Ha llegado el día del tercer Berenar a Punt. Esta vez hablamos sobre adolescentes migrantes no acompañados con Ester Cabanes, directora de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA), Daniel Ibarz (director de la Fundación Bayt al-Thaqafa y mentor en el proyecto Referentes), Sònia Pau (periodista y activista social), Eduard Pallejà (director de la Fundación Agbar), Pilar Trenchs (socia de la entidad), Carmen Netzel y Isidre Carbonell (miembros de la Junta Directiva), Rita Grané y Laura Terradas, directora y coordinadora de proyectos de Punt de Referència, respectivamente.
Qué os pasa por la cabeza cuando pensáis en los jóvenes migrados no acompañados? El debate se ha iniciado con una ronda de presentaciones en la cual cada persona ha contestado a esta pregunta. A Eduard le vienen a la cabeza el cúmulo de sentimientos que deben de tener estas personas por el hecho de irse de un sitio para llegar a otro de desconocido y tener que hacerlo solos. El resto de personas están de acuerdo: hablamos de un colectivo que sufre la soledad y que, encima, se siente estigmatizado en el país de llegada. Sònia, conocedora del peso de los medios de comunicación en la construcción de estigmas, remarca la importancia del uso del lenguaje y explica que las entidades están teniendo un peso en el cambio de los términos y el discurso público. Sumada a la soledad y al estigma, Daniel observa una desconfianza de estos jóvenes hacia el sistema, aunque entre ellos y ellas percibe mucha fraternidad.
Estas son las características que observamos de manera más fácil entre el colectivo, pero entrando en profundidad encontramos unos jóvenes de realidad mucho más compleja y diversa. Isidre apunta que dentro del colectivo de adolescentes que han migrado solos hay personas con situaciones muy diversas y personalidades muy diferentes, pero cuando llegan aquí topan con la burocracia que les pone a todos en un mismo plano y les homogeiniza. Laura explica que el colectivo de adolescentes migrantes no acompañados son jóvenes por encima de todo, pero que el contexto es mucho más exigente para ellas y ellos que para la mayoría de jóvenes. Isidre está de acuerdo y piensa que el hecho de ponerlos todos bajo una sola etiqueta nos hace tener una percepción errónea de estas personas. Dice que nos es fácil imaginarnos un perfil de joven que no puede contar con la familia en su país de origen y con unas características muy concretas, pero la realidad es que encontramos muchos jóvenes que provienen de un entorno familiar sano, que han recibido estima y soporte familiar en su país de origen, y opina que a menudo la realidad es que a algunos los rompe cuando llegan aquí. Ester está de acuerdo. Pero, qué es lo que se puede mejorar una vez llegan para evitar esta situación?
De izquierda a derecha: Ester Cabanes, Sònia Pau e Isidre Carbonell. Daniel Ibarz, Pilar Trenchs, Eduard Pallejà y Rita Grané.
Proponemos soluciones a los puntos débiles de la acogida.
Eduard y Pilar expresan su preocupación por el futuro. Cómo podremos atender las llegadas que se prevén de una forma planificada? Como podemos afrontar este reto de ciudad y de país sin tener que recorrer a los recursos de emergencia?
Isidre se muestra pesimista porque cree que nos encontramos en un conflicto de tempos. Para poder acompañar un/a persona joven como mínimo se necesitarían 3 años, mientras que la emergencia de la administración lo hace incompatible. El volumen de llegadas previstas continua siendo muy elevado y la administración somete a las entidades a sostenerlas.
Qué se les pide a la DGAIA, a las entidades y a la ciudadanía?
Laura comparte una reflexión que le pareció interesante de un proyecto europeo en el cual Punt de Referència participa: comenta que otros países están repensando la mirada de la atención a los jóvenes de manera que se les atienda asegurando que se les respectan sus derechos, una mirada que implicaría darles acceso a muchos más servicios. En este sentido Rita reclamariía que más allá de la vivienda de emergencia, se empiecen a coordinar la educación y la sanidad, dos de los servicios más importantes deberían estar preparados para a atender a los jóvenes. Laura explica que los chicos/as que llegan con 18 años y no han cursado la ESO se han encontrado sin los punto necesarios para acceder a los cursos de post-obligatorio, por tanto no tienen acceso a la formación normalizada. En este reclamo de una mayor coordinación de los servicios públicos Ester explica que en los últimos años la DGAIA se ha encontrado por primera vez con directivos/as de otras consejerías, un hecho que mostraría el interés creciente por coordinarse entre todas las áreas. Aún así, dice, queda trabajo que hacer.
Qué cambios más podrían ayudar en una mejor acogida? Daniel (con la aprobación del resto de la mesa) propondría un debate para replantear la ley de extrangería, una ley que pone muchos palos a las ruedas a los jóvenes migrados. Las entidades también pedirían más recursos que les permitan trabajar de una manera responsable con la trayectoria de emancipación de los jóvenes, también pasados los 18 años de edad. Eduard añade al debate que se tendría que mejorar de mejorar la implicación de los municipios. Por su experiencia previa como alcalde de Rubí explica como los Ayuntamientos les cuesta tirar adelante los planes de acogida de jóvenes (y como ejemplo, lamenta el reciente rechazo contra la apertura del centro de menores en su pueblo). Para cerrar el debate, Carmen recuerda la importancia de tomar responsabilidades como ciudadanos y ciudadanas para acompañar estos jóvenes.
Así cerrábamos una tarde donde pudimos compartir un debate muy interesante, escuchar nuevas voces y entender diversas opiniones referentes a las chicas y chicos a quienes atendremos. Después de estas 3 primeras ediciones valoramos muy positivamente los debates que ha permitido el Berenar a Punt. El espacio volverá el mes de septiembre con nuevas temáticas y personas invitadas. Os mantendremos informados/as!