes de su generación la hacen 11 años más tarde (a los 29 años). Cuando un o una joven marcha del entorno familiar acostumbra a tener una formación y trabajo, y, sobre todo, el apoyo emocional de su red (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.). Cosa que la juventud extutelada no tiene. Y luchar contra la soledad y, a la vez, salir adelante, sin tener esta red, es muy complicado y estresante.

¿Una vía de ayuda a la emancipación también la ofrece la vivienda cooperativa?

La vivienda cooperativa en cesión de uso es una muy buena solución en la lucha contra la especulación en el mercado de vivienda. Partiendo de esta idea, hace tres años buscamos la alianza con Sostre Cívic, entidad que defiende este modelo, en un momento en que se estaba promoviendo el edificio de La Balma, que está ubicado en el barrio de Poblenou, en Barcelona. Después de muchas reuniones, reflexiones conjuntas, objetivos y sufrimientos compartidos, en septiembre de 2021, dos jóvenes de Punt de Referència entraron a convivir en La Balma. Esto fue una gran oportunidad para ellos, puesto que, aparte de poder disponer de una vivienda que sienten como suya, pasaron a formar parte de un grupo de vecinos y vecinas. Esto implica que se pueda generar un sentimiento de pertenencia, de ser útil, de formar red y, al fin y al cabo, de poder ser dos vecinos más del Poblenou.

¿Con qué alianzas habéis contado para fomentar la creación de pisos solidarios para el colectivo de jóvenes extutelados?

La cooperativa Sostre Cívic y la Fundación Mambré han sido claves para que este proyecto sea una realidad. Y evidentemente, la comunidad de vecinos y vecinas de La Balma que ha acogido a los dos jóvenes como unos vecinos más. Una cosa tan sencilla y habitual en otros entornos, para estos jóvenes equivale a que se sientan como iguales.

¿’Llars El Pas’ ha nacido de una necesidad social, fue una prueba piloto y ahora ya es una realidad transformadora?

Sí. El hecho que se iniciara como una prueba piloto, reafirma la validez y la calidad de la propuesta. Y esto nos anima a replicar este modelo con otros jóvenes y cooperativas. ¡Hay otros jóvenes esperando esta oportunidad! Y nosotros como sociedad tenemos que darles una respuesta real y viable. ¡Porque nuestra propuesta es emancipadora de verdad!

¿Cómo lo viven los chicos y chicas? 

Lo reciben como una gran oportunidad y el fruto de sus esfuerzos. El mensaje que les enviamos es que creemos en ellos y que un futuro mejor es posible. Al fin y al cabo, este proyecto es una apuesta real para que los chicos y chicas tengan un hogar estable donde continuar construyendo su futuro, donde tener garantizado su derecho a una vivienda digna, pero, sobre todo para que puedan participar de un espacio comunitario, de apoyo mutuo y compartido que, pensamos, contribuye a una mejor salud emocional.

¿Hacen falta más oportunidades de vivienda cooperativa para juventud extutelada?

Evidentemente, hay que continuar reivindicando más oportunidades y políticas de vivienda reales y acordes a las necesidades actuales de la sociedad, y más concretamente, para los chicos y chicas con la que trabajamos. La lucha tiene que ser común, con soluciones transformadoras y, sobre todo, que sea permanente si queremos que las cosas cambien a mejor.