Jóvenes y voluntarios hacen oír su voz en el cierre del proyecto Re-Generations

Tal como os explicábamos hace solo un mes, del 10 al 13 de mayo hemos viajado a Grecia para el cierre del proyecto Re-Generations. La colaboración con las entidades italiana (Defence for Children) y griega (ARSIS) ha durado tres años y, en ese tiempo, hemos logrado que ambas entidades pusieran en marcha la mentoría social para jóvenes migrantes en Génova y Tesalónica. Para valorar la experiencia con una visión amplia hemos contado con la presencia de jóvenes y personas voluntarias de Punt de Referència, quienes han hecho oír su voz acompañados de los técnicos del área internacional, Mariona Sementé y Xavi Florido.

 

 

El viaje ofreció actividades muy variadas, como una visita guiada a los recursos de la entidad anfitriona ARSIS, un taller vivencial para recoger las experiencias de mentoría de jóvenes y personas voluntarias de los tres países, y un taller de improvisación teatral muy divertido. El último día se celebró el acto final de cierre del proyecto, durante el cual los y las jóvenes de Punt de Referència leyeron un manifiesto que habían preparado especialmente para la ocasión:

 

MANIFESTO

Estos días hemos podido reflexionar sobre que es ser joven. Ser joven implica soñar, soñar con todo lo que deseas conseguir: tener facilidad para estudiar lo que te gusta, disfrutar tranquilamente con tus amigos, conocer gente nueva, trabajar en aquello que te hace vibrar, y pensar que todo lo que te plantees es posible. Nosotros, como muchos otros jóvenes en el mundo, decidimos dejar nuestros hogares para poder conseguir todo esto en otro país y, en definitiva, para poder tener un futuro mejor. Nos habían hablado de Europa como un lugar en el que podíamos soñar, un lugar lleno de facilidades para estudiar, trabajar, poder tener una vida buena, construir un buen futuro y poder vivir tranquilos. Resumiendo, nos habían hablado de que Europa era fácil. Nada en ese sueño llamado Europa fue fácil; ni el viaje para llegar ni tampoco los primeros días.

Llegamos a un lugar hostil donde encontramos más puertas cerradas que abiertas. Obtener los documentos para poder tener una residencia legal ha sido la mayor de nuestras preocupaciones, que lleva incluso a la gente a vivir en la calle. Sin documentos ni casa es imposible poder trabajar, poder ganarse la vida y, en definitiva, soñar con un futuro mejor.

Cuando llegamos éramos unos niños, con las ideas muy claras y con muchas ganas de trabajar en nuestro futuro. Solo necesitábamos que Europa tuviera realmente sus brazos abiertos, pero nos encontramos que las instituciones no nos abrazaron. Un día llegamos a Punt de Referència y encontramos un lugar en el que nos escucharon, valoraron y recibimos orientación a nivel educativo, social y laboral. Tener una mentora nos ha ayudado a tener una persona en quien confiar y que está a tu lado, a creer en nosotros mismos y a creer de nuevo que un futuro mejor es posible. Hemos descubierto lugares nuevos en Barcelona, aprendido el idioma, conocido personas nuevas, y hemos recibido todo el apoyo necesario para seguir adelante. Solo podemos dar las gracias a la mentoría.

Queremos que otros jóvenes puedan tener la misma suerte que hemos tenido nosotros, así que: ONE MENTOR FOR EVERY YOUTH. Si queremos un mundo mejor, todos aquí tenemos unos deberes: cambiar nuestra manera de pensar, poner fin a la discriminación, aprender a querer al otro y aprender a vivir todos juntos, como en una verdadera comunidad.

A todos los chicos que perdieron la vida intentando llegar: ¡haremos un mundo mejor!

 

Después de la experiencia, hemos querido recoger los testimonios de dos de los protagonistas: Estefanía, voluntaria y Dana, joven.

“Me resultó muy interesante conocer la casuística de cada país y que sea lo que determine la forma de trabajar la mentoría. Por ejemplo, me llamó la atención el hecho de que la mayoría de jóvenes que llegan a Grecia tienen la intención de marcharse a otros países y no de establecerse allí. Pienso que debe ser muy complicado trabajar el vínculo con la persona mentora con esta realidad de fondo.
El viaje con los jóvenes y demás voluntarios me enriqueció mucho. Creo que hicimos un equipo muy chulo y compartimos conversaciones hermosas”.

Estefanía

“¡Volvería de nuevo! Me gustó mucho subir a un avión y ver cómo funciona un aeropuerto. Después, en Grecia, aprendí mucho sobre cómo Europa recibe a la juventud emigrada. Todos me hicieron muchas preguntas sobre mi experiencia con mi mentor, Bernat. ¡Hablé muchos en esos días!”

Dana

 

 

La colaboración con las entidades griega e italiana continuará en el marco del nuevo proyecto internacional Road to Adulthood, del que próximamente os hablaremos.

“Participar en el proyecto Atenea me está ayudando a mejorar el idioma y a conocer muchas personas nuevas”

Clàudia Frontino (Agència Talaia)

 

Salif es de Mali, tiene 20 años y hace cuatro que vive en Cataluña. Núria es voluntaria en Punt de Referència y, juntos, forman pareja de mentoría dentro el proyecto Atenea. Se conocieron el otoño de 2021 y desde entonces se encuentran semanalmente de forma individual y quinzenalmente en actividades grupales con el resto de parejas que participan en Atenea. 

Las actividades grupales diferencian Atenea de otros proyectos de mentoría, y gracias a ellas aporta una oportunidad para trabajar competencias transversales que complementan el objetivo formativo de los jóvenes que participan. Las sesiones colectivas se articulan a partir de actividades que también promueven sentimiento de pertenencia al grupo.

Los chicos y chicas que participan en Atenea, pese a las peculiaridades individuales o las apuestas de futuro diferentes que puedan tener, se encuentran en momentos vitales parecidos y, el hecho que todos han optado por hacer estudios post-obligatorios les une más allá del hecho migratorio. No todos los jóvenes de Atenea han migrado: el hecho en común es que quieren seguir formándose. 

 

 

Hablamos con Salif y Núria de vínculos, de cómo de relevante es tener una persona referente con quien hablar y de la importancia de las actividades grupales para aprender y compartir.

Por qué participáis en Punt de Referència?

Salif: Me interesé por Punt de Referència porque tengo dos amigos que habían pasado por algunos de los proyectos y me habían hablado muy bien. También porque quería participar de actividades con mas gente y encontrar ayuda con el trabajo, los estudios y la vivienda. 

Núria: Yo antes trabajaba en la DGAIA y, pese a que me he desvinculado desde hace tiempo, quería volver a estar en contacto con jóvenes migrados, pero desde un nuevo ángulo. Además, últimamente han habido campañas muy fuertes en contra de los jóvenes que migran solos y pensé que era el momento de participar en Punt de Referència. 

 

Cómo es vostra relación de mentoría?

S: Des del principi vam veure que podíem aprendre molt l’un de l’altre. A mi m’està anant molt bé per aprendre castellà! L’any passat jo tenia una parella lingüística i ara practico castellà amb la Núria. Em costa una mica conjugar els verbs en passat i el català no el parlo gaire bé encara però he millorat. A Mali no vaig anar a l’escola i aquí estic avançant ràpid amb l’idioma. 

N: Si, tot i que jo encara no sé res en el teu idioma! (riu). Des del principi ens expliquem moltes coses de les nostres vides i això ha generat molta confiança. Al principi em preocupava no caure-li bé al Salif o que no conectéssim. Per sort no ha sigut així! Som persones molt diferents i és molt maco compartir les nostres vides i experiències. M’agrada perquè veig el món des de la perspectiva d’algú més jove. 

 

Les activitats grupals estan pensades per ser un espai de suport perquè es treballa l’autoconeixement, el fet d’expressar-se en públic, accedir al mercat laboral, etc. Us ha servit a vosaltres descobrir i parlar tot això de forma grupal i posar en comú dubtes amb les altres parelles de projecte?

N: Si, molt. A vegades no tinc clar si el que li explico al Salif li interesserà o serà útil per a altres persones i va bé saber com ho veuen la resta. És veritat que en Salif sempre participa de les activitats però a vegades hi ha joves que no, i llavors la seva parella de mentoria es preocupa i aquests espais van bé per compartir preocupacions.

S: M’agrada conèixer gent nova, aprendre coses diferents i participar de tot el que es fa i visitar llocs amb la gent del projecte Atenea. Com el dia aquell que vam anar a la Sagrada Família i la vam poder visitar gràcies a un altre mentor que ens va aconseguir entrades i vam entrar junts els quatre.

 

Salif, has notat alguna evolució en competències des que participes al projecte Atenea?

S: Si, em noto millor ara que quan vaig entrar a Punt de Referència. Parlo millor el castellà i puc explicar-me més fàcilment i escriure. A més parlo molt amb tothom, m’agrada parlar amb la gent i he conegut moltes persones i això m’està donant l’oportunitat de fer moltes coses noves. 

També m’està anant molt bé participar a Atenea i xerrar amb la Núria i altres participants per entendre els costums de la gent i com funcionen les coses importants aquí a Espanya. Ara sé què és una nòmina i en què m’he de fixar, com funcionen les hipoteques, com és compartir pis a Barcelona, etc. Tot això no ho sabia abans i és important! 

 

Quins plans de futur tens, Salif?

S: Ara estic acabant el Programa de Formació i Inserció (PFI) d’Auxiliar d’indústries càrnies i prèviament ja havia fet el de soldadura a l’Institut Escola del Treball. Aquest curs voldria haver fet el grau mitjà en soldadura però fins que no tens els papers no et pots matricular en un grau mitjà. Ara que tinc papers i estic fent pràctiques a Mercabarna espero poder treballar allà i tenir l’oportunitat d’estudiar mentrestant el grau mitjà de soldadura el curs vinent. També tinc pendent visitar el Camp Nou i visitar els rius Besòs i Llobregat. Aviam si hi anem aviat, Núria!

 

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Hem volgut fer un estudi extern amb DEP Institut, per mesurar els efectes que té pel jovent haver participat al projecte, en els àmbits de la definició i consolidació del projecte professional, en el capital social i finalment efectes en les seves competències transversals. Aquests són els principals resultats:

De les dades recollides a l’estudi se’n destaca sobretot, pel que fa al seu projecte professional, la millora en tots els nois i noies, les ganes de continuar estudiant i el fet de ser més capaços d’estudiar, fer treballs i ser persistents amb els estudis. També, una major consciència i coneixement de les possibilitats d’estudis a fer i sortides laborals.

Pel que fa al capital social, Atenea ha ajudat el jovent sobretot en els aspectes de: tenir un lloc on saben que poden demanar suport, sentir-se part d’un grup i el coneixement de l’entorn i dels seus recursos.

Els resultats que parlen dels efectes en aspectes transversals expliquen que el jovent ha obtingut un major auto-coneixement i té més facilitat per comunicar-se, en gran mesura gràcies a l’aprenentatge de la llengua durant el curs.

«Cuando me hablaron de tener un referente en Mataró pensé que sería muy positivo»

Quizás ya has leído otras publicaciones en nuestras redes sociales que explican que el mes de septiembre llevamos el proyecto Referentes en Mataró, gracias al interés de la Associació Veïnal de Rocafonda en acompañar los y las jóvenes de su ciudad. Este grupo de mentoría ya funciona plenamente, y actualmente las parejas de joven-referente ya se están encontrando en la capital del Maresme. Hemos hablado con una de ellas: Ricard y Pathe.

Pathe tiene 17 años y llegó a Catalunya hace aproximadamente un año. Tan solo hace 3 meses que se ha instalado en Mataró, donde vive compartiendo un piso asistido con tres jóvenes más. Antes, había vivido en un centro para menores en Manresa. «Mi pueblo en Senegal estaba delante de la playa, por eso me gusta mucho vivir en Mataró, cerca del mar.», dice. El Ricard, al contrario, hace muchos años que vive en Mataró aunque es de Arenys de mar. Participa activamente en diferentes actividades de asociaciones de la ciudad con las que mantiene un gran vínculo. Pathe y Ricard se están conociendo, hace justo un mes que se encuentran semanalmente.

En estos encuentros, Pathe le ha contado a Ricard com es su día a día: está estudiando pastelería en Sant Vicens dels Horts y cada día se levanta a las 5 h de la mañana para coger el tren e ir a la formación. Por las tardes, le gusta correr por la playa de Mataró y cuando puede, queda con sus amigos de Manresa para jugar a futbol cerca de Hospitalet. Como lleva poco tiempo en la ciudad, aún no ha podido conocer a gente de Mataró. «Cuando me hablaron de tener un referente aquí pensé que sería positivo. Me gustaría conocer mucha gente de aquí.»

Ricard estaba sensibilizado con los retos de la juventud extutelada cuando, un tuit de una persona de Mataró que contaba el proyecto lo hizo decidirse y empezar una relación de mentoría.

«Apuntarme fue la manera de dejar de ver la realidad de la juventud desde detrás una valla y plantearme aportar alguna cosa. Todo el mundo necesita este acompañamiento. Cuando ves que estos chicos se han desplazado miles de quilómetros de su casa y vienen a un país totalmente nuevo… Así fue como decidí tirar adelante. Después de un proceso de selección y formación, aquí estamos, con Pathe.«

Juntos han compartido 3 tardes. El primer día que se conocieron lo dedicaron a pasear y a presentarse y darse a conocer uno al otro: hablaron de las familias, de su día a día, de lo que tienen en común y de sus intereses…  A Pathe, además de gustarle los deportes, le encantan los barcos. En Senegal adquirió el diploma de mecánica de barcos y trabajaba arreglando la mecánica de los motores. Por este motivo, el segundo día que se encontraron, decidieron ir al Puerto de Mataró a ver los barcos y los tipos de motor de cada uno. «sabe mucho eh!» dice Ricard.
El tercer día, Ricard llevó a Pathe al turón Onofre Arnau. Subieron andando por la tarde, y pudieron ver la ciudad de Mataró desde arriba, en el momento de la puesta de sol. Para Pathe, Ricard ya es su referente en la ciudad, y dice «Estoy contento. Ricard es muy bueno».

 

Ahora que ya se conocen un poco mas, la pareja continuará su relación incorporando también los objetivos que se plantean conseguir juntos. «Pronto nos toca hacer el Plan de Trabajo con Bet, la educadora del proyecto, en el que pondremos sobre la mesa todo lo que queremos conseguir este curso. Practicar el idioma  probablemente será uno de los objetivos, pero también otros como la orientación formativa.» dice Ricard. 

A lo largo de los diez meses de relación a los que se han comprometido, los dos irán manteniendo encuentros con Bet con tal de supervisar su relación y todo lo que van consiguiendo juntos. Además, Ricard participa una vez al mes a las sesiones de seguimiento, donde se encuentra con el resto de referentes de la ciudad que también han comenzado a conocerse c0n un/a joven. 

En el proceso de formación gané la seguridad que necesitaba, y ahora estos seguimientos también me ayudan mucho. Sé que en cualquier momento puedo consultar e intercambiar información con el grupo, nos damos apoyo. Esto es un refuerzo que tenemos detrás como a Referentes y pienso que es muy importante.

 

Hoy, la pareja protagonista de este relato tiene su cuarto encuentro y, descubrirán la historia de Mataró, pasearan por la muralla y Ricard llevará a Pathe a la sede de la Agrupación excursionista de la cual forma parte. La quinta cita parece que puede acabar en un partido de padel, que gane el mejor!

«He aprendido a vivir como una familia»

Pronto hará un año que Farah vive en casa de Joaquim, en el barrio de Gràcia. Su convivencia acabará dentro de dos semanas, cando Farah continuará su camino hacia la plena emancipación. Hoy nos hemos encontrado en su casa para que nos cuenten cómo han vivido esta experiencia.

Sentados en el sofá, los dos recuerdan como, hace un año, recibieron la propuesta de convivir. Farah vivía en un piso compartido con otros menores de edad y, al cumplir los 18 años y finalizar la tutela, tuvo dos opciones: o cambiar a otro piso asistido compartido con otros jóvenes o bien ser acogida en casa de una familia. «La forma de vida que me imaginaba en un piso asistido era muy similar a la que ya llevaba, con normas similares, convivencia con compañeros y compañeras… pensé: esto ya lo he probado, prefiero la opción de vivir con una familia de acogida, a ver qué tal va». Por otro lado, Joaquim explica que una habitación de su piso quedó vacía y paralelamente supo de la situación en la que se encuentran los y las jóvenes que salen de los centros de tutela de la Generalitat. «Me parecía muy absurda la situación y a la vez conocí la iniciativa del Acoge y pensé que a mi no me costaba nada acoger. Siempre me ha gustado estar acompañado.»

Farah y Joaquim hacen el ejercicio de recordar las primeras semanas y las costumbres que los dos han ido integrando a lo largo de estos meses.  «Viviendo aquí he aprendido a dormir sola, era la primera vez que dormía sola. También he aprendido a perder el miedo a los perros, ya somos amigos con Guli«, Farah ríe y mira el perro de Joaquim.

«Nuestra convivencia ha sido mayoritariamente entre semana, y posiblemente el rato que más compartíamos era la cena» y es que  Farah dedica bastantes horas del día al segundo curso del PFI de hostelería y Joaquim trabaja. También comentan que, para tener cura de les tareas de la casa, prefirieron no organizarse de una manera rígida, sino que encontraron una lógica y ganas de implicarse en estas tareas: «si uno cocina, el otro lava los platos, o miramos la manera de entre los dos ir haciendo lo que haga falta» dicen.

 

De izquierda a derecha: Farah, Bàrbara (técnica del Proyecto Acoge) y Joaquim.

 

Más allá de las cenas entre semana, han compartido algunas experiencias que recordaran: des de las comidas de domingo con los familiares de Joaquim (y también vecinos), pasando por escapadas fuera de la ciudad o también las horas dedicadas a la cocina. «La cocina ha sido un tema que nos ha picado, hemos cocinado de todo: sopas, legumbres, pastas o comidas de Marruecos, sobre todo en Ramadan» recuerda Joaquim.

Después de todas estas experiencias, les preguntamos qué se llevan de haber participado en el proyecto Acoge.
«Ha sido una experiencia que, aún y no ser una sorpresa, me ha sorprendido cuotidianamente. A medida que descubría la manera de llevar las situaciones, he ido aprendiendo muchas cosas» dice Joaquim. Y Farah: «He aprendido a vivir como una familia». 

Farah se irá a vivir a Girona, pero continuará los estudios en Barcelona, y dice que así, podrá encontrarse con Joaquim algunos días.

 

 

Se nos ha hecho tarde y Farah y Joaquim han de preparado la cena de hoy: han decidido cocinar un rissotto.

 

La Farah cuina el sopar

“Nosotras además de racismo sufrimos machismo”

Sara Montesinos (Agència Talaia)
Fotografía: Berta Roig

 

Siham tiene 18 años y vive en Barcelona, donde alquila una habitación. Actualmente combina las prácticas del curso de monitora con el curso de cuarto de la ESO. Quiere ser educadora social, lo tiene clarísimo. Siham llegó en Catalunya con 16 años, después de un largo trayecto desde Knifra hasta Tànger y desde Cadis hasta Gerona.

El trayecto de Aicha fue diferente, el año 2019, a sus 17 años, llega en Catalunya con su familia y visado de turista. Días después, sus padres vuelven a Ksar Kbir, en Marruecos, pero ella y su hermano pequeño, que entonces tenía 14 años, quieren quedarse. “Tuvimos una discusión familiar, sobre todo con mi padre”, explica Aicha, “mi madre me animaba a quedarme para intentar tener un futuro mejor que allí. Yo quería quedarme y lo más difícil, que era cruzar la frontera, ya lo había hecho”. Finalmente, pese a que su padre no viera que esa fuera una opción para una chica, dejaron que se quedaran en Cataluña.

Aicha recuerda con miedo la noche en la comisaría de Mossos d’Esquadra, donde iniciaron el proceso de protección de la infancia y adolescencia. “Pasamos mucho miedo, nos decían que tendríamos que volver a nuestro país, que no nos podíamos quedar aquí, que aquí no podríamos trabajar ni estudiar. Fue la peor sensación de la mi vida, tenía mucho miedo de que me devolvieran a Marruecos. Me decían que los centros estaban muy mal, que eran mixtos y que habría chicos, alcohol y drogas”, explica Aicha.

Finalmente fue trasladada al centro de Palautordera, momento en que la separaron de su hermano. “Nunca perdimos el contacto, el venía de vez en cuando, ya que a nosotras no nos dejaban salir solas”, explica. En Palautordera conoció a Siham y a Mariam. En cumplir los 18 años y entrar en lo que nombran edat d’habitatge, tuvieron que irse. Ahora alquila una habitación en un piso compartido en el que también vive Mariam. Aicha ha conseguido la homologación del bachiller que hizo en Marruecos i ahora ha hecho la inscripción para cursar el Grado Superior de Integración Social.

 

Mariam nació cerca de Khenifra, en Marruecos, y hace dos años y medio que llegó en Cataluña, después de un trayecto en pastera y autobús, donde conoció a Siham antes de cruzar el estrecho en pastera. Las dos son las hermanas pequeñas de sus familias y vivían con sus padres cuando les dijeron que querían irse de Marruecos. “Yo tengo una hermana en Italia y ella me animó a irme, hablé con mis padres pero al principio no querían porque el camino es muy difícil”, dice Mariam. A Siham le pasó lo mismo, sus padres tenían miedo que se fuera. “al final, cuando te ven con tantas ganas de irte, lo asumen».

Según datos del informe de la DGAIA de 2021, sólo el 4’1% de niños y jóvenes migrantes sin referentes son chicas. 

 

Como perciben la migración las chicas?

Aicha cree que muchas familias ven las chicas como personas vulnerables “en cambio los chicos son caballeron que pueden cruzar fronteras y subirse a una pastera porque son fuertes, nosotras  somos princesas que no podemos salir porque nos falta fuerza”. Mariam, además, considera que muchas de las mujeres y chicas de Marruecos asumen el cuidado de familiares, cuidando madres y padres, y eso hace que o puedan o quieran irse.
Las jóvenes explican que hay familias que consideran que las chicas no pueden estudiar y trabajar, que no están preparadas como los chicos, a la vez pero, aseguran que “ha personas machistas, no países machistas”, y que todo recae en su educación, que las nuevas generaciones van abriendo camino y cambiando muchas cosas.

“Vienen menos chicas porque tienen miedo, també sus familias”, dice Mariam, “si no fuera por este miedo, vendrían más.
La mayoría de las chicas de Marruecos quiere venir aquí”
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Los motivos para migrar, opina Mariam, son para todo el mundo los mismos, poder construir un futuro mejor. Todas tres coinciden con que estudiar allí no da frutos si no tienes dinero. “Tengo muchos amigos que han estudiado y no tienen trabajo, por eso decidí probar suerte”, dice Siham. Aicha añade que quien tiene dinero es quien trabaja, quienes han ido a las mejores universidades y escuelas privadas “sabemos que esto no es el paraíso, pero económicamente es mejor que Marruecos”. 

En llegar pero, coinciden también que las expectativas previas divergen de la realidad, Siham asegura que “cuando estás allí piensas que aquí las cosas son más fáciles, pero no” también Mariam ”cuando estás allí crees que en llegar todo será rápido, pero en realidad tienes que esperar mucho y tener mucha paciencia”.

Todas tres han visto como su proyecto migratorio era diferente del de otros jóvenes, por el hecho de ser chicas. Se han sentido más aisladas y menos atendidas por parte de educadores y educadoras «como no dábamos problemas, no jugaban ni estaban tanto con nosotras» recuerdan.

 

Ser mujer, una discriminación añadida

Cono todo, tanto Aicha como Mariam y Siham, son conscientes que el racismo afecta a todos y cada uno de los jóvenes que migran “si un chico hace alguna cosa mal, parece que todos sean igual de malos”, dice Mariam. Aún y así, saben también que ser mujeres las afecta de diversas maneras en origen, trayecto y destinación de su proyecto migratorio; “nosotras tenemos más problemas que los chicos, sabemos que sufrimos racismo, y no es fácil, pero nosotras somos chicas, además de racismo sufrimos machismo”, explica Aicha, “yo, como llevo el velo, también sufro islamofobia”.

Racismo, machismo, islamofobia y un sistema fronterizo que prohíbe que las personas busquen futuros dignos. “Todos quieren encontrar una vida mejor, sea de donde sea», dice Aicha sonriendo.