OPINIÓN: Nuestra teoría del amor / Esto no es Suecia

 

 

Juanjo Ortega

miembro de la junta directiva de Punt de Referència y coordinador de campañas y captación de fondos en la Obra Social Sant Joan de Déu.

 

Posiblemente, los suecos son, o han sido, la sociedad humana más antinatural. Los humanos somos sociales por naturaleza. Pero también somos culturales, y la cultura evoluciona y con ella cambiamos. La tribu era, en los tiempos más remotos, el núcleo de la vida. Todo pasaba en y con la tribu: la caza, la vida, las relaciones interpersonales… Con la agricultura y la ganadería, las sociedades se atomizan y los núcleos familiares van tomando fuerza, aunque perduran espacios de intensa vida social: los pueblos, las parroquias, los mercados… Las revoluciones industriales empujan a mucha gente a las ciudades, las viviendas se reducen y las familias se limitan a padres e hijos. Sin embargo, las tradiciones y la necesidad de apoyo mutuo aún mantienen firmes las relaciones entre dos y tres generaciones, y la emergente cultura del ocio fomenta espacios socializadores. Pero llega una triada que lo cambia todo: la sociedad del bienestar, que rompe los vínculos de interdependencia entre individuos; el valor del individualismo; y internet, que te permite vivir recluido en casa.

Volviendo a los suecos. En los años 70 se consideraban una sociedad tan avanzada que optaron por prescindir del grupo o, lo que es lo mismo, de las relaciones entre individuos. Su modelo cultural promovía el individualismo hasta el extremo y las autoridades suecas impulsaron avanzadísimos programas sociales que permitían que cualquier persona pudiera vivir de manera autónoma gracias al apoyo del Estado. Así, se rompían los secularmente ligados lazos familiares y grupales. Suecia se declaraba la sociedad más avanzada del mundo siendo, al mismo tiempo, la más antisocial. La consecuencia más dramática es que miles de suecos mueren en la más extrema soledad y nadie los echa de menos. Ni sus herederos. El fenómeno está magistralmente explicado en la película «La teoría sueca del amor» (2015), de Erik Gandini.

El individualismo siempre ha sido una reivindicación de los ricos. Los valores de una sociedad son el mejor reflejo de su idiosincrasia. En Europa tenemos las necesidades básicas bien resueltas: para comer vamos al supermercado y el gran dilema al que nos enfrentamos es qué elegir; si estamos enfermos vamos al médico de la sanidad pública y el inconveniente a superar es una cola o una lista de espera; para desplazarnos podemos elegir entre el coche particular, la bicicleta privada o la pública, el autobús que pasa muy a menudo, el metro, el taxi, el avión… Resueltas con creces estas necesidades básicas, provocamos otras nuevas, como la necesidad de autoconocimiento e introspección o la independencia individual. En este paradigma cultural, nace la demanda del derecho a la soledad.

En cambio, en los antípodas culturales, entre las muchas definiciones de pobreza se contempla el no disponer de una comunidad de apoyo. En los países pobres, la comunidad ayuda a cubrir las necesidades vitales. Por eso, cuando un gambiano o un senegalés hablan de la familia no se refieren solo a los hermanos y padres, también tiene cabida prácticamente cualquier persona del poblado o del territorio, con quien les une un grado de parentesco inimaginable para un occidental. Y por eso, cuando migran y llegan a un país europeo y comienzan a ganar los primeros ingresos, no dudan en enviar una parte a su familia y conocidos. Ayudarse mutuamente es uno de los fundamentos de su moral. Saben que la soledad es la peor desgracia que puede sufrir una persona. Les va la vida. La necesidad social está por encima de todas las demás necesidades básicas: la salud, la comida, la vivienda, que dependen de ella. La soledad nunca es deseada.

En Occidente, en cambio, al mismo tiempo que la soledad deseada se valora como una opción, la no deseada crece como una bola de nieve y es la gran pandemia de las sociedades que se autodenominan avanzadas. 30 millones de europeos dicen sentirse solos. Y no todos son personas mayores, como podríamos pensar. En nuestro país, un 25% de la juventud también siente que padece soledad. La soledad camina de la mano de la exclusión social, retroalimentándose mutuamente. Relacionarse es una necesidad psicológica y, no tener la posibilidad de hacerlo, nos condena a problemas de salud mental y física. Está demostrado que la soledad acorta la esperanza de vida. Por este motivo, desde la Asociación Punt de Referència hemos lanzado un comunicado para incorporar el Derecho a sentirse acompañado y apoyado en la Declaración Internacional de los Derechos Humanos y acabar con la soledad no deseada.

Contra la soledad nadie está vacunado, pero las herramientas de prevención existen. La más radical es un cambio cultural o, lo que es lo mismo, avanzar hacia nuestro pasado cultural: acercarnos a Senegal y alejarnos de Suecia.

En Punt de Referència trabajamos con jóvenes ex tutelados que, al cumplir la mayoría de edad, han salido de los sistemas de protección de menores para iniciar la vida como adultos supuestamente autónomos. Muchos de ellos son migrantes y la gran mayoría proviene del Magreb y de los países de África Occidental. Son jóvenes, viven en situación de pobreza y se enfrentan a un choque cultural enorme. Desde la entidad, les ofrecemos un apoyo integral: les ayudamos en la quimera de encontrar vivienda, los acompañamos en sus aspiraciones profesionales, los motivamos para que sigan formándose y los ayudamos a superar todas las trabas burocráticas para regularizar su situación. Además de estos problemas prácticos, sobre todo, se sienten solos. Y la soledad, cuando eres joven, es aún peor, ya que te encuentras en el momento de la vida en el que las relaciones sociales adquieren la máxima importancia para el propio crecimiento personal y bienestar emocional. Por eso, el programa de apoyo principal que les ofrecemos es el acompañamiento por parte de una persona voluntaria, que lo hace desde la solidaridad y a través del afecto.

La escritora y poetisa nicaragüense Gioconda Belli decía que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Por ello, en Punt de Referència creemos que el acompañamiento emocional es la mejor manera de ejercer nuestra solidaridad hacia estos jóvenes que se encuentran en una situación de riesgo social. Y también lo hacemos desde la reivindicación del derecho al acompañamiento afectivo. Nadie debería sentirse solo: ni una abuela sueca de 80 años, ni un joven migrante marroquí de 18, ni nuestro vecino del rellano, del cual no sabemos ni el nombre. Este es el principal choque cultural que impacta a muchos de los migrantes que llegan a nuestro país.

Es necesario reivindicar el derecho al acompañamiento afectivo, ya que el amor es la mejor vacuna contra la soledad. Al menos, esta es la teoría de Punt de Referència y la reivindicamos ejerciéndola. Porque, como dice la serie de TV3, esto no es Suecia.

OPINIÓN | La mentoría social: una herramienta de éxito contra el abandono escolar

Garantizar una educación de calidad significa: considerar otras formas de apoyo educativo más allá de los centros educativos y tener en cuenta los procesos emocionales de los jóvenes

 

 

 

Mónica Arús

Gestora cultural e instructora de Mindfulness y Yoga. Con una larga experiencia en el sector cultural como gerente de organizaciones e instituciones públicas y privadas. En el ámbito social, lleva más de 20 años vinculada a la Asociación Punt de Referència.

 

 

Este 2024, en Cataluña, 168.982 jóvenes cursan bachillerato o un ciclo de formación profesional de grado medio, pero ¿cuántos de ellos saldrán adelante con éxito? Durante el 2023, el 16% de la juventud catalana de 18 a 24 años no tenía ninguna titulación más allá de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y declaraba que no estaba estudiando. El fracaso escolar va más allá de la falta de motivación por los estudios; el rendimiento económico, el nivel educativo de los padres, el entorno familiar y la situación económica son factores predictores del fracaso escolar.

¿Qué sucede con los jóvenes que no tienen una red de apoyo que los anime a continuar estudiando y los ayude en su día a día? En el caso de la juventud tutelada, las estadísticas indican que el abandono escolar es tres veces mayor en comparación con la población no tutelada. ¿Qué futuro les espera a aquellos que no pueden contar con ayuda para hacer los deberes, entender los conceptos que se estudian, recursos para libros o apoyo frente a nuevos desafíos culturales y lingüísticos?

La familia es uno de los principales elementos desde donde parte la desigualdad; la experiencia transmitida por los padres y familiares, sumada a la clase económica, generan un punto de partida diferente para cada alumno. La falta de referentes va más allá de la familia; la juventud tutelada y extutelada también tiene dificultades para integrarse en la comunidad y crear una red de apoyo sólida que los pueda respaldar.

En este contexto, la mentoría social es un impulso para que esta juventud continúe estudiando, ya que promueve el efecto Pigmalión. Los jóvenes mejoran positivamente su autoimagen gracias al acompañamiento de las personas voluntarias, lo que genera mejores procesos educativos. Todos necesitamos alguien en quien confiar cuando sentimos inseguridad frente a un desafío.

Desde Punt de Referència, impulsamos el proyecto Atenea desde el 2016, que además de ser un proyecto de acompañamiento educativo basado en la mentoría social, también mejora competencias transversales tan importantes como la comunicación, la perseverancia, la conciencia emocional, la autonomía y la iniciativa.

Durante el 2022, estas fueron las estadísticas del proyecto Atenea; los números hablan por sí mismos: el 85% de la juventud tutelada y extutelada que ha recibido acompañamiento y refuerzo educativo por parte de una persona voluntaria se plantea continuar estudiando; el 95% afirma que, gracias a la mentoría, ha mantenido la motivación por los estudios; el 100% afirma que ha aprendido a obtener mejores calificaciones en los trabajos y exámenes.

Durante el 2020, el Área de Apoyo a los Jóvenes Tutelados y Extutelados atendió a más de 4.000 jóvenes. Como sociedad, tenemos el deber de garantizar que estos 4.000 jóvenes puedan acceder a una educación postobligatoria, ya que la educación es un deber, pero sobre todo un derecho. La juventud tutelada y extutelada debe tener claro que tiene oportunidades y capacidades para lograr lo que se propongan, pero también necesitan saber que hay alguien a su lado para acompañarlos.

Rompamos los miedos de la mentoría social

Berta Roig, responsable de comunicación de Punt de Referència

El miedo. A menudo la protagonista de todas aquellas cosas que no han llegado a ocurrir nunca. Y las dudas, los acompañantes del miedo que nos frenan de arrojarnos a la pista de lo que, en el fondo, nos haría ilusión bailar. Hoy me gustaría desafiar los miedos y resolver las dudas que alguna vez te han echado atrás a la hora de hacer un voluntariado en Punt de Referència y animarte a dar el paso de acompañar a jóvenes tutelados y extutelados en su camino hacia la emancipación. Lo haré compartiendo contigo las resistencias de varias personas que se han interesado por hacer mentoría, espero dar a la diana de lo que te frena!

 

¿Lo haré bien? ¿Sabré acompañar a una persona joven que tiene una realidad diferente a la mía? Si tienes ganas de comprometerte a acompañar durante un curso a una persona joven y estás abierta a conocer nuevas realidades y dejarte transformar, seguramente lo harás muy bien. De todas formas, nos conoceremos antes de iniciar el voluntariado (en una sesión informativa, en una entrevista personal y finalmente en la formación) y en estos espacios verás cuáles de tus competencias podrás poner en valor para acompañar a los jóvenes de la mejor manera.

 

 ¿Qué se espera de mí? ¿Estaré a la altura de dar lo que necesita la persona joven? La juventud necesita una red de apoyo, personas del territorio con las que confiar y que supongan un apoyo estable. El acompañamiento que te proponemos es de diez meses, en este tiempo habrá días que la persona mentada necesitará que le apoyes en alguna tarea concreta, pero otros simplemente necesitará ser escuchada, compartir momentos lúdicos contigo, tener alguien con quien celebrar buenas noticias…

 

¿Qué modelo de acompañamiento busca en Punt de Referència? Promovemos que puedas acompañar a la juventud apoyándole, sin caer en actitudes paternalistas y sin pretensiones de imponerte en la forma de pensar o de actuar. La situación laboral y de vivienda de la juventud es vulnerable y cambiante, y estos cambios pueden afectar a su manera de relacionarse mientras está en el proyecto. Por eso, necesitamos personas permeables, de mirada abierta y que tengan ganas de dejarse llevar por esta experiencia. Be water, my friend.

 

Si aparecen nuevas dudas o miedos durante el viaje, ¿tendré apoyo? Sí. Es muy importante que durante tu participación te sientas a gusto con tu voluntariado. Las profesionales (que también acompañamos a tu joven) revisaremos periódicamente contigo cómo funciona su relación y los objetivos que se ha marcado. En Punt también tendrás espacios con el resto de mentoras del grupo donde podrás compartir cualquier tipo de reflexión.

 

Si todavía no sientes la seguridad por hacer mentoría, confía en nosotros: inscríbete a una sesión informativa, y el resto de dudas y miedos los afrontaremos conjuntamente cuando nos conozcamos. ¡La juventud te espera!

Si comienzas una relación, que sea sana

Berta Roig, responsable de comunicación de Punt de Referència

 

¿Cuántos tiempos te ha costado aprender que se necesitan años para conocer en profundidad a una persona? ¿Cuántas vivencias has tenido que compartir antes de confiar plenamente en alguien? ¿Y cómo has aprendido que, a veces, con buenas intenciones no es suficiente para cuidar los vínculos? Yo, a los 32 años empiezo a entender que los vínculos se generan, se intensifican o se moldean pero si no se cuidan, quedan por el recuerdo.

Las relaciones de mentoría (aquellas que se establecen entre una persona con rol de voluntaria y una persona que busca ser acompañada) no escapan de todas estas inclemencias. No es fácil empezar una relación y mucho menos que ésta sea positiva, sana y duradera. Por este motivo en Punt de Referència hacemos apoyo profesional durante meses a todas las parejas de mentoría que generamos en los proyectos de acompañamiento a los jóvenes tutelados y extutelados.

 

En Punt de Referència sabemos que la clave para una buena relación pasa por dedicar tiempo tanto a la persona mentora como a la mentorada. Este tiempo nos permite conocernos mediante entrevistas individuales donde sabemos qué espera todo el que participa de la relación que iniciarán, validar su participación y valorar los aspectos que les hacen más afines a ser emparejados con una persona u otra. En el caso de las personas que se presentan voluntarias para acompañar a los jóvenes, dedicamos una formación de diez horas en la que resolvemos sus dudas y expectativas como futuros mentores y mentoras pero también ubicamos los límites que desde la entidad les marcamos. Porque no todo vale en una relación de mentoría. Una vez iniciada la relación las profesionales continuamos presentes: la mentora nos hace un retorno de cada encuentro con el/la joven, pero también nos encontramos en tutorías a tres bandas (con la mentora y la persona joven a la vez) y finalmente dedicamos un encuentro mensual a todas las mentoras del grupo para que compartan con el resto sus vivencias. Por último, cuando finaliza la participación en el proyecto cuidamos las relaciones haciendo un cierre que a su vez es un inicio: la pareja que ya ha hecho crecer su vínculo volará sin el seguimiento intensivo profesional detrás.

 

«Saber que siempre puedes acudir a la profesional y que puedes preguntar si tienes cualquier duda, a mí me sirve de mucho, te sientes apoyada siempre.”  Carol, mentora del Mounir

“El espacio mensual con el resto de voluntarios para mí es básico. Es un espacio que nos ayuda a todas y todos a compartir alegrías y penas, que a veces están”. Toni, mentor d’en Houssain

Este cuidado del vínculo y la coordinación a tres bandas juventud – mentora – equipo profesional es clave para que las relaciones sean positivas y de calidad para todos y para conseguir que los referentes de los jóvenes signifiquen un apoyo real por su trayectoria y sus posibilidades de emancipación.

 

Así pues, si te planteas empezar una relación de mentoría, asegúrate de que sea sana dejándote acompañar por Punt de Referència.

 

El modelo de mentoría del proyecto Referentes: cómo ayuda a los jóvenes migrantes no acompañados?

Xavi Alarcón, investigador

 

El pasado mes de marzo me doctoré en la Universitat de Girona, bajo la supervisión del doctor Oscar Prieto-Flores. Mi tesis se ha centrado en evaluar los efectos positivos que tiene la mentoría social en jóvenes de origen extranjero, mayoritariamente en menores no acompañados que estuvieron bajo la tutela de la DGAIA (Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia), quienes, al alcanzar los 18 años, accedieron a los pisos asistidos del Área de Apoyo a los Jóvenes Tutelados y Extutelados.

Los jóvenes inmigrantes no acompañados que participaron formaban parte del proyecto Referents de la Asociación Punt de Referència. En primer lugar, el estudio se centró en identificar los aspectos sobre los que tenía efecto el proyecto de mentoría. En segundo lugar, determinar cuáles son las tipologías de apoyo social que los mentores proporcionan a los jóvenes. Y, en tercer lugar, se identificó cómo este apoyo puede suponer un complemento significativo en la red de apoyo a los jóvenes. Todos estos elementos tienen una implicación directa en su transición hacia la edad adulta y en su inclusión social como colectivo migrante.

 

Aumento del bienestar psicológico: autoestima, resiliencia y esperanza

Realizando cuestionarios con más de cuarenta jóvenes (una parte participaban en el proyecto de mentoría, la otra parte no), pudimos destacar que los mentorados mejoran de forma significativa la autoestima, la resiliencia y la esperanza. Las entrevistas que realizamos con diez jóvenes inmigrantes y sus mentores nos sirvieron para poder comprender por qué se dan estas mejoras, en comparación con los jóvenes que no participaban en la mentoría. Los mentores suponen una fuente de apoyo emocional y de consejos. Las muestras de escucha activa y la capacidad que tienen para empatizar con las situaciones de los mentorados son la clave para fomentar una visión positiva de los jóvenes hacia sí mismos. El acceso fácil que promueven los mentores también facilita que los mentorados se sientan abiertos a recibir consejos. Las muestras de preocupación a través de consejos y los mensajes de esperanza ayudan a que los/las jóvenes se sientan más pacientes con todos los obstáculos con los que se encuentran, fomentando una visión más favorable sobre su futuro. Todo esto, lo explican los mentorados con sus propias palabras:

“Si tengo problemas, en cualquier momento puedo llamarla (a la mentora) y explicarle mi problema y si ella puede, me ayuda. […] Me sirve, porque por el tema de mis papeles, le expliqué y me dio consejos, me dice que siga estudiando, que ojalá un día tenga la residencia…”              Mentorat/da

“Tú puedes tener un problema y esta persona te puede ayudar a arreglar los problemas que tienes y como yo no soy de aquí, las personas que son de aquí saben mucho más […] y me pueden hablar de cosas que en el futuro me pueden ayudar.”          Mentorat/da

 

Mejora de los futuros educativos: aspiraciones y expectativas educativas

Además, los mentores suponen una mejora de las posibilidades que sus mentorados conozcan recursos de su entorno. Esto, tiene efectos para que los jóvenes tengan más oportunidades de encontrar servicios o personas que los ayuden a continuar con su desarrollo, y en la transición hacia la edad adulta. Estas nuevas oportunidades y la orientación de los mentores contribuyen a que los jóvenes puedan planificar sus trayectorias con más tranquilidad, teniendo a alguien que les sirva de guía para lograr aquello que desean para su futuro. Una de las mentoras y uno de los jóvenes nos muestran un ejemplo:

“Fuimos un día a un centro de esos que son como un centro para jóvenes, […] pasamos por delante y quisimos ver qué tenían para jóvenes; nos atendió una chica que enseguida… ‘mira, pues aquí tienes gente que te puede ayudar a hacer un currículum, hacemos conciertos, actividades, fútbol y muchas cosas para jóvenes’. Y sí, lo llevé a un lugar dónde realmente le podían ofrecer la posibilidad de ampliar su entorno.”          Mentor/a

“Me gusta tener relación con mucha gente. Porque una memoria es una memoria, pero tú memoria y mi memoria, si trabajamos juntos, serán dos ideas que se trabajan. […] Antes las cosas siempre estaban en mi cabeza, no hablaba con nadie… Bueno, desde que llegué a aquí, con muchos proyectos, colaborando con ellos, empecé a olvidar mis cosas, empecé a relajarme con mis cosas…. Gracias a todos los del proyecto que me ayudan.”     Mentorat/da

 

Hemos recogido los resultados más destacados del estudio y también de la memoria anual del proyecto Referentes, en esta infografía:

 

Formación y seguimiento de los voluntarios: Well-targeted and problem specific mentoring approach

Tal como deja vislumbrar este último testimonio de un joven, Punt de Referència no los conecta únicamente con una persona adulta voluntaria, que por sí misma es capaz de dar apoyo. La entidad busca proporcionar a los voluntarios las herramientas necesarias para llevar a cabo este acompañamiento educativo. Tienen la capacidad de hacerlo porque conocen el colectivo de primera mano, llevan muchos años dándoles apoyo a través de los diferentes proyectos que desarrollan, y conceden mucha importancia a formar y monitorizar los mentores. La literatura académica en mentoría denomina este tipo de enfoque como “well-targeted and problem specific” (bien dirigido y centrado en problemas específicos). Otros estudios han demostrado que estos proyectos de mentoría suelen tener mayores efectos en términos académicos, psicológicos y sociales. Resumir toda esta estructura de formación y seguimiento resulta difícil, pero se puede sintetizar el efecto positivo que tiene en la tarea de los mentores con sus propias palabras:

“Nos pusieron en contexto, en lo relativo al marco legal actual de todos los jóvenes que llegan, si han solicitado asilo político o tema de menores no acompañados. […] Después, yo, a Cristina (técnica del proyecto) siempre la he tenido muy presente. Quiero decir, que le iba explicando cualquier cosa y ella me daba feed-back.”    Mentor/a

“En el curso, al principio, nos dijeron todo lo que les podía pasar. […] Te ponen en situaciones difíciles y creo que está muy bien, porque es una manera de hacer entender que no todo es bonito. Puede ser que el chico te venga un día y te plantee algo y tú no sepas que contestarle…”        Mentor/a

 

La mentoría como complemento en una red de apoyo existente

También es importante destacar que, además de los mentores, estos jóvenes tienen más referentes adultos. La Federación Española de Proyectos y Pisos Asistidos (FEPA) y las entidades que la integran, son un gran apoyo en la emancipación de este colectivo joven. Por una parte, como ya se ha dicho, están las entidades y los educadores que los apoyan en los pisos asistidos. Por otra, los familiares en el país de origen, quienes siguen en contacto con los jóvenes a través de las redes sociales y la mensajería instantánea.

Los educadores suelen enfocarse en muchos ámbitos de la vida de los chicos y chicas; ello implica ayudarles a desarrollar sus habilidades para la emancipación, acompañarlos en la búsqueda de cursos formativos, proporcionarles apoyo en su gestión documental y administrativa, etc. Los familiares, en cambio, son una fuente valiosa de apoyo emocional, aunque, a veces, los jóvenes no quieren compartir sus malestares con ellos con el fin de no preocuparlos. Por tanto, muchos de ellos necesitan otros referentes adultos que los ayuden a afrontar las dificultades del día a día, teniendo un espacio de reflexión en el que poder hablar de problemas personales, preocupaciones y retos para el futuro. Es precisamente en este espacio donde un mentor puede ayudar, estableciéndose como un claro complemento en el apoyo que puedan recibir de las instituciones y de la familia en la distancia.

Este año cumplimos 25!

La felicitación de Navidad de Punt de Referència recogía los testimonios de dos jóvenes, Ivica y Moha, y de una voluntaria, Pilar. Los primeros decían «Cuando algún día venia molesto o triste, me animaban a continuar haciendo bien las cosas y a reir” i «En el fondo sólo buscaba tranquilidad, y es lo que he encontrado viviendo con Lali.» Por su lado, la voluntaria afirmaba que «Me he dado cuenta que sus problemas son también mis privilegios.», refiriéndose a los jóvenes atendidos por la entidad. Frases muy similares a estas las podríamos haber recogido hace 25 años, de otros protagonistas pero que, como éstos, vivieron situaciones muy similares. Podemos decir que la esencia de Punt de Referència se ha mantenido inalterable y eso da solidez a nuestra entidad.

Punt de Referència es una pequeña organización llena de valores. Es una entidad de base, nacida por la iniciativa de personas individuales y, de manera principal, de una chica que había sido tutelada, la Hannan Serrouk. De ella fue la idea original. Del mismo nodo que ahora nos lo comparten Ivica o Moha, Hannan tenía claro que los jóvenes como ella lo que más necesitaban era sentirse acompañados por personas de confianza.

La solitud, en un momento tan complicado como es el de la mayoría de edad y la exigencia de emanciparse, era y es uno de los handicaps más grandes con los que se encuentran los y las chicas extuteladas. Hannan lo explicó en diversos medios de comunicación. Isidre Carbonell, entonces director en un Centro de Justícia Juvenil, la escuchó en una entrevista de Antoni Bassas, en Catalunya Ràdio. Paró el coche y se anotó el contacto. Días mas tarde, los dos se encontraron y Hannan le contó la historia de su vida: crear una organización en la que personas voluntarias hiciesen de referentes de jóvenes extutelados, se llamaría Punt de Referència. Per su lado, Juanjo Ortega oyó también a Hanan en un programa de BTV entrevistada por Joan Barril. También quedó tocado per aquel testimonio y la contactó para ofrecerle su apoyo.

La puesta en marcha de Punt de Referència fue complicada y llena de difucultades, pero se consiguieron crear dos parejas de mentoría, una protagonizada por el mismo Juanjo y la Fátima, y otra per Xavi Serra y Alí. Las relaciones fueron muy bien, pero justo iniciadas, todo el equipo técnico y organizativo responsable de tirar adelante la idea inicial y crear una entidad, se fueron. También li hizo su ideóloga. La buena sintonía entre Isidre, que ejercía de consultor experto en acompañamiento a jóvenes tutelados, Xavi y Juanjo, y el hecho que compartían el convencimiento que la idea tenía recorrido, llevó la entidad a una segunda etapa: la de crecimiento y consolidación.

 

Khalid i Xavi, una de las primeras parejas del Proyecto Referentes, dos años después de iniciar su relación.

 

 

Punt de Referència no sería quien es ahora sin todas y cada una de las personas que han pasado por ella. No podemos decir, por suerte porque son muchísimas, el nombre de todas las personas voluntarias y profesionales y de todos los y las jóvenes. Ellos son, sin duda, el alma que ha mantenido viva le entidad. Pero sí que podemos nombrar algunas personas significativas del equipo técnico. Desde el primer momento, creímos que la mentoría es una intervención social extremadamente valiosa, pero también muy sensible ya que exige ejercer una responsabilidad enorme. Hacía falta profesionalizar la entidad, tanto per garantizar una intervención rigurosa y con todas las garantías, como para asegurar un finanzamiento estable, que aportase cierta solidez. El voluntariado como alma del proyecto y el equipo profesional como motor de rigor, innovación y creación de una red de complicidades. Y todo, bajo la figura de una Asociación sin ánimo de lucro, gobernada por las personas socias. 

Marta Bàrbara fue la primera directora. Ella levantó la entidad de la nada. Creó si primero equipo técnico con el cual diseñaron y aportaron las primeras metodologías, como las de nuestros programas más emblemáticos: Referentes y Acoge. Mercè Garet y Tere Rodríguez formaron parte de este equipo, como lo fue Dèbora Magre, desde el ámbito administrativo; ella tramitó las primeras subvenciones que hicieron posible el crecimiento inicial de la asociación. El cambio de dirección con la entrada de Rita Grané, actual directora, supuso un nuevo salto adelante, y se creó la figura de dirección de programas, con Laura Terrades.

 

 

Trobada Anual 2011

 

 

Hemos vivido bastantes cambios en el equipo técnico–más de los que quisiéramos- con entradas y saludas de diversas técnicas que, todas, han dejado huella. Y lo decimos en femenino, porque Punt de Referència es una entidad fundamentalmente femenina, tanto por la presencia mayoritaria de mujeres en el equipo y en el voluntariado, como por la manera de ser de la organización y el su modelo de intervención, basado en tener cura de los jóvenes.

Más allá de este equipo técnico, Punt de Referència también ha contado con excelentes suportes externos, personas que han aportado experteza y visión para ir construyendo el proyecto. Jordi Bach es, probablemente, la más destacada. Como Jefe del Área de Suport als Joves, de la Generalitat de Catalunya, sabía perfectamente qué faltas tenía la administración en su responsabilidad de atender a la juventud extutelada. De él surgió la idea de crear el proyecto Acoge y también fue de él la intuición que quien debería poner el programa en marcha fuese Punt de Referència. Su complicidad con Jordi Bach fue mutua y fue una palanca en el crecimiento cualitativo de la entidad.

Este es, tansolo, el relato de los inicios y de los hechos más destacados. En estos 25 años hemos recibido muchos premios y reconocimientos, hemos participado en proyectos internacionales, nos llaman de manera regular otras entidades por nuestra experiencia trabajando con la mentoría. Punt de Referència es un referente. Para una entidad social, celebrar 25 años de vida es meritorio y nos ha de llenar de orgullo. Pero, lo que verdaderamente hay que celebrar es que en todo este tiempo no hemos perdido el espíritu inicial: acompañar los jóvenes mediante el voluntariado y hacerlo con calidad y sin ánimo de lucro. Como decía el cantante, “quien pierde los orígenes pierde la identidad”.

Que Punt de Referència sea fiel a su ideario por muchos años más!

Juanjo Ortega
Isidre Carbonell