El Proyecto Atenea encara un año lleno de actividad

Dos meses después de iniciar las relaciones de mentoría, el grupo de participantes del proyecto Atenea vive un momento dulce. Los y las participantes encaran el año con muchas ganas. «El grupo de mentores y mentoras es muy proactivo y está muy implicado en el proyecto. Todos comparten una visión e intención educativa sobre los jóvenes«, dice Mariona, educadora del proyecto.

El grupo ha agradecido mucho recuperar la presencialidad en los encuentros grupales, porque así, mas allá de establecer el vínculo con la persona con quien tienen la relación de mentoría, han podido conocer la resta de voluntariado y jóvenes del proyecto. Los primeros meses, el grupo ha aprovechado los encuentros para conocerse y cohesionar el grupo, y próximamente haran actividades dirigidas a mejorar y potenciar las habilidades de los y las jóvenes: aprender a prepararse para los exámenes, trabajar las propias capacidades para encarar una entrevista de trabajo y hasta hacer  una visita a una empresa para conocer de primera mano los roles profesionales de los trabajadores (una actividad muy bien valorada en la anterior edición).

 

 

Actividad grupal

 

 

Los y las jóvenes

 

Los chicos y chicas que participan en el proyecto se proponen finalizar los estudios y para conseguirlo, cuentan con la confianza y el apoyo de los referentes y del voluntariado del taller de estudio.
En esta altura del curso, cada joven, acompañado de su mentor y la educadora, ha elaborado el Plan de Trabajo, el documento donde establece los objetivos que quiere conseguir durante el curso. Como decíamos, el reto en común del jóvenes de Atenea se centra en tener éxito en la trayectoria formativa, pero también en mejorar las competencias personales relacionales, de gestión de las emociones, entre otras.

Los jóvenes de Atenea que tienen su situación documental en regla, se plantean hacer una trayectoria formativa más larga y encontrar un trabajo a tiempo parcial que les permita combinar la jornada laboral con los estudios. Por otro lado, quienes no tienen aún una resolución favorable de su documentación, priorizan conseguir un contrato de trabajo a través de los Programas de Formación e Inserción para regularizar su situación.

 

 

 

 

Los jueves: taller de estudio

Cada semana vienen 18 jóvenes a estudiar en el taller. Algunos de ellos participan en una relación de mentoría del Proyecto Atenea y otros son jóvenes de proyectos de Punt que encuentran útil venir a este espacio de apoyo al estudio. El taller les ofrece el espacio y el tiempo a dedicar a los estudios y a hacer deberes, con el apoyo de personas voluntarias. Este curso, el taller ha mejorado el modelo de acompañamiento: los y las jóvenes nos adelantan qué materia querrán estudiar la siguiente semana y buscamos la persona voluntaria que le dará apoyo en esa materia. De esta manera, el acompañamiento es individualizado y más focalizado a sus necesidades.

 

Abrimos un nuevo grupo, te apuntas a ser referente?

Excepcionalmente, abrimos un grupo de mentoría que propone establecer relaciones de una duración más corta (de marzo a junio). De esta manera, damos la oportunidad a jóvenes que el primer trimestre no se apuntaron a Atenea y que ahora han detectado que querrían ser acompañados en su trayectoria formativa.
Quieres ser un/a de les acompañantes? Sólo debes inscribirte en este formulario seleccionando el Proyecto Atenea.
Te esperamos!

«He aprendido a vivir como una familia»

Pronto hará un año que Farah vive en casa de Joaquim, en el barrio de Gràcia. Su convivencia acabará dentro de dos semanas, cando Farah continuará su camino hacia la plena emancipación. Hoy nos hemos encontrado en su casa para que nos cuenten cómo han vivido esta experiencia.

Sentados en el sofá, los dos recuerdan como, hace un año, recibieron la propuesta de convivir. Farah vivía en un piso compartido con otros menores de edad y, al cumplir los 18 años y finalizar la tutela, tuvo dos opciones: o cambiar a otro piso asistido compartido con otros jóvenes o bien ser acogida en casa de una familia. «La forma de vida que me imaginaba en un piso asistido era muy similar a la que ya llevaba, con normas similares, convivencia con compañeros y compañeras… pensé: esto ya lo he probado, prefiero la opción de vivir con una familia de acogida, a ver qué tal va». Por otro lado, Joaquim explica que una habitación de su piso quedó vacía y paralelamente supo de la situación en la que se encuentran los y las jóvenes que salen de los centros de tutela de la Generalitat. «Me parecía muy absurda la situación y a la vez conocí la iniciativa del Acoge y pensé que a mi no me costaba nada acoger. Siempre me ha gustado estar acompañado.»

Farah y Joaquim hacen el ejercicio de recordar las primeras semanas y las costumbres que los dos han ido integrando a lo largo de estos meses.  «Viviendo aquí he aprendido a dormir sola, era la primera vez que dormía sola. También he aprendido a perder el miedo a los perros, ya somos amigos con Guli«, Farah ríe y mira el perro de Joaquim.

«Nuestra convivencia ha sido mayoritariamente entre semana, y posiblemente el rato que más compartíamos era la cena» y es que  Farah dedica bastantes horas del día al segundo curso del PFI de hostelería y Joaquim trabaja. También comentan que, para tener cura de les tareas de la casa, prefirieron no organizarse de una manera rígida, sino que encontraron una lógica y ganas de implicarse en estas tareas: «si uno cocina, el otro lava los platos, o miramos la manera de entre los dos ir haciendo lo que haga falta» dicen.

 

De izquierda a derecha: Farah, Bàrbara (técnica del Proyecto Acoge) y Joaquim.

 

Más allá de las cenas entre semana, han compartido algunas experiencias que recordaran: des de las comidas de domingo con los familiares de Joaquim (y también vecinos), pasando por escapadas fuera de la ciudad o también las horas dedicadas a la cocina. «La cocina ha sido un tema que nos ha picado, hemos cocinado de todo: sopas, legumbres, pastas o comidas de Marruecos, sobre todo en Ramadan» recuerda Joaquim.

Después de todas estas experiencias, les preguntamos qué se llevan de haber participado en el proyecto Acoge.
«Ha sido una experiencia que, aún y no ser una sorpresa, me ha sorprendido cuotidianamente. A medida que descubría la manera de llevar las situaciones, he ido aprendiendo muchas cosas» dice Joaquim. Y Farah: «He aprendido a vivir como una familia». 

Farah se irá a vivir a Girona, pero continuará los estudios en Barcelona, y dice que así, podrá encontrarse con Joaquim algunos días.

 

 

Se nos ha hecho tarde y Farah y Joaquim han de preparado la cena de hoy: han decidido cocinar un rissotto.

 

La Farah cuina el sopar

La apuesta por la contratación y por la regularización es radicalmente transformadora

Ya hace años que la acogida de personas migradas está en el centro de muchas entidades sociales y del tercer sector. Aún y así, la urgencia y la necesidad acostumbran a centrar los esfuerzos en vías más asistenciales com son el techo y un mínimo sustento económico. A veces nos falta un espacio de reflexión sobre la construcción de futuros a largo plazo, entre otras cosas, en materia de trabajo y salidas laborales. Un día, en una charla en Girona, una persona del público preguntó a Younes cuál era su sueño. “Mi sueño? Tengo tres salidas: la hostelería, la jardinería y la electricidad, a mi solo se me permite soñar hasta aquí”, respondió dejando la sala muda. Younes tenía razón, su planificación iba a remolque de lo que el sistema le ofrece.

La urgencia y la necesidad de un trabajo a menudo hacen que a los chicos y chicas les falte poder pensar en la construcción de su futuro a largo plazo, el mismo futuro que le queda por delante a cualquier joven de 18 años. La presión por poder sostenerse y emanciparse aprieta, pero la sociedad ha de tener un cierta responsabilidad a la hora de poner en valor sus competencias y romper con la falta de oportunidades, la presión por encontrar un trabajo y a la vez la ampliación de decisiones que les permitan descubrir qué quieren hacer o qué se les da bien. Con todo, a medida que muchos jóvenes avancen en la construcción de su camino, después de haber saltado y esquivado decenas de muros, encuentran uno de nuevo, la inserción laboral.

Alguno jóvenes han querido mostrar los resultados de sus esfuerzos y compartir inquietudes y ganas de continuar aprendiendo. Hoy os presentamos a Rachid, Fadwa, Ismail, Farah y otros jóvenes vinculados a Punt de Referència que necesitan oportunidades laborales para continuar creciendo y construyendo mientras siguen formándose.

 

Las competencias adquiridas a nivel de formación reglada son importantes y suponen, no sólo un aprendizaje curricular sino también uno de social y colectivo. Además, los y las jóvenes aportan una serie de conocimientos y aptitudes que van mucho más allá de su currículum: el aprendizaje de uno y dos idiomas, las herramientas adquiridas y tantas competencias por descubrir. Los procesos de construcción de futuro de los y los jóvenes no pasa solo por encontrar trabajo. A la vez, es un pilar importante para la emancipación, la autonomía y a menudo la autoestima. La red y el entorno adulto de los jóvenes tiene un papel muy importante en la construcción de sus futuros.

A todo esto, cuándo y cómo asumiremos responsabilidades? Socialmente, se continúa poniendo la carga de responsabilidad a los propios jóvenes, jóvenes que aprovechan día a día los recursos y puertas que se les abren delante, que dedican horas con educadoras para buscar herramientas formativas, que aprenden pese a las dificultades, pese al idioma, pese a la falta de espacio de estudio… 

Por qué esta gran carga de responsabilidad a los jóvenes? Quizá en algún momento habrá que afrontar la autocrítica desde el tercer sector, desde las cooperativas, desde la economía social y solidaria. Pero sobretodo, desde la sociedad. Hablamos de acogidas de forma constante, y en pocos casos se  hacen con reflexión, planificación y escucha. La contratación, pues, es una de las acciones más contundentes y necesarias y nos tenemos que poner las pilas. Es necesario que empecemos a asumirlo como eje prioritario. Las asociaciones, las cooperativas, el pequeño comercio y las entidades empiecen a organizarse para conocer y dominar las ayudas y apoyos a la contratación y empiecen a contar con personas migradas en los equipos, no solo por tener un sector más diverso, justo e igualitario, sino porque la apuesta por la contratación y por la regularización es radicalmente transformadora.

Sara Montesinos

“La patología la estamos generando nosotros”

Educadoras, psicólogas, terapeutas y psiquiatras ponen el foco en las causas coyunturales que afectan la salud mental de la juventud migrada.

Sara Montesinos

El próximo día 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental . Este año, a pesar de la importancia que el benestar emocional tiene a nivel global y transversal en la sociedad, han saltado las alarmas por lo que se refiere a jóvenes. Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaba que entre un 10 y un 20% de los adolescentes experimentan trastornos mentales, la mayoría de ellos se manifiestan antes de los 14 años y la pandemia ha agravado de forma exponencial esta situación. El pasado mes de mayo, el Hospital San Juan de Dios de Barcelona aseguraba haber observado un incremento del 47% de pacientes atendidos en urgencias por motivos de salud mental, en comparación con el mismo período de 2020.

Según un estudio del Valle de Hebrón, una cuarta parte de los jóvenes que acuden a urgencias por motivos psiquiátricos se han auto-lesionado y según el Código de Riesgo del Suicidio, el sistema de detección de la Generalidad de Cataluña, los intentos de suicidio en adolescentes han aumentado un 27% desde la pandemia , legando hasta más de 600 casos en jóvenes de hasta a 18 años. Hoy en  día, los  suicidios son la primera causa de muerte no natural entre jóvenes de 16 a 35 años , por encima de los accidentes de tráfico, una alarma social para la que ni las administraciones ni las entidades están preparadas por falta de recursos.

Entre muchas otras cosas, la pandemia y las expectativas de futuro han agravado esta situación entre los y las jóvenes pero, ¿  qué pasa con los que han migrado solos? El  estigma, el trauma y el tratamiento en salud mental y benestar emocional son los motivos por los que en este reportaje hablamos con profesionales y no jóvenes. Más allá de las vivencias, hablamos de un sistema que provoca sufrimiento a las personas hasta el desarrollo de sintomatología o trastorno. Educadoras, psicoterapeutas, psicólogas y psiquiatras hablan de las consecuencias directas del modelo de acogida.

Marina Nadal, Mariona Sementé, Bet Termes y Alicia Garcia son técnicas de Punto de Referencia. Dos de ellas vienen de formación en psicología y acompañan a diferentes jóvenes que tienen vínculo con la entidad. “Ansiedad, depresión y estrés postraumático son las principales situaciones que afrontamos las trabajadoras en centros de menores”, dice Bet, compartiendo la experiencia de su anterior trabajo. Añade, sin embargo, que la falta de personal psicológico en los mismos centros, y en el sistema en general, provoca que haya una muy baja capacidad de diagnosis definitiva y por tanto no hay una buena detección por prevención. 

«Más allá de casos concretos, hay un malestar general», dice Mariona, «hay un malestar emocional porque las condiciones estructurales son las que son, con necesidades básicas no cubiertas y es imposible estar bien en estas situaciones, a nivel de benestar emocional es muy complicado que estos jóvenes se sientan seguros y tranquilos». Marina, que coincide con sus compañeras añade la dificultad de hablar sobre benestar emocional con los chicos y chicas. «Es difícil que pidan ayuda para algo de lo que no son conscientes, no hay conciencia de según qué malestares o necesidades, eso es lo que se enquista posteriormente”.

Mariona explica que existen diferentes factores estresantes constantes que se suman al trayecto migratorio, entre ellos está el no entender el idioma, no tener documentación o la presión que tanto las educadoras como el sistema ejercen sobre ellas y ellos. Alicia enfatiza en la necesidad urgente de resolver los procesos de regularización debido al impacto emocional que supone en los jóvenes y asegura que se han encontrado chicos y chicas con cuadros depresivos, desmotivaciones y otras dificultades, que con la renovación de NIE han supuesto un cambio y una mejora a nivel motivacional y de estabilidad emocional. 

 

Àngels Guiolà es psicoterapeuta infantojuvenil del equipo de Exil , una ONG que trabaja en la atención terapéutica médico-psico-social con personas con diferentes tipos de trauma, entre ellos, el proyecto migratorio. “Nosotras no trabajamos con diagnosis en salud mental, creemos que hay que hacer una valoración comprensiva del dolor de la persona que lega, es importante conocer el histórico del joven”, asegura Àngels. Añade que existen diferentes aspectos a tener en cuenta, entre otros, el paradigma del trauma y el impacto del mismo en la persona, así como el vínculo y ataduras con las figuras primarias en la infancia.

“Nos encontramos con cuadros depresivos, cuadros ansiosos e intentos de auto-lesiones, esto nos da respuestas ya menudo ante un cuadro traumático nos hace falta farmacología. Estamos hablando de personas que han vivido el horror, que han sufrido mucho. Es necesario poder calmar este cerebro”, explica Àngels. Hay síntomas relevantes como los descuidos, no recordar cosas que han pasado o las ausencias y otras respuestas disociativas como los brotes psicóticos, que surgen cuando las personas han sido expuestas a situaciones muy extremadas que hacen que el sistema nervioso se fragmente. Sin embargo, Angels se reafirma en que los diagnósticos con niños son injustos, “hay que ver lo global y comprender qué está pasando para desarrollar estos síntomas o trastornos”, dice.

 

Yolanda Osorio, psiquiatra y coordinadora de ESMESS (Equipo Salud Mental Sin Techo) y  del programa SATMI (atención en salud mental para población migrada), asegura que para muchos jóvenes es muy difícil hablar de salud mental o de enfermedad mental derivada del estigma. 

La experta en salud mental y procesos migratorios abre también la puerta a la reflexión sobre los códigos que se usan en nuestra sociedad  “es difícil hacer diagnosis como tal, los códigos que utilizamos en psiquiatría son códigos anglosajonas y por tanto occidentales que no están adaptados culturalmente ”, y continúa, “hay formas de expresar el malestar que no coinciden con otras personas, árabes, por ejemplo, no existe el concepto de depresión” . Según Yolanda, es muy importante este sesgo cultural y asegura que se han hecho intentos por adaptar los códigos, pero a la vez se demostra la hegemonía del mundo occidental hasta para observar la complejidad de tratamientos y culturas que no casan. «Hay que entender cómo podemos ser respectuosos y cómo poder abordar el malestar en diferentes situaciones», remarca.

También Yolanda coincide con el mismo listado de situaciones con las que se encuentra; trastornos de adaptación, de estrés posttraumático, reacciones y brotes psicóticos que pueden desarrollarse esquizofrénicos. “Hay cuadros ansiosos y depresivos que hacen que los jóvenes estén tristes, sin ganas o también a la defensiva, pero con los trastornos de adaptación, ponemos la etiqueta en sí mismos cuando la tendríamos que poner fuera”.

“Más que de patología, nos gusta hablar de sufrimiento, y éste tiene que ver con las situaciones con las que los jóvenes se encuentran”, explica Yolanda, que recoge momentos de la historia premigratoria, donde encontramos familias muy ricas a nivel afectivo pero también otras muy desestructuradas. Después, está todo el propio proyecto migratorio que puede contener situaciones muy traumáticas. Cuando llegan aquí, después de todo, se encuentran en un centro, en el que no pueden trabajar, sin expectativas y sin futuro. La patología la estamos generando nosotros”.

 

Una acogida real como herramienta de prevención

 

Las técnicas y expertas consultadas coinciden en que la situación social y burocrática de los jóvenes es, en gran medida, la causante de estos efectos en su salud mental. Es por eso que proponen mejoras en el sistema , entre otras, como la reducción de la precarización y rotación de profesionales en los centros de acogida, como dice Alicia, lo que garantizaría un más y mejor trabajo terapéutico con los jóvenes, y añade que es necesaria una perspectiva antirracista para el abordaje profesional de los casos. 

Àngels asegura que hay que apostar por una formación en trauma de las profesionales de los alrededores de los jóvenes para poder acompañar a estos menores desde el paradigma de la resiliencia, además de la necesidad de una red pública que pueda atender a los jóvenes con sus especificidades .

Tanto las técnicas como Yolanda y Àngels coinciden también en la necesidad urgente de facilitar la regularización de papeles , aseguran que la incertidumbre genera mucha impotencia y frustración. «La documentación es la base, todo puede ser posible a partir de aquí», asegura Marina, «es una trampa mortal», añade Àngels.

Yolanda va más allá y asegura que a menudo se pone el foco en la necesidad de más profesionales pero que en realidad debe lucharse por cambios legislativos en relación a la ley de extranjería, el acceso a la vivienda y sobre todo la urgencia de facilitar el permiso de trabajo. “Decimos que somos un país de acogida pero no tenemos herramientas de acceso a la formación ni al trabajo, sostenemos situaciones muy precarias en las que no hay un planteamiento más allá. ¿Cuántos de estos jóvenes llegan a la universidad? Somos nosotros quienes los encasillamos con nuestros prejuicios y no ponemos expectativas, los sostenemos sin invertir en que sean personas que puedan formarse e integrarse”, denuncia Yolanda, “o ponemos el foco aquí o todo es muy complicado” .

El Proyecto Acull gana en sostenibilidad

Celebramos la incorporación de dos nuevas Fundaciones en la red de entidades colaboradoras del proyecto de acogida de juventud migrada: la Fundación Bizcabar que, con el objetivo de dar apoyo a colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión, ha otorgado uno de los Premios Bizcabar 2021 al Proyecto Acull, y la Fundación CMJ Godó que ha renovado su compromiso con los chicos y chicas de la entidad.

Sus aportaciones se suman a las colaboraciones estables de la Fundación Torres, del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat de Catalunya. Gracias a esta red de apoyo, este mes empezarán dos nuevas relaciones de acogida, que se suman a las 3 que actualmente ya están en funcionamiento.  A la vez, estamos finalizando el proceso de selección y formación de 2 nuevas casas acogedoras para iniciar la acogida el último trimestre del año. Esta buena noticia nos permite cerrar el 2021 e iniciar el 2022 con buenas previsiones para el proyecto y para jóvenes que espera ampliar sus horizontes de futuro gracias a los meses compartidos a las casa del proyecto Acoge.

Como en el resto de proyectos, mantenemos el compromiso de género reservando el 25% de les plazas para chicas.

 

 

Quieres hacer un voluntariado con juventud tutelada y extutelada? Abrimos plazas!

Vuelven las oportunidades para aquellas personas que os habéis planteado ser referentes de una persona joven tutelada o extutelada.  Estamos en proceso de cerrar el curso 2019-20 que ya nos ponemos en marcha para preparar el próximo. El mes de septiembre los proyectos Atenea, Referentes, GR 16-18 y Acoge contarán con nuevos jóvenes interesados en iniciar vínculos con personas voluntarias, por este motivo ya estamos realizando las primeras sesiones informativas que se intensificarán en los siguientes meses.

 

Tener referentes, emanciparse acompañados

Los jóvenes que participan en los proyectos tienen una edad que va de los 16 a los 23 años y se encuentran con el reto común de emanciparse con un contexto muy exigente, con poca red de apoyo en el día a día, y con muchas ganas de conocer personas con quien contar, con quien crecer, compartir momentos, durante un curso o quizá para siempre. Hacen frente al reto de dejar el recurso para menores al cumplir los 18 años y tirar adelante sin poder contar con el apoyo diario de su familia. Para hacerlo necesitamos la participación ciudadana mediante el voluntariado, mediante relaciones de mentoría.

La mentoría es la metodología que propone trabajar los vínculos de confianza entre las persones mentoras y los jóvenes. Este lazo facilitará el camino hacia la emancipación de la persona joven, en diversos aspectos (autoestima, conocimiento de recursos, contacto con el territorio…) En este camino, las parejas de mentoría o las personas acogedoras (en el caso del proyecto de acogida de una persona joven en casa) están acompañadas profesionalmente por una persona técnica de Punt de Referència, con tal de asegurar que el resultado sea lo más positivo posible para las personas participantes.

 

Qué debes  de saber para ser Referente?

  1.  Comprobar en el perfil de Voluntariado si cumples los requisitos que se piden

 

  1. Si es así, inscribirte a una sesión informativa mediante el formulario de inscripción de nuestra web. Tan pronto como podamos recibirás un correo informándote de las próximas sesiones informativas a les que te puedes inscribir.

 

  1. Asistir a la sesión informativa donde conocerás en detalle las implicaciones del voluntariado en cada proyecto de mentoría. Debido a la situación actual, durante los meses de mayo, junio y julio, las sesiones se realizan de manera virtual, mediante videollamadas grupales. Para las personas que, después de la sesión informativa, siguen interesadas, el proceso continuará con una entrevista personal para valorar su participación, y si esta tira adelante, acabará con una formación obligatoria grupal (ya con los compañeros mentores/as con quien compartirás este curso), específica de tu proyecto. Acabada la formación, podrás conocer ya a los jóvenes participantes con quien compartirás el curso, el momento más esperado!

 

Para cualquier duda referente al voluntariado, nos puedes escribir en: voluntariat@puntdereferencia.org